태 02. Aislamiento 국

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Es solo un domingo más, pero ninguno es igual, es en este momento que me doy cuenta de qué tan rápido pasa el tiempo, se ha acabado otra semana de las tachadas en rojo, tres semanas eternas en las que mi mente no aceptaba nada de lo que ha pasado

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Es solo un domingo más, pero ninguno es igual, es en este momento que me doy cuenta de qué tan rápido pasa el tiempo, se ha acabado otra semana de las tachadas en rojo, tres semanas eternas en las que mi mente no aceptaba nada de lo que ha pasado. Hace un mes todo parecía tan real, tan puro, tan lejano a lo que somos hoy por hoy. ¿Qué si me he sentido abandonado? Si. Esperar se ha vuelto parte de mis días tanto como respirar, porque la esperanza es lo último que se pierde ¿verdad?.

Yugyeom no volvió a hablarme, no mensajes, no llamadas. Jamás intentó venir a casa a saber si sigo vivo después de haberme roto el corazón de esa manera tan cruel, se habrá dedicado a estudiar para su examen final antes de la universidad, estoy seguro de que no ha encontrado oportunidad de acercarse a casa. Mi madre niega el no haberlo dejado entrar, repite sin cesar que él jamás ha tocado la puerta de entrada, a veces creo que me miente, he leído los miles de mensajes que ella le ha escrito desde su celular pidiéndole que no vuelva a escribirme, que no estoy bien, que está preocupada, incluso uno que otro invitándolo a hablar, a excusarse porque mí mamá no entiende porque me ha traicionado, pero es más doloroso para mi porque sé que él ha sido su segundo hijo desde que nos conocimos. ¿Puede acaso ignorar a mí madre como lo hace conmigo?.

Estoy seguro de que debe haber perdido el celular como hace unos meses y por eso no contesta.

Los días pasaron a una velocidad tortuosa dejando soledad entre ellos, las madrugadas eran el momento en que me quedaba solo. Había escuchado sobre corazones rotos, brillos que se apagan, latidos que son cada día más apaciguados que te hacen preguntarte si sigues vivo; y no, no era mi primera vez, era la segunda o la tercera, no lo recuerdo, solo puedo asegurar que esta es la más dolorosa porque no solo perdí al chico que amaba, perdí a mi mejor amigo, al que mucho tiempo llamé "hermano" sin saber que la vida nos daría una vuelta haciéndonos estrellar contra el suelo.

Sentía que lo perdía todo.

Él me amaba, yo lo sabía, nos conocíamos hace siete años, suficiente como para saber lo que pensaba, lo que quería y lo que necesitaba. Me gustaba verlo sonreír con su hermosa sonrisa de ángel mientras daba pequeños saltos a mi lado cada mañana de camino a la escuela, solía reír de una forma escandalosa que despertaba la felicidad más pura dentro mío, cada vez que reía las personas nos miraban y no me importaba si algunas reían con él o de nosotros, si nos miraban con una sonrisa o con desprecio. Porque él opacaba todo a su alrededor, dejándome ser testigo de su impresionante brillo, las imágenes de ese Gyeomie tan adorable y lleno de amor atormentaban mis días, amaba a esa persona increíble, de una forma que nunca imaginé, siempre fue un chico muy tierno que le gustaba hacer feliz a los demás incluso si él no lo era, y esa tarde ese adorable chico se había ido con mi última palabra, cerrando la puerta de la cafetería.

—¿Puedo pasar? —la voz sonaba apagada, cuidándome de la brusquedad, aunque era aguda y suave.

—Está abierto, Lisa. —contesté mientras me acomodaba entre las sábanas.

𝑷𝒆𝒓𝒅𝒊𝒅𝒐 𝑬𝒏 𝑬𝒍 𝑻𝒊𝒆𝒎𝒑𝒐 || 𝐓𝐚𝐞𝐤𝐨𝐨𝐤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora