·•Prólogo•·

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En la carta de invitación decía que habría siete participantes, Estella, nuestra mentora en la casa, mismo lo confirmó con su discurso de iniciación, pero contándome solo somos seis.

Todas contamos con vestidos largos y elegantes, quizás habían sido inspirados por princesas de Disney al momento de diseñarlos, porque ciertamente creo que entre nosotras no todas somos princesas hasta la punta de los pies, y es posible que en ese momento necesitábamos un empujón en temas de moda, ya sea copiando estilos animados o poniéndonos cualquiera que entrara.

En mi casa aprendí tanto del protocolo cómo de los hombres, nada, absolutamente nada.

Mi familia no es rica, pero no carece de recursos. Otra razón por la cual pensaron que mandarme aquí iba a ser una buena idea, aunque claro, nunca pensaron en que a su hija no le gustan los hombres, ni mucho menos uno que pertenezca a la nobleza. Son solo rostros bonitos que intentan controlar al pueblo por medio de su riqueza.

Hipócrita de mi parte por ser parte de ellos y venir aquí, pero no ganaré de todas formas, así que no le veo el problema.

Me tomo el tiempo de inspeccionar la casa, tres pisos, escaleras tan anchas que hacen posible que subamos las seis al mismo tiempo.

Candelabros que no hacen más que reflejar la luz de afuera, y alfombras tan limpias que te hacen dudar si en algún momento fueron pisadas.

Las habitaciones están completamente aisladas, ¿Será porque el rumor es cierto?

Algunas sí que vinieron por el príncipe. Una rubia, que aplaudió cada cosa que decía Estella, asumo que para caerle bien, Celeste, si no me equivoco, entró primera, apurada pero sin la necesidad de romper la regla de correr. En sus ojos un brillo deslumbrante, al igual que su sonrisa al ver la cantidad de dinero invertida en esta casa.

Porque es verdad, eso puede ser otra opción de por qué venir acá, el dinero, ser esposa de un futuro rey no es cualquier cosa, y menos en Siara.

Copiamos el modelo de Reino Unido, por así decirlo.

Yo no me quejo, ni me alegro, yo solo vivo aquí. Pero tenía que ser justo en el pueblo donde se encuentra el palacio, ¿Y si el príncipe visita la casa? No quiero ser expulsada tan pronto, prefiero disfrutar primero.

Mi plan no es sencillo, porque ya que vine por un rumor no sé si me esperan cosas buenas.

Conocí a personas que puedo contar con los dedos de mis dos manos, así de dificultosa fue la vida aquí, anhelo conocer a una chica, aunque sea para una amistad. Relacionarse con personas a las que solo les importa si tienes dinero es agobiante, entre princesas, eso no es lo más importante en las amistades, o al menos eso creo yo.

- Señorita Allison - me paré de mi cama, derecha como mi madre me había enseñado, esbocé una sonrisa de oreja a oreja, que me hacía pesar la boca.

- Señorita Estella - contesté.

- Usted es toda una dulzura al no llamarme por señora. Pero eso es sólo una de sus cualidades, aquí se habla mucho de usted. Todos tenemos altas expectativas.

- ¿En serio? Pues es un halago, ¿Se puede saber por qué?

- Su prima segunda, Nicolle, es esposa de uno de los príncipes, y bueno, al parecer es de familia ser una muñeca en la vida real.

- Estella, me hace usted sonrojarme.

- No es para menos. Confío en usted princesa. Por cierto, la espero en el comedor junto a las otras, comienzan las lecciones.

- Bajo en un momento entonces.

Fingir un vocabulario que no está a mi nivel no es para nada fácil, esto va ser complicado.

Mientras tomaba camino al comedor pude ver quién era la otra princesa que tenía una habitación en este piso, su cara no se me hizo familiar para nada, desaceleré, tomándome el tiempo para apreciarla.

Esto era claro, yo no la había visto antes, su vestido era blanco, y su cabello marrón oscuro, ¿Será la séptima princesa? Es hermosa, aún viendo solo su perfil.

- ¿Necesitas ayuda? - cuestionó ella, dejando de desempacar su maleta para incorporarse y mirarme a los ojos.

- No, solo iba para al comedor, pero me dió curiosidad ver que tengo una compañera de planta.

- Si, lamento que no nos hayamos presentado antes, llegué tarde. Creo que ya es un mal comienzo - ambas reímos, yo me acerqué un poco, se me dificultaba oírla desde afuera de la habitación.

- Soy Allison Torner - estreché enseguida su mano.

- Un gusto, mi nombre es Clara Lester.

- ¿Te puedo hacer una pregunta Allison?

- Por supuesto.

- ¿Soy la única que vino por el rumor?

Mi cara literalmente se deformó. Desde ahora las cosas no serían tan aburridas, o eso al menos es lo que espero.

Yo, Allison Torner, oficialmente declaro esta casa como la casa de lesbianas.

Que comience el juego.

♔ Casa De Princesas ♔Where stories live. Discover now