·•Mi primer beso•·

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Habían acabado las preguntas humillantes. Cada princesa ansiosa esperaba que el príncipe volviera del jardín para acompañarnos en la sala.

Nadie había superado mi nivel de incomodidad en los encuentros con el príncipe por lo que me contaron. Lo que al menos me tranquiliza un poco, por si se llega a enamorar de mi, aunque creo que sería absurdo.

- ¿Y cómo te fue? Sé que ya me contaste bastante, pero quiero que seas específica, no quiero que te saquen de la casa - No quería que ninguna princesa se fuera, pero en particular con la que estoy hablando sería una despedida muy triste, realmente me gusta, aunque nos conozcamos hace poco. Hemos encontrado ratos para hablar, y descubrí que tenemos mucho en común.

- Hablé muy poco la verdad, así que él terminó rápido la conversación, habrá durado cinco o diez minutos, y era él dando un monólogo.

- Me alegro.

- ¿Crees que nos separen? - Le sonreí, meneando la cabeza, si hacíamos las cosas mal, no nos podía elegir.

De pronto abrieron la puerta, era él otra vez.

- Bueno chicas, creo que ya fue mucho por hoy, fue... Un gusto, sin duda.

- Príncipe, sería un placer acompañarlo a la puerta - Ofreció Estella.

- ¿No le avisé? Me quedo a dormir - La cara de Estella parecía que se le salía de la sorpresa, hasta abrió la boca, que pronto, ante la cara del príncipe, la cerró - ¿Por qué esa cara? Esta casa también es en parte de mi propiedad - Estella, contenía su enojo en su puño, haciendo fuerza hasta que se le marcaron los nudillos de color rojo.

Mi madre me había dicho que aunque Estella, aunque a veces se comporte como una señora terca y seca, es muy trabajadora. También me habló de que había ayudado a construir la mansión con sus propias manos, más allá de que ella siempre cree que ninguna princesa puede hacer esas actividades por ser mujer, pero en su cabeza ella piensa que es la excepción, ya que no se considera una dama, al no ser una princesa.

Que el príncipe le haya dicho que este lugar es en parte de él fue una falta de respeto, porque supongo yo, solo financiaron parte del proyecto, ya que lo demás ni siquiera lo vio formarse, al contrario de Estella.

- Claro que sí Agustín - Estella abrió su mano, desplegando sus dedos rojos de la rabia.

- Tranquila Estella, no se enoje, es solo por hoy le prometo - El príncipe parecía arrepentido, y acarició el hombro de Estella, la misma sonrió y se fue de la habitación.

- Bueno... ¿Dónde voy a dormir?

Nosotras nos miramos, ¿Cree que vamos a compartir habitación con él?

- Creo yo que soy la que tiene la habitación más grande... - Celeste sonrió de manera coqueta, se ganó un pisotón de Soraya, incrédula por la respuesta de Celeste.

- No no, hablaba de una habitación que este desocupada.

- Hay una, pequeña, en el piso de Allison - Dijo Eva, restándole importancia a que me acababa de sentenciar.

- No, claro que no - Contesté.

- Sí, claro que sí, ¿Por qué lo niegas? - Justo al terminar esa frase, le cayó como agua fría que yo no quería estar cerca del príncipe - ¡No! Me olvidé que la clausuraron, había mucha humedad, mala para su pelo príncipe, ni querrá entrar ahí.

Me guiñó el ojo, al menos intentó salvarme.

- Bueno... ¿Entonces?

- La jóven Tiana tiene dos camas, las armé esta mañana, seguro podrá compartir la habitación con ella, es muy tranquila y no molestará - ¿Desde cuándo el limpiador habla? Literalmente yo intento hablar con él y solo me ignora, y ahora para colmo hace que Tiana sienta que se le cayó el mundo encima. Porque de todas es la que seguro menos quiere compartir habitación.

- N-no, yo no... Yo no puedo. Porque, ya sabe, no puedo y eso hace que... No pueda...

- Tiana, es usted tan graciosa - Rio el príncipe - Si no quiere compartir habitación no la obligaré. ¿Es que acaso me tienen miedo?

Instintivamente asentí, pero fue involuntario, lástima que Agustín vio cuando lo hice.

- ¿Me tienes miedo Allison?

- No, por supuesto que no.

- Genial, ¿Entonces puedo dormir en tu habitación? Es solo para dormir allí.

- No puedo creer que el príncipe ya me ganó - susurró Eva, iba a reírme pero con lo que se me está proponiendo tengo más ganas de llorar que de otra cosa.

- Es broma, dormiré en el sillón si hace falta. Que tengan buenas noches.

- Pero es de tarde - Dijo Doreen.

- Sí, pero suelo dormir siesta - Doreen ya ni siquiera le volvió a hablar, y comenzó a leer un libro.

Por mi parte tuve que ir al lavabo, solo para refrescar mi cara, y aflojar mi corsé.

Cuando entré al baño ocurrió un apagón.

No puedo tener peor suerte.

De igual manera se podía ver un poco por la ventana, aunque ya se estaba haciendo tarde.

Dejé caer el corsé, respiré como nunca lo había hecho.

Claro que mi vestido comenzó a deslizarse, pero no me preocupa, ya que de todas formas si alguien entra está bastante oscuro.

Como si mis palabras se hiciesen realidad escuché la puerta del baño.

Tomé con ambas manos mi vestido y retrocedí unos pasos.

- Te extrañé - No podía identificar para nada la voz, pero parecía que esta persona sabía que era yo - Te ví entrar al baño, así que aquí estoy, quizás te asusta la oscuridad, por eso te haré compañía.

La voz se acercaba, oficialmente tengo miedo, no sé quién es, ni siquiera identifico bien de dónde viene.

- Soy yo Allison, ¿Por qué retrocedes?

- ¿Quién sos?

- ¿En serio? ¿No lo sabés? ¿Y si lo adivinas?

- No quiero, dime. ¿Eres una de las princesas?

- No lo sé. Vamos, adivinalo.

Me acerqué muy poco, el ambiente era, par mí, tenebroso, aunque para la otra persona seguramente divertido.

Llegué a una figura. Comencé a acariciar su cara, sus facciones, nada me decía con exactitud quién era. Lo más fácil sería tocar su pelo, ya que en esta casa todos tienen un corte distinto.

- No no, sin trampas.

Esta persona bajó mis manos despacio.

- Te doy una pista, mucha gente me dijo a lo largo de mi vida que mi aliento es de cómo oler frutilla, ¿Quieres probar?

Pensé que se iba a acercar para hablarme, pero no.

Tomó mi rostro y depositó sus labios en mi boca. Cayeron de manera pesada, sin moverse.

Estaban húmedos, y eran grandes, podía sentirlo.

No sabía si salirme, porque cabe la posibilidad que la persona que me esté besando sea la chica que me gusta.

- Puedo ser muchas personas... Aún así ¿Dejarás que te bese?

- Sí.

Y con eso volvió a besarme, para luego de unos segundos irse, así, de la nada.

Casi fue al mismo tiempo que las luces volvieron.



¿Quién fue?





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