Capítulo 29

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- ¿Cuánto falta? - Natalia preguntó por quinta vez en menos de una hora.

- Tía, eres peor que un niño - Ernesto la regañó - quedan como 15 minutos.

Calle dormía en la fila de atrás con la cabeza apoyada en el hombro de Felipe y sus dedos entrelazados con los de Poché. Los últimos meses dormir había sido casi un lujo, así que ahora que estaba con la peliazulada y las pesadillas eran menos frecuentes, aprovechaba cada instante que se le presentaba para cerrar un ratito los ojos.

- Parece que alguien lo pasó bien anoche - Ernesto dijo bajito con un tono de burla mientras miraba a María José por el retrovisor.

- Todavía le cuesta un poco dormir por la noche - Poché giró los ojos.

- Amiga mía, yo no lo digo por eso - el chico se puso la mano alrededor de la garganta y alzó una ceja de forma sugestiva.

- Te odio - la peliazulada sonrió con ironía.

Natalia se giró para mirar a Daniela y no pudo esconder el asombro al ver el moretón que la morena tenía en el cuello.

- O sea que eso de ahorcarse era verdad - hizo una mueca como diciendo "cada quién lo suyo".

- Bueno, y ya que estamos hablando de esto aprovecho para decirles que tengo la espalda prácticamente destruida así que agradecería si no lo mencionaran - Poché dijo muy seria.

- ¿A qué te refieres con destruida? - Felipe preguntó en voz baja para no despertar a Calle.

- Cuando me veas en traje de baño vas a entender - dijo sin más.

Después de unas cuantas curvas cerradas llegaron al lugar que Ernesto les había mostrado en fotos y era exactamente igual a todas las imágenes que habían visto.

Además de las termas había un hotel bastante lujoso, un centro de ski y un spa.

- Amor - Poché le acarició la mejilla a Calle - despiértate, ya llegamos.

Daniela abrió los ojos intentando enfocar la vista y sonrió al ver las montañas nevadas frente a ella.

- ¡Qué hermoso! - se talló los ojos.

- Espérenme un segundo aquí - les pidió Ernesto antes de caminar al vestíbulo del hotel.

Regresó al cabo de unos minutos con 3 llaves en la mano y le entregó una a Poché y una a Natalia.

- Nuestros carros por el día - el chico sonrió y señaló las motos de nieve a un costado del centro de ski - tenemos acceso ilimitado, así que podemos nadar, esquiar, pedir raquetas para caminar y también cualquier cosa del restaurante.

- ¿Y el spa? - Natalia dijo con ilusión.

- Ah sí, también - Ernesto sonrió - hagan lo que quieran, lo único que no incluye es habitación.

- Ernesto, muchas gracias - Felipe le dio un abrazo - nos acabas de conocer, no tendrías por qué hacer esto.

- Por esta pelos locos yo haría lo que fuera - le desordenó el pelo a Poché - bueno, los dejo. Nos vemos en el restaurant a las 7 para cenar y bajamos de nuevo a la ciudad ¿Vale?

- ¿Cómo? - Calle lo miró confundida - ¿No vienes con nosotros?

- Tengo que hacer un par de cosas, pero a lo mejor más tarde me uno - le guiñó un ojo - si necesitan cualquier cosa digan que vienen conmigo.

VAS A QUEDARTE || CACHÉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora