Situación incómoda

1.2K 111 36
                                    

POV Killua

Los hermanos Zoldyck salieron de la habitación de Kalluto algunos minutos después, con Kalluto atrás de Killua sin parar de hablar. Por supuesto la menor seguía insistiendo en esa extraña idea de salir después del almuerzo a comprar sin decirle a Killua a qué lugar irían ni mucho menos qué necesitaba comprar.

-Si no me lo dices te juro que no iré a ningún lugar y menos te llevaré en mi coche.– Amenazó el mayor mientras se encaminaban hacia el comedor, Kalluto sonreía divertida y lo empujaba por la espalda mientras el mayor alzaba una ceja, mirándola totalmente desconfiado. 

-No seas así de regañina, hermano, ya lo verás cuando lleguemos allí. Puedes esperar un par de horas para saber, ¿no? Tú nunca eres tan ansioso con algo.– Decía la menor, no dejándose intimidar por los ojos fríos y la expresión seria en la cara de Killua. –No desconfiaras de tu única hermanita menor que te ama con todo su corazón, ¿no?- Preguntó haciéndose la inocente.

-Por eso mismo desconfío de ti, Kalluto... Siempre que se te mete en la cabeza algo, termino haciendo alguna estupidez y pasando las vergüenzas más absurdas e innecesarias.– Reclamó el mayor.

-Aish, hermano, que exagerado eres. Si lo dices por la vez que fuimos al parque de diversiones, no fue mi culpa que sufrieras mareos simplemente por subirte a la montaña rusa y armaras ese escándalo al bajar.– Agregó la menor defendiéndose. 

-¿En serio no fue tu culpa? Yo recuerdo que fuiste tú la que causó que yo armara ese escándalo cuando se te ocurrió subirte sin asegurar tu cinturón para "sentir la adrenalina".– Dijo Killua, provocando que Kalluto se ruborizara. –Y no estoy hablando solo de eso, sino también de la vez que te metiste en la jaula de los leones para reclamar por el trato injusto que sufrían los animales, o la vez que me hiciste parar en plena carretera porque había una anciana con una bolsa enorme y cuando llegamos a su casa casi nos secuestran.– Decía el mayor, enumerando situaciones. 

-No nos raptaron, solo querían agradecer, y lo de los leones fue una causa justa, hermano.– Reclamaba la menor con un pucherito en el rostro.

-Olvídalo, me mantendré a salvo todo el resto de la tarde, puedes ir tú sola a comprar, ya hice mucho contigo, además, quiero jugar videojuegos.– Dijo Killua mientras llegaban al comedor.

-Joven, el almuerzo ya está listo, les serviremos enseguida.– Respondió una de las sirvientas mientras ambos se sentaban en la mesa.

Kalluto obviamente no se rendiría. –Oh, vamos, hermano, puedes jugar todos los días y desvelarte con esas cosas, para un día que te pido hacer algo conmigo, necesito que me lleves.– Añadía, colocando ojitos de cachorro adorable. 

-No salgas con eso, yo no juego videojuegos en la noche, esa es la hora de dormir.– En cuanto eso salió de la boca de Killua con total seriedad, Kalluto comenzó a reír como loca, provocando que el mayor se sorprendiera y alzara una ceja sin entender. 

-Hahahaha. ¿Te...? Hahaha. ¿Escuchaste, hermano? Hahahah.- Decía entre risas la menor, apoyándose en la mesa mientras Killua la miraba algo molesto. 

-Por supuesto que me escuché, qué te crees, enana.– Añadió sin comprender las palabras de Kalluto aún. 

-Ay, hermano, desde que empezaste con esa adicción todas las noches son sagradas para ti para jugar videojuegos.– Agregó Kalluto, provocando que Killua repentinamente procesara todo el tiempo que llevaba sin jugar videojuegos de noche. De hecho, desde que conocía a Gon, ya no eran necesarios a esa hora, porque se dormía plácidamente. Sin poder evitarlo se sintió incomodo y desvió la mirada, ante los ojos astutos y curiosos de Kalluto. 

-Oh... ¿Acaso hermano ya no juega?- Esas palabras atrajeron la mirada del mayor.

-No sé de qué estás hablando, y por supuesto que no tengo que jugar videojuegos todo el tiempo, eso es para niños, y yo tengo otras cosas en que pensar.- Empezó a defenderse sin poder evitar sentir la incomodidad, aunque la disfrazaba completamente en su seriedad habitual. 

-Como tu nuevo novio, ¿no?- Preguntó rápidamente Kalluto, sin darle tiempo a pensar. 

-Sí, así es.– Respondió, provocando una amplia sonrisa en la menor. –No, digo, yo...- Demasiado tarde, Kalluto ya estaba totalmente feliz. 

-Ya lo sabía yo, por eso hermano duerme tan feliz y ya no se desvela.– Empezó a decir sonriente y totalmente convencida. Killua no pudo evitar en ese momento recordar lo sucedido la noche anterior con Gon. 

-No... Eso no tiene nada que ver.– Respondió, tratando de salir de esos pensamientos. Increíble, ahora sentía las mejillas levemente tibias. –Yo hablaba de mis estudios, Kalluto.– Agregó, pero ya era muy tarde, la menor ya estaba totalmente feliz y nada le quitaba la idea.

-Hermano, eso es genial, ya quiero conocerlo, debe ser alguien increíble. Yo prometo tratarlo como si fuera mi hermano de verdad.– Decía Kalluto, predispuesta y animada. 

-Escucha, ya deja el tema, te llevaré, ¿sí? Iremos a tu tienda, pero deja de incomodarme con esta plática absurda para que te cuente cosas.– Fin de las palabras de la menor, que lo miró con una gran sonrisa. 

-¿En serio?- Preguntó con una mirada desconfiada. 

-Sí, sí, lo que tú quieras, pero deja de hablar de eso.- Agregó Killua. No sabía por qué tanta incomodidad, pero supuso que era porque repentinamente había recordado lo que había pasado con Gon la noche anterior y de solo pensar en ello... Ash... No quería ponerse a recordar esos besos... Esa boca... Esos toques...

-Entonces ya quiero que lleguemos allá. Debes prometerme que me ayudarás a cargar todo, hermano.– Agregó el menor mientras Killua estaba metido en su mente. –¡¡Hermano!! ¡¡Yah!! ¡¡¡Hermano!!!– Decía Kalluyo, moviendo su mano delante del rostro algo molesto de Killua, que después del segundo grito la miró.

-Sí, está bien, lo que tú quieras.– Agregó, no notando a qué se había comprometido. Increíble que se rindiera tan fácil sin dar lucha como siempre... Todo era culpa de Gon y su cita del día anterior.

-¡¡¡Wiiiii, genial!!!– Dijo la menor, levantándose de la silla, justo en el momento que llegaba la sirvienta con el almuerzo para ambos.

El almuerzo fue tranquilo para Killua, por suerte Kalluto se había tranquilizado y ya no hacía preguntas ni comentarios incómodos. Por supuesto el almuerzo no estuvo lo suficientemente bueno, pero como Killua decía, estuvo "comible", y ambos hermanos disfrutaron un par de horas en ello.

Lo que siguió después de eso fue extraño y totalmente inesperado, porque estaba bien que se había comprometido a llevarla a la tienda esa, pero sería en tal vez un par de horas más, y en ese tiempo de espera Killua estaba decidido a jugar videojuegos, en específico su amado Starcraft que tenía abandonado desde que había conocido a Gon, pero nada más sentarse en su cama frente a la pantalla de 45 pulgadas cuando Kalluto entró por la puerta, reclamando su presencia y haciéndose notar ruidosamente. 

-Hermano, ¿qué haces?- Preguntó curiora, haciendo suspirar a Killua. 

-¿No es obvio?– Respondió sin mirarla, totalmente atento a la pantalla. La menor lo ignoró y se dejo caer como una bomba a su lado en la cama. 

-Pero no tenemos tiempo para eso, hermano. Debes cambiarte para que nos vayamos a la tienda.– Agregó con una sonrisa traviesa la menor. Killua, por supuesto, si no estuviera metido hasta la última neurona en la pantalla, habría notado la expresión de su hermanita, pero para su mala suerte no lo hizo, o sabría que tendría un paseo muy poco habitual.

-Escucha Kalluto, acepté llevarte, pero no voy a cambiarme, estoy bien así, ya salimos y no te quejaste por cómo iba vestido antes.– Respondió Killua, aún mirando la pantalla y destruyendo todo a su paso. 

-Sí, pero no puedes vestir eso donde iremos o nos causaras problemas.– Añadió Kalluto, justificándose ante un medio distraído Killua. 

-Dices que mi ropa no es lo suficientemente buena para ir a ese lugar. ¿A dónde rayos...?- No pudo terminar porque Kalluto lo había tomado del brazo para jalarlo hacia su habitación.

-Deja de preguntar y entra en la habitación, hermano.– Dijo la otra, mientras era mirado por un sorprendido Killua que no se esperaba que su hermanita lo jalara de esa manera y lo metiera en su propia habitación sin preguntarle nada. 

-¡¡Yah!! Kalluto, ¿qué rayos haces?- Dijo mientras la menor se metía de cabeza en su propio armario, para buscar algo de ropa.

-No me colocaré tu ropa, Kalluto, de por si me queda pequeña y es de mujer. ¿Te volviste loca?- Preguntó el mayor incrédulo, entonces notó la ropa que llevaba su propia hermana menor. Kalluto lucía tan... Como decirlo, ¿común?

Sin esperarlo Killua frunció el entrecejo, suponiendo lo que Kalluto quería. –Claro que no te colocaras mi ropa, hermano, por eso compré algo para ti el otro día. Siempre he querido salir contigo de esta forma, lo pasaremos genial.– Añadió la menor, por fin asomándose desde el armario con un par de bolsas. –Esto te quedará genial, hermano.– Agregó, sonriendo divertida.

Killua se hizo hacia atrás solo por reflejo, como si el contenido de la bolsa estuviera envenenado o algo así. –Ni lo pienses, no me pondré lo que sea que haya allí.- Agregó el mayor con molestia obvia en su cara. 

-Lo harás. Además, prometiste llevarme y cargar lo que sea que yo compre, y para hacer eso tienes que ponerte esto.– Añadió la menor con un pucherito, totalmente decidida. 

-No, yo... Yo no voy...– Empezó a reclamar Killua mientras Kalluto lo empujaba a la cama y se subía encima para dejarle la bolsa sobre el pecho. 

[KilluGon/GonKillu] Amor EngañosoWhere stories live. Discover now