·•Niebla confusa•·

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Siempre creí que mi vida sería muy aburrida, común... Básica. Pero de un día a otro corro el riesgo de ser atrapada por los oficiales del pueblo.
Las sirenas siempre fueron un sonido torturador para mí. Quizás no es momento de pensar en mi padre ahora, pero se escucha igual que el día en el que se lo llevaron. Las voces, la música, el ruido de los cristales cayendo sobre el suelo... Todo me recuerda a él.

Si en este momento yo me entregara... Podría ver a papá, pensé en un acto desesperado por llenar el vacío de mi adolescencia.

- Allison, ¡Muévete! Se la llevaron al patio trasero - Anunció Agustín.

- Pero papá...

- No creo que tu padre descubra esto, mientras no nos atrapen.

- No es eso, es que...

- Después lo hablamos Alli - El uso de ese apodo justo en este momento hizo que mi cabeza no tolerara más.

Sentí como mi cuerpo no respondía mis órdenes. Y por unos segundos formé parte de la escena que hace nueve años temí pertenecer.

Desde ahí solo recuerdo empujones y gritos. El príncipe se veía muy desorientado con mi condición, pero solo lo vi unos segundos hasta que cerré los ojos.

- Alli - El ruido se había ido, y aún con los ojos borrosos y el cuerpo dormido pude identificar a alguien al lado mio.

- ¿Papá?

- Soy yo, Tiana.

En un tonto intento por abrazarla caí al suelo lastimando más una herida de la cual no era consciente de poseer.

- Perdón.

Fue lo único que le pude decir, sin haberme ubicado espacio- temporalmente, asumí que estábamos en prisión, que nos habían agarrado y que se habían llevado al príncipe. Todo esto analizado por una persona que despertó de una especie de desmayo, con la vista borrosa y un dolor en la rodilla poco usual, claro está.

- ¿Por qué me pides perdón Allison? Yo debería pedirte perdón, soy la típica tonta de la película que es atrapada por el mounstro por ser lenta - Dijo Tiana con una sonrisa forzada.

- Pero por no ayudarte a tiempo estamos en la cárcel.

- Bueno, sé que no es un lugar reconfortante pero tampoco es una prisión - Me contestó ella.

Miré al rededor, me costó mucho enfocar la vista. Vi a todas las princesas, al príncipe, a Estella y a una cantidad de pasto que poco más me dejaba ciega el reflejo que en él daba el sol.

- ¿Estoy en el paraíso? - Preguntando con la intención de aterrizar a tierra mi pregunta no parecía generar otra cosa que no fueran risas.

- Si fuera el paraíso no estaría Estella - No podía ver bien quién me respondió, se encontraba como a cinco metros de donde a penas se podía adivinar que era una princesa.

- Eva - Adiviné.

- Bueno por lo menos sabemos que no perdió la memoria - Dijo ella.

Me frustraba que nadie me explicara nada, y que el pasto fuera mi único refugio, ya que, literalmente, no me podía parar.

Poco a poco, y con la ayuda de Tiana, eventualmente me levanté.

Se me ocurrió un escenario en mi cabeza donde todos estaban complotados para entregarme a la policía. Luego recordé que nadie haría un complot con Estella, y de que por supuesto Tiana y Clara no me traicionarían.

- ¿Por dónde empezar? En el momento en que caíste al suelo pensé que quizás habías inhalado algunas sustancias por error, o no tan por error... En fin, cuando caíste al suelo caí en cuenta de que los oficiales venían. Entonces te tomé en mis brazos y...

- Contá las cosas como son - Le dijo Clara al príncipe - Amiga mía como verás tienes las rodillas lastimadas, esto es porque el príncipe te arrastró de los brazos.

- Bueno, los detalles para después - El príncipe incómodo y arrepentido aclaró su garganta y siguió - Te dejé en el baño más cercano que vi, y fue ahí cuando corrí hacia Tiana. Los jóvenes no aplicaron resistencia alguna, lo que me dio la señal de que el tomar a Tiana solo fue una distracción para que la policía nos atrapara.
Entonces junto con Tiana fuimos hacia ti, y nos las arreglamos para salir por la pequeña ventana del baño.

- ¿Cómo es que no nos agarraron? - Pregunté aún sin procesar la información.

- ¿Crees que dejaría a una chica atrás? - El príncipe gruñó ofendido - Y a un chico... - Agregó Soraya ante la falsa indignación del príncipe.

- Mi novia insistió muchísimo en esperarte, y eso hicimos, atrás de los arbustos.

- ¿Mi novia? - Me quedé totalmente desconcertada, ya que Celeste nunca quiere admitir que es pareja de Soraya, pero además de eso me cayó la ficha de que Estella estuvo presente en todo el relato, y también en este último comentario.

- Después te explico eso - Dijo Celeste un poco nerviosa - Así que concluyendo, los esperamos y gracias a unos contactos de Eva, a dos cuadras de la fiesta nos recogieron unas chicas en camioneta, nos trajeron hasta la residencia y colorín colorado este cuento se ha acabado.

Me acerqué al oído de Tiana para preguntarle por qué Estella se encontraba con nosotras, pero recibí un “shh” seguido de un beso en los labios. Del cual no me quejo.

Me ayudó a llegar a la residencia, ya que nos encontrábamos en el patio. Y para que no me tuviera que esforzar estando herida me llevó hasta su habitación.

Las demás princesas exhaustas se fueron a sus habitaciones también. Estella y el príncipe, ambos luciendo decaídos fueron por un té.

Me hubiese gustado estar presente en esa conversación, pero creo que estar acompañada por Tiana es un plan mucho mejor.

Me trató como a una princesa valga la redundancia. Me acostó en su cama y vendó mi herida. Me costaba tanto moverme que le pedí que me cambiara la ropa.
En parte fue porque en serio las rodillas me mataban, y por otro lado... Es Tiana, obviamente quería hacerla sonrojar.

Cómo dos niñas comenzamos a hablar de la vida como si no hubiese pasado nada.

Intenté besarla repetidas veces, pero cada vez que me acercaba me decía que no me moviera mucho porque me podía lastimar.

- ¿Ni un solo beso? Estoy herida... - Rogué como la desesperada que soy, y aunque se notaba que le daba vergüenza se acercó.
Sin aplastarme, a mi costado, besó y acarició mi mejilla. Susurraba lo mucho que me quería y lo preocupada que estuvo cuando me vio en el baño inconsciente.

Lo negó, pero vi como se le escapó una lágrima, cuando quise hablar más del tema, nuevamente me calló con un beso. Soy tan fácil de comprar que me conforme con el beso lento a cambio del silencio.

Me tapó con las sábanas, pidió innecesariamente perdón otra vez, y luego de que le dijera que la amaba, despidiéndose con un “yo también” se fue a dormir.

Sí, fue un lindo momento, pero ni quiero pensar en el problema que tendré mañana.

♔ Casa De Princesas ♔Where stories live. Discover now