Gon enamorado

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POV Killua

Ahí estaba él, siendo obligado a salir de su rutina, después de otro absurdo día de una existencia sin ningún sentido ni deseo de proseguir gracias a lo que le había ocurrido un par de semanas atrás con su ahora ex novio Illumi, quien había cortado con él, diciéndole que amaba a un tal Hisoka; el sujeto con quien lo había encontrado engañándolo y con quien resultaba llevar una relación paralela desde hacía ya varios meses.

El caso es que su hermano mayor, Milluki, un diseñador reconocido, desde el día del rompimiento no dejaba de atosigarlo con que no podía dejarse abatir y debía seguir con su vida, olvidándose del manipulador traidor y buscar algo mejor; algo digno de él, algo que por supuesto haría, pero a su manera y no a la del mayor; aunque eso de buscar algo mejor era un asunto que definitivamente no estaba en su intención hacer porque pretendía recuperar a Illumi, pero por supuesto primero lo lastimaría lo suficiente para que se arrepintiera de haberlo dejado.

Como fuera, este día había conseguido, por medio de hostigarlo hasta el cansancio y sermonearlo como si fuera una madre parlanchina, que lo acompañara a un absurdo café porque según él, necesitaba distraerse y fijarse en las personas a su alrededor; olvidándose de los libros de derecho, carrera que estudiaba y de sus amados videojuegos, que eran los que estas últimas semanas ocupaban toda su atención. Sin embargo, y siendo sinceros, él ya sabía que la única razón para acercarse a ese lugar era para ver al camarero que atendía las mesas; eso era algo que había sabido por Chrollo, el socio de Milluki en la tienda que ambos tenían en el centro, un lugar muy concurrido por las estrellas. 

-Eres un cínico y un hipócrita.– Murmuró molesto al verse siendo jalado hacia la entrada del lugar; un café algo singular, pero no estaba de más decir que era un sitio lindo, acogedor y que se notaba muy concurrido pues casi todas las mesas estaban ocupadas.

-¿Qué manera es esa de hablarme, niño insolente?- Respondió el mayor ingresando al local sin prestarle real atención a las palabras del menor, en el momento que abría la puerta. –Deberías estar agradecido de tener un hermano mayor grandioso como yo que se preocupa de que no te quedes en el autismo y te vuelvas ermitaño por culpa de ese manipulador indecente.- Añadió el mayor, provocando molestia en el menor.

-No me hables así... Y no me trates como si fuera un niño, yo puedo cuidarme sólo y no necesito que me vigiles.– Dijo el menor, entrando tras el mayor; se notaba, sinceramente, bastante molesto.

-Ya cállate, enano, y sé menos arisco, que no quiero que me espantes al lindo camarero que viene para acá.- Le respondió el otro sin preocuparse ni interesarse en lo que decía el menor.

-Por lo menos reconoces que lo único que vienes a hacer aquí es a coquetearle a alguien y no te interesa mi estado, eres un descarado, hermano.– Añadió el menor fastidiado y con algo de sarcasmo, sobre todo por estar allí sin realmente querer estarlo.

-No lo negaré; pero aparte de observar a ese hermoso espécimen, aprovecho el viaje para hacer que tú, niñato malagradecido, salgas de tu burbuja frente a la pantalla y que te relaciones con tu prójimo.- Agregó burlón, atrayendo la mirada asesina del menor que veía el interior del lugar sin mucho interés.

-Déjate de estupideces, Milluki, yo socializo perfectamente en la universidad y en el despacho de papá, así que no te preocupes por mí y haz tu vida tranquilo.- Añadió el menor girando para marcharse.

-Que dije que no, tú te quedas aquí, mocoso engreído y estirado... Ya me costó mucho traerte y no me harás hacer un escándalo, porque sabes que soy capaz de ello.– Murmuró burlón, atrayendo la mirada desconfiada del menor que ya sabía lo que ocurriría si provocaba al mayor y al final solo se cruzó de brazos, esperando que los atendieran. Esto era una total estupidez, parado en medio de la entrada de ese estúpido café cuando debería estar pensando en una manera de recuperar y a la vez vengarse de Illumi... Algo debería hacer para ello...

POV Gon

Para él, hasta ese momento, había sido un día como cualquier otro. Otro día más en su rutina desde hacía cinco años. Todo comenzó con la llegada de aquel pequeño bebé a sus brazos, aquel que cambió su vida por completo, dándole un giro de 360 grados. Pero nunca se arrepentiría de haber tomado al bebé en sus brazos, hija de su difunta prima, fallecida en un accidente de coche que conducía su marido y donde solo la pequeña infante había sobrevivido. Como único pariente directo él se encargo del bebé, su pequeña Alluka, su adorable niña inquieta. Su hija, aquella que le alegraba todas las mañanas, le divertía todas las tardes y que le acompañaba todas las noches. No podría vivir sin ella, sin su risa, sus ojos brillantes, ni sus travesuras. No, no se arrepentiría nunca de haberla tomado.

Gon no podía evitar sonreír mientras llevaba los platos a la cocina, donde Kurapika estaba en ese momento preparando un delicioso pastel de frutas del bosque. Este levantó la cabeza al verle sonriendo.

-¿Pensabas en Alluka, cierto?– Preguntó, mirando la tarta con atención. -Siempre pones esa sonrisa de padre embobado cuando piensas en ella.-

-Sí, pensaba en ella, en cómo le estará yendo en su primer día de preescolar.– Respondió, dejando lo platos en el fregadero y tomando uno de los pedidos que le habían ordenado, un trozo de tarta de queso de la nevera. -Alluka es muy inquieta y me ha costado dejarla allí, estaba a punto de ponerse a llorar.– Suspiró nervioso, como todo padre cuando debe separarse por primera vez de sus hijos para que comenzaran a ser algo más independientes.

-Estará bien Gon, no te preocupes. Alluka es muy buena niña, la educaste bien. Es algo inquieta pero hará amigos pronto, ya verás.- Respondió Kurapika, tranquilizándolo. Gon le miró y sonrió asintiendo y saliendo de la cocina. Kurapika suspiró y sonrió bonachonamente, viéndolo salir. -Alluka no pudo tener mejor padre.– Murmuró, volviendo su atención a la tarta.

Gon salió fuera, encontrándose, tras el mostrador del bar y sonriendo, a Zushi, uno de sus camareros y chef ocasional y también uno de sus amigos, que pasó por su lado en dirección a la cocina dispuesto a ayudar a Kurapika. Observó el lugar lleno de gente, aquel que tanto esfuerzo le había costado conseguir y que gracias a sus amigos había conseguido volver popular entre las gentes del barrio, que venían casi todos los días a probar los cafés, tés y dulces que preparaban a diario.

Vio a Leorio acercarse, el joven chico parecía un poco desesperado mientras venía por el pedido de la tarta de queso, mientras Gon iba a servir el pedido de la mesa 2.

-Ha vuelto de nuevo, me siento acosado cada vez que viene.- Murmuró desesperado el mayor. Gon sonrió sabiendo a quién se refería.- Está en la mesa 7, en la de siempre, ¿me está mirando, cierto?– Preguntó incomodo.

Gon se rió levemente mirando por encima del hombro de su camarero y amigo, viendo al chico al que este se refería. Un grueso chico de piel clara y ojos rasgados, que desde hacía un tiempo venia prácticamente todos los días al café y se la pasaba observando a Leorio lanzándole miradas coquetas.

Se sorprendió al ver que este venía acompañado de un chico al que nunca había visto por el lugar, pues por lo general las veces que había visto a Milluki, como se presentó a Leorio en una de las tantas veces que apareció por el café, este venía con un joven alto y que parecía un modelo.

Este chico no era ese; jamás lo había visto antes. Debía ser un poco menor que Milluki, de piel extremadamente clara y una expresión ceñuda y de disgusto, como si hubiera venido a la fuerza, que hizo que Gon sonriera ampliamente, sintiendo una calidez extraña envolviéndolo.

No se dio cuenta de que había estado observándolo por un largo tiempo, sin responder a Leorio, hasta que este lo llamó.

-Gon, no te vayas por las nubes y respóndeme, ¿está mirando?– Preguntó Leorio, que no se sorprendió de que el jefe del local se despistara. Gon lo miró aturdido y sacudiendo levemente la cabeza respondió. En su mente se había quedado grabada la imagen de aquel chico.

-Ah, sí, sí, está mirando.- Respondió sonriendo, mientras se alejaba a servir el pedido a la vez que Leorio suspiraba tras él. Gon miraba de reojo al chico que acompañaba al acosador de Leorio, con interés. Sentía algo cálido y nervioso recorriéndolo cuando lo miraba.

[KilluGon/GonKillu] Amor EngañosoWhere stories live. Discover now