Una cita

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POV Killua

La rutina de Killua singularmente se mantuvo sin variar mucho después de eso, ir a ese café se estaba volviendo algo constante que no pensó pasaría, pues le había dicho a Milluki que no pondría nunca más un pie allí, pero extrañamente después de casi un mes de asistir casi diariamente había olvidado sus propias palabras y la rutina ya se había vuelto una necesidad tan grande como la del mayor, sobre todo porque increíblemente todos los días había algo nuevo y delicioso que probar que le hacía olvidar momentáneamente sus preocupaciones y dilemas mentales, sin darse cuenta que solo entrar allí aliviaba todo su estrés. 

Por supuesto, sus clases iban bien, como siempre. Él seguía siendo perfecto en cuando a sus estudios, pues jamás dejaría que su situación emocional afectara a su futuro y con su nuevo plan a vista, su cabeza y sus emociones ya estaban mucho mas controladas. Además, también había estado pendiente de Illumi y su gran historia de amor con el imbécil ese que se lo había quitado, el llamado Hisoka; y aunque no lo seguía él mismo, tenía a alguien que le contaba todo sobre la vida del manipulador que lo había engañado y trastornado de amor; volviéndolo insensible a notar otra cosa delante de sus ojos que no fuera solo lo que él quería ver, incluso estaba cegado a notar que lo miraran o fueran especialmente atentos con él de una manera totalmente notoria como lo estaba siendo el dueño de la cafetería a la que solía ir. 

Una tarde, como las otras, había llegado a la exclusiva tienda de Milluki, que quedaba cerca de su universidad, entrando y llamando la atención de todos por su elegancia y porte altivo y arrogante. –Hermano.– Dijo, entrando a la parte trasera sin pedir siquiera permiso, sorprendiéndolo. 

Milluki se sorprendió de verlo y rápidamente lo saludo. Chrollo, que estaba en una oficina cercana a la de Milluki, se asomó, pues hacía ya casi un mes que no lo veía por ahí. –Hola Killua.– Dijo, mientras el joven alzaba la mano para saludarlo. 

-Esto sí es una sorpresa.– Dijo algo burlón Milluki. -¿Qué trae al príncipe de los amargados por mi tienda?- Killua lo ignoró y se sentó en una silla frente al escritorio del mayor. 

-Necesito que me lleves.– Dijo con simpleza. El mayor alzó una ceja curioso, Killua nunca pedía nada, y mucho menos a él.

- Y... ¿A qué viene tu petición tan repentina?- Preguntó el mayor interesado, apoyando sus codos en la mesa con una sonrisa divertida y con la barbilla apoyada en sus manos juntas. 

-Papá se llevó mi mercedes y no tengo cómo llegar al despacho.– Agregó con simplicidad Killua, con un tono mucho más normal en él. Desde hacía ya un par de semanas Milluki había notado al joven ya mucho más similar al antiguo, al que conocía antes de todo lo ocurrido con Illumi y pensaba que se había ya recuperado de todo eso, por eso había dejado de hostigarlo y hacerle preguntas... Por eso, ahora verlo con esta actitud altanera y mandona de cierto modo le alegraba y tranquilizaba.

-Bien, te llevo, pero primero me acompañas a tomar algo.– Añadió Milluki, sonriendo travieso con claras intenciones de aprovechar la oportunidad, si iba a llevar a Killua por ese lado perfectamente podía pasar por segunda vez ese día al café de su bombón. 

El menor alzó una ceja, suponiendo para donde iba la invitación, pues se sabía el camino hacia el despacho de su padre y veía claramente las intenciones del mayor en la expresión de su rostro, se levanto rápidamente y comenzó a caminar hacia la salida. -Está bien, pero tú pagas.- Añadió con seriedad, sorprendiendo a Milluki con el hecho de que no se negara a acompañarlo.

El camino hacia el café fue como antes, por lo menos ahora Killua hablaba, le relataba cosas de la universidad, incluso respondía burlón y sarcástico a sus bromas burlonas y sarcásticas, lo que ya era un símbolo de gran avance y de que ya no estaba sumergido en el mundo de la desilusión, apatía, odio y venganza que tenía antes, porque se le veía en los ojos que eso no quedaría así, sin embargo, ahora podía notar nuevamente ese brillo de determinación limpia que antes tenían los ojos del menor a su lado. 

Llegaron al café a los pocos minutos y luego de bajar del vehículo entraron, siendo recibidos por Leorio, quien se sorprendió de ver a Milluki a esa hora. –A poco no me esperabas terrón de azúcar hermoso. Sé que me extrañabas por eso prefería darte una sorpresa.– Añadió Milluki, rozando su rostro con una mano y avanzando hacia una mesa sin esperar a que Leorio saliera del shock momentáneo causado por la caricia del mayor. 

Killua solo suspiró y avanzó mientras sentía que lo observaban, pero no dijo nada, solo siguió a Milluki a la misma mesa que el mayor y él habían ocupado la última vez que lo había acompañado al lugar... Cómo olvidarla después de las estupideces que Milluki había hecho aquella vez... Por lo menos esperaba que esta vez se comportara.

[KilluGon/GonKillu] Amor EngañosoWhere stories live. Discover now