Capítulo 1

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Había acabado la guerra, Voldemort había muerto, y el mundo mágico lo festejaba con alegría y júbilo, excepto por unos pocos; los que perdieron la guerra, los Mortífagos, y, aunque parezca raro, Harry James Potter, alias; el niño que vivió, pero ¿Pueden culparlo? La guerra se había llevado todo lo que amaba; su padrino, del que había estado secretamente enamorado y por desgracia nunca se confesó, Sirius Black había sido asesinado por su prima Bellatrix Lestrange. Remus Lupin había fallecido junto a Tonks, no sin antes dejarle a un pequeño Teddy como ahijado. Fred Weasley había acabado muerto también. Luna Lovegood había sido asesinada por proteger a Hermione de un Avada Kedavra de parte de Fenrir Greyback. Neville murió en un duelo contra Rabastan Lestrange. Ron Weasley había fallecido empujando a Harry alejándolo de la maldición asesina que iba en su contra.

En otras palabras Harry Potter estaba prácticamente solo, el ministerio había estado estrictamente quisquilloso sobre entregarle a su ahijado, argumentando que podría ser un licántropo o que carecía de una edad adecuada y un sinfín de peros más, la única compañía que Harry tenía era su mejor amiga Hermione Granger que también había estado extremadamente sensible después de la guerra, ambos hacía bastante tiempo que se hospedaban en la vieja casa Black en Grimmauld Place.

Ambos se encontraban en la sala esperando, sin hablarse en lo más mínimo, no era necesario pues sabían que de hablar probablemente uno de los dos terminaría llorando, lo único que se escuchaba por toda la casa era el Tic-Tac del reloj que empezaba a estresar a Harry al punto de que consideraba lanzarle un Bombarda solo para que dejase de fastidiar, pero una milésima de segundo antes de que pudiera lograr su cometido sonó la puerta y ambos chicos casi como si sus vidas dependiesen de eso llegaron a la puerta abriéndola de golpe, frente a ellos estaba a quien habían estado esperando, un hombre vistiendo un traje formal, siendo lo más peculiar sus ojos amarillos, y que si no fuese porque encontró la casa pensarían era un muggle.

— Lord Potter —Saludó con tranquilidad— Soy Dimitri Redwood, vengo de parte del ministerio de magia, departamento de adopciones y cuidado infantil, ¿Puedo pasar? —Preguntó viéndolo con calma, con esa pregunta ambos chicos se hicieron a un lado mientras sonreían nerviosos, Dimitri camino a paso tranquilo hasta la sala de estar, que Hermione amablemente había señalado, sentándose en uno de los sillones, por otro lado Hermione y Harry se sentaron en otro sillón juntos viendo directamente al hombre.

— ¡Kreacher! —Llamó al elfo domestico que su padrino le había dejado que apareció en un instante— ¿Podrías traer una taza de té para nuestro invitado? —Pidió amablemente sin dejar de sonreír nerviosamente.

— No hace falta señor Potter —Le detuvo Dimitri— No voy a quedarme mucho tiempo, creo que ya sabe por qué estoy aquí ¿No? —Preguntó lo último con una mirada tranquila que estaba empezando a estresar a Hermione.

— Si, vino para decirme la decisión del ministerio mágico sobre mi petición de hacer valer mi derecho como padrino del huérfano Teddy Lupin —Respondió Harry con la formalidad que el asunto ameritaba, una formalidad que había estado practicando con los retratos Black por días con tal de que no saliera mal.

— Correcto, Lord Potter, lamento verme en la obligación de informarle que su petición de obrar su derecho como el padrino de Teddy Lupin ha sido rechazada —Sentenció el hombre logrando que Hermione necesitara apoyarse en Harry para no caer y que el propio Harry quedase como piedra sin poder entender.

— ¿Por-por qué? —Preguntó entre tartamudeos el chico sin poder evitarlo, había preparado un sinfín de archivos y formas, había jugado al juego de política del ministerio, todo, para que no hubiera posibilidad a un rechazo y aun así ahí estaba; no le permitirían cuidar a Teddy.

— Los motivos son varios: el primero; su edad, apenas tiene 18 años, sería un niño criando a otro niño. Segundo; no tiene empleo, entendemos que usted es el beneficiario de una gran suma de dinero pero eso no evita que consideráramos esto a la hora de tomar esta decisión. Tercero; el pequeño carecería de una figura materna, que se consideró algo particularmente preocupante al momento de considerarlo. Cuarto; su historial delictivo, no podemos negar que dichos actos fueron cometidos con el fin de salvar otras vidas pero no por eso es menos preocupante que el joven Lupin pudiera aprender de estos. Y quinto; su estado actual, no deseo insultarlo Lord Potter por todo el bien que ha hecho a la comunidad pero no podemos negar que usted es un superviviente de guerra que por desgracia ha dejado cicatrices en su psique y no podemos aceptar que alguien mentalmente inestable crie a un niño. Lo lamento Lord Potter —Se disculpó después de enumerar las razones.

¿Evans?... No, Peverell y ¿Serpientes?Where stories live. Discover now