태 21. Tristeza 국

2K 286 82
                                    

Busqué como un pobre hambriento de emoción entre los muebles algo que elevara un poco mí ánimo y de pronto escondido agradecí Agradecí mucho que mi tía escondiera una botella de un licor oscuro, bastante bien escondida por cierto, detrás de la hel...

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Busqué como un pobre hambriento de emoción entre los muebles algo que elevara un poco mí ánimo y de pronto escondido agradecí Agradecí mucho que mi tía escondiera una botella de un licor oscuro, bastante bien escondida por cierto, detrás de la heladera, si no hubiera buscado con tal desesperación jamás la hubiera encontrado. Desabroché los primeros botones de mi camisa, dejé mis zapatillas en la sala y me senté en la mesa con la botella y un vaso frente a mi. Jungkook me había dicho repetidas veces que no podía tomar bebidas fuertes porque podría hacerme mal, me cuidaba como si yo fuera su hermanito aunque lo superaba en edad, no evité reír algo molesto al pensar en eso.

—Su primo —pasé una mano por mi nuca, el dolor de mi espalda me estaba matando— Nada más que eso, su sangre.

Serví un vaso hasta la mitad, nunca lo había probado, pero esperaba algo parecido al vodka con jugo. Me equivoqué y demasiado. Terminé tosiendo con cara de agonía escupiendo el contenido del vaso sobre la mesa. ¿Qué carajo era esta mierda?. La verdad quería repetirlo en menor proporción.

¿Por qué la gente bebe cuando quiere escapar de la vida al menos unas horas? Simple. Porque en el estado de ebriedad podes justificar lo que decis. Por ejemplo: el llorar hasta dormirte. Lo que sería mi realidad en este momento.

De pronto esa maldita frase escrita en un mensaje de Jimin volvió a mi cabeza, y pensé en todas las veces que he perdido mi vida intentando encontrarlo para que ahora él encontrara algo en el pantalón de mi amigo.

—Dediqué años de mi vida alguien que no me recuerda.

Tomé la segunda medida del licor.

—Y ahora él le va a dar el lugar que anhelé toda mi vida a alguien más.

Otra medida.

—Y Jungkook va a amarlo porque ya lo hizo, nunca lo olvidó, no como a mi.

Me sentía patético recurriendo al alcohol para calmar mis penas, una justificación estúpida para un llanto tan ridículo que cualquiera que me viera en esta situación lograría reírse a carcajadas de mi. Nunca fui así, yo resuelvo todo hablando y razonando con el resto de las personas, leyendo o simplemente ignorando al mundo. Hoy no soy yo, porque estoy tan afectado por mi entorno que he dejado de ser quien era, convirtiéndome en este intento de sujeto convencional que arregla su tristeza de la forma más primitiva y asquerosa que siempre he detestado: emborrachándose hasta vomitar.

Cuando me di cuenta, después de llorar un buen rato, que la opción de llegar a mi cama y dormir no iba a poder ponerla en práctica, era más probable que me cayera tres veces por la escalera antes de llegar al primer piso, opté por recostarme en el sillón de la sala, no me quedaba otra que tambalearme hasta el, como el idiota primitivo e irresponsablemente impulsivo que he negado ser durante toda mi vida.

Silencio. El hermoso y doloroso silencio, ese que te deja solo con tus pensamientos como si esperara a que te hicieras pedazos recordando tu pasado. Dicen que el silencio es la ausencia de sonido, de ruido, de todo lo que interrumpa la paz, ¿el silencio me libraría del sonido de su nombre que solo se repetía una y otra vez en mi mente?. Nadie puede hacer eso por mi, porque simplemente es algo que no va a suceder.

Mis pensamientos acompañados de la botella en mi mano fueron interrumpidos por la espeluznante sensación de ser observado, de que una persona estaba frente a mi presenciando mi inmadurez.

—¿Estas bien? —abrí los ojos apenas para observarlo, pero no contesté— ¿Taehyung? —cerré los ojos para poder escuchar su voz— ¿Tae me estas asustando, qué te pasa? ¿Podes aunque sea responder una vez? ¿Por qué lloras? No me digas que sos de esos que toman y lloran como colegialas abandonadas. —se rió— En serio, ¿todo esta bien?.

—Si… —pronuncié apenas con la lengua casi dormida por el alcohol.

—¿Qué tomaste? ¿Y cuánto? Apestas a alcohol —Jungkook me miraba con los ojos brillosos,  mientras yo sonreía como estúpido al pensar en que se veía hermoso preocupado por mi— Taehyung, ¿por qué haces estas cosas?, al menos hubieras esperado a que llegue y tomábamos juntos. Mirate, sos un desastre.

—L-lo siento Kookie, siempre soy un problema para vos.

Me abrazó tratando de sentarme contra el respaldo del sillón, su piel quemaba la mía y dolía, se sentía tan real ese dolor intenso debajo de sus dedos. No quería caer en lo que él era para mi, no quería dejar mi dignidad por alguien que no me correspondería y no quería volver a ser su sombra.

—¡Alejate, no quiero que me toques! —dije en un tono apenas audible— Quiero… acostarme.

—¿Por qué me tratas así, idiota?. Solo intento que no mueras ahogado en alcohol y haceme el favor de soltar la maldita… —suspiró, lo escuche— Mamá va a matarnos cuando sepa que tomaste su botella favorita.

Cerré mis ojos y tiré mi cabeza hacia atrás esperando a que la habitación dejara de dar vueltas. Las ganas de vomitar estaban ahí, presentes cada vez que intentaba cerrar mis ojos, sin embargo lo seguía haciendo solo para no ver su hermoso rostro frente a mi, con esa mueca de asco.

—Te ves bonito —confesé, una risa suave y aguda se escuchó.

—Dejá de decir idioteces de borracho, vamos a tu cuarto.

—¡Soltame te dije! —le grité, sus manos soltaron mis brazos y su cuerpo se alejó unos centímetros.

—¿Qué pasa con vos? En serio no entiendo porque me tratas así. —no respondí, las ganas de llorar eran muy fuertes— ¡Te hice una pregunta, Kim!, ¡¿por qué mierda me tratas así?!.

—Solo te quiero lejos. —sollocé tirando nuevamente mi rostro hacia atrás, dejando caer mi espalda sobre el respaldo del sillón.

—¿por qué me querés lejos, Taehyung? —Jungkook se volvió a acercar, esta vez hablando con un tono más dulce— ¿Sabes? Aunque me grites nunca voy a alejarme. Porque te quiero.

Te quiero.

Dos palabras que solo provocaron irá. Porque no me quería como yo a él, eso jamás sería así.

—¿Vas a jugar conmigo toda mi vida? —pregunté algo molesto.

—Te quiero —volvió a pronunciar tan cerca de mi que pude sentir su respiración en mi cuello, entonces abrí los ojos.

Sus labios eran rojos, como roja es la sangre que corre por nuestras venas, un color tan intenso, me tiene atrapado como si mi mundo girara a su alrededor, estaba perdido en el color que representa la tentación, el veneno, la muerte. Las misas de los domingos advertían de las tentaciones que el mal pone en tu camino para llevarte, para arrastrarte al infierno, pero jamás creí que el infierno fuera tan solo una persona.

De mi mente en estos últimos años podía esperar cualquier cosa, si alucinaba a los quince años con su imagen podía alucinar con que estuviera a mi lado y no con Park, no con alguien más, a mi lado cuidándome, preocupado, diciendo esas dos palabras.

Llevé mi mano derecha a su mejilla y la acaricié para saber si esa imagen era real, si que lo era, todo en él lo era, desde la suave piel debajo de mis dedos hasta sus ojitos cerrándose disfrutando de la caricia. Acaricié su labio inferior con mi dedo, el color rojizo natural de aquellos labios suaves no se transfería, el color de la muerte estaba en ellos y no se borraba. Lo miré por última vez a los ojos y no sabía si era yo y mi deseo por ser correspondido, o si él también deseaba que sucediera, podía prometerle a lo que más amaba que él quería lo mismo que yo, lo anhelaba con la misma intensidad, lo vi en esos orbes café que me quitan el sueño cada vez que los observaba por la mañana.

—T-Tae creo que…

Humedos, cálidos, me sentía morir en ellos de la forma más serena y al mismo tiempo despertando un frenesí de emociones dentro de mi pecho. Sus labios temblaban y me hacían desearlos más, moví los míos con torpeza debido al mareo aunque siendo consiente de que éste no era nuestro primer beso, pero sería el único que recuerde. En ningún momento me apartó, solo se fundió en mis labios como si supiera desde un principio que le pertenecían. Había sido arrastrado al infierno más maravilloso del mundo y podía sentir las llamas quemar mi corazón, hacerlo arder hasta la agonía de lo prohibido y no me sentía castigado, me sentía bendecido.

Sentí sus manos tomar mi cuello y luego nada, vacío, oscuridad. Había sido parte de un pequeño y hermoso sueño que ansiaba hacer realidad.

𝑷𝒆𝒓𝒅𝒊𝒅𝒐 𝑬𝒏 𝑬𝒍 𝑻𝒊𝒆𝒎𝒑𝒐 || 𝐓𝐚𝐞𝐤𝐨𝐨𝐤Where stories live. Discover now