·•La nostalgia de mirar atrás•·

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El príncipe me estaba dando una especie de abrazo, y mágicamente eso mantuvo a Belle en su lugar. La mencionada tomó a Cynthia de la mano y lanzó una mirada a los mayordomos, inquiriendo que llevan sus maletas.

- Nos veremos más tarde princesa - Dijo ella, mientras estampaba el taco contra el piso.

Agustín me soltó a penas la perdimos de vista, y sin pensarlo dos veces comenzó a caminar hacia afuera. En ese momento le hubiese pedido explicaciones de su extraño comportamiento, pero entendí que bastante tenía ya con su discurso.

Sentí impotencia, de esas que te nublan los ojos con charcos de agua, que te deja colorada y sensible. Lo peor que pude haber hecho es pensar en Tiana y Clara, en cuánto las extrañaba. Ver que Clara jamás me abandonó, al contrario de Cynthia, pero que yo sí lo hice, sin siquiera despedirme de ella al venir acá, me hizo sentir fatal. También en Tiana, quien tiene a su novia amarrada a una boda que no puede impedir.

No tardó mucho en caer la primer gota al piso encerado. Hasta me sentí mal de haberlo mojado con mi desconsuelo.

Ya nadie vino a abrazarme. Ni las princesas ni mi familia. Estaba sola por primera vez en mi vida, creyéndome la heroína de una historia que no termina con un final feliz. No me rodeaba ningún mayordomo, y las invitadas estaban en sus habitaciones. Caí en cuenta que seré yo y solo yo en esto, por lo que me sequé la segunda gota y caminé hacia afuera.

Al salir y respirar el aire que el mar te proporciona de manera violenta en la cara, me sentí considerablemente mejor, y mi cara dejó de arder.

Miré a los costados y visualicé a un joven, no más que yo, en un bote notoriamente pequeño. Al verme y chocar miradas se deshizo de su cigarro arrojándolo al bellísimo mar azul, lo cual me disgustó.

- Hace rato que la estuve esperando princesa Allison, tiene que llegar a tiempo al discurso del príncipe Agustín - Por suerte la paga le hizo sacar lo educado, porque en sus expresiones faciales se notaba lo molesto que estaba, de igual manera no lo culpé y me subí sin chistar.

El joven remó y remó sin descansar, no faltaba mucho para llegar al punto de encuentro, repetidamente le ofrecí mi ayuda, pero se negó y finalmente me hizo quedar como una pesada que obstruía su trabajo.

¿Será que tengo que decir algo? Creo que él dirá todo, y yo solo tendré que estar a su lado, sino me hubiese avisado para preparar un discurso o al menos unas notitas ¿no? Da igual, seguro ni le prestan atención a algo que no sea este vestido. Ya quiero ver las caras de las personas al ver que me eligió a mí, seguro les sorprenderá no ver a Tiana, quien bailó con el en el baile real, pero tampoco se lo cuestionarán mucho.

Al llegar atracamos en un lugar muy bonito, que me resultaba muy familiar. Al mirar a la derecha vi la prisión del pueblo de Siara, tan horripilante cómo siempre. No tardé en darme cuenta de que aquí fue cuando vi a papá por última vez, el día seguido del juicio. Recuerdo cómo yo lloraba y me disculpaba por tener siquiera amigos, ya que en ese momento sospechaba que lo habían delatado, aunque ahora lo compruebo. Papá me repetía que no era mi culpa y que nos encontraríamos pronto.

El chico me miró con una cara extraña, me di cuenta de que era porque estaba llorando.

- Es la emoción del matrimonio - Pronuncié con la voz entrecortada, a lo que él sonrió sin muchas ganas.

Un lugar tan bonito, rodeada de un lugar donde vive gente que lo último que tuvieron fueron cosas bonitas. Es algo irónico.

Comencé a caminar, y pude ver la plataforma donde Agustín daría su discurso en la gran plaza. Es más, luego de unos minutos pude ver sus ojos brillando como gemas desde atrás del podio. Me acerqué y gente que parecía ser de la policía me guió hasta arriba luego de ver que la multitud se me acercaba demasiado. Esta es la gente con la que viví siempre, no entiendo por qué me protegen cómo si me pudieran lastimar más de lo que me lastimó quienes se encontraban arriba de la plataforma, como la reina y el rey por ejemplo.

- ¡Allison! - Mientras me tomaban del brazo subiendo a la plataforma me encontré con una gran sorpresa. Mi familia y amigos estaban junto con el resto de los habitantes. Fue mi madre la que gritó, llevaba en la mano un banderín que decía mi nombre, y eso me sacó unas cuantas risas, se notaba que estaba hecho a mano, y seguro obligó a todos a llevarlo, ya que mis allegados y amigos lo tenían también a su disposición.

Le respondí con una gran sonrisa y un gesto con el puño alzado, expresando que estaba preparada. Ubiqué a Clara, y cuando nos miramos ella con una sonrisa de lado meneó su banderín, a lo que reí y modulé tras unos segundos un "lo siento". En respuesta me sonrió y su bello rostro se iluminó. A su lado estaba Tiana, a quien se la veía mejor, seguramente porque mi madre, además de su propia familia, la ayudó y cuido estas últimas horas. Mi relación con ella está en un punto bastante sensible, en la cuerda floja se podría decir, pero yo la sigo queriendo como el primer día. Ella me mandó un beso volador, el cual la señora a su lado interpretó como un gesto entre amigas por suerte. Yo agarré ese beso y me lo pegué fuertemente al pecho, mientras que el oficial me apuraba para subir a la plataforma.

Todos empezaron a pitar y aplaudir cuando el príncipe y yo nos acercamos, como si fuera muy obvio el anuncio que estaba por hacer Agustín.

Los parejas se agarraban de las manos mientras se les escuchaba decir "Qué lindo es el amor", como si nuestra pareja fuera la prueba más real el mismo.

Agustín no tardó ni dos minutos en ganarse el corazón de todos, él siempre fue muy simpático y nunca dejaré de recalcarlo. Ese chico que jugó conmigo a una pelea de almohadas usando un pijama ridículo es quien ahora toma el micrófono y juega de príncipe.

Mientras finalizaba dando la fecha de nuestra boda se le notó un poco nervioso, y eso fue porque algunas personas, muy pocas y en el medio por suerte, no paraban de inquirir qué había pasado con Tiana, por qué yo no hablaba y otras dudas acerca de la falta de muestras de afecto públicas en este momento entre nosotros.

Entonces intenté ayudar a quien sería mi futuro esposo y me acerqué tomándole de la mano que se notaba inquieta y húmeda y le pedí por el micrófono.

- Entonces ya están enterados, la fiesta será en una semana, porque ya saben, al amor no se le hace esperar - Dije con mi mejor sonrisa falsa, y procedí a plantar un beso en la mejilla del príncipe, quien se quedó estupefacto y luego de un rato correspondió con una bonita sonrisa de ojos y boca.

La gente nunca enloqueció tanto como en ese momento, comenzaron a chiflar y los que habían estado comentando callaron. Quizás no fue algo que les hizo quedar sin palabras pero al menos los contuvo.

Miré a Tiana y me hizo una aprobación con el pulgar, total que entre lesbianas un chico no pasa, como decía ella, dudo que se haya puesto algo celosa, aunque quizás sí le dolió haberme visto con otra persona y no con ella, más allá del género.

Comenzamos a bajar de la plataforma y Belle junto con Cynthia esperaban en las escaleras para irnos, asumo yo, todos juntos en el mismo barco.

La reina me tocó el hombro y me susurró un "bien" que apenas yo pude escuchar, luego el rey hizo lo mismo. Les expresé una felicidad falsa, y me dediqué a ver como la gente que quiero se iban luciendo perdidos, mientras yo misma me cuestionaba si estaba haciendo lo correcto.


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