·•Manos resbaladizas•·

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-Yo también vine por el rumor - Contesté con una sonrisa en el rostro, al menos no sería la única que estaría aquí por el propósito establecido previamente por la realeza.

- Que alivio, la verdad que me avisaron que iríamos al comedor y los nervios me mataron, ¿Acaso te sabes qué cubiertos usar?

- Ten por seguro que no, pero podemos copiarle a alguien que se siente cerca.

- Me caes bien - Dijo - Seremos buenas amigas.

En el camino discutímos cómo habíamos llegado a este punto. Ninguna tenía claro esa parte, pero sí el para qué. Clara me contaba que dónde ella vivía era aún más difícil, debido a que si alguien se enteraba de tu orientación sexual podías ser desheredado, y si no contabas con esa desventaja de igual manera se te excluía socialmente.

Por mi parte, no fue una misión imposible, jamás tuve que ocultarme, porque en realidad nunca hubo nada que ocultar. Me acercaba a una chica y en seguida me hablaba de algún chico que le quitaba el sueño... Era frustrante.

En los largos pasillos nuestras risas se convertían en eco que concluía en un silencio crepuscular.

Seguramente éramos las únicas que faltaban en el gran comedor, esa idea se alejó de mi cabeza cuando ví a la chica de pelo rubio, apurada, pero de nuevo, sin correr. Y a su lado la chica de pelo negro corto, la que al parecer en el discurso de Estella se encontró desconforme. Las únicas con las que tuve al menos un intercambio de miradas en comparación con las otras princesas que ni siquiera vi.

Salieron de la misma habitación, con el paso acelerado, susurrando, pero en voz alta. Ya que se escuchaban, pero a pesar de que parecía una discusión ellas mantenían la educación que desde lejos se puede ver que princesas con ese dinero por lo general tienen.

Nos miramos con Clara, sorprendidas, sabíamos que una de las reglas era no entrar a la habitación de otra princesa, no porque nos la hayan dicho, sino porque era un poco obvio. Si no quieren ni siquiera que seamos amigas, menos querrán que pasemos tiempo entre nosotras en las habitaciones.

Claro, en nuestro caso ya habiamos roto la regla, pero no vi cámaras, así que mi máximo castigo podría haber sido que uno de los pájaros que pasan a través de las ventanas me hubiese visto.

- Hay que apurarnos - Asentí en respuesta y aumenté mi velocidad, no es como si hubiese una hora definida para reunirse, pero como con la regla de las habitaciones, es algo que se puede intuir.

Entramos un poco agitadas, al igual que las otras dos princesas, que al parecer nos habían ganado, las encontramos cómo si nada hubiese pasado en dos de las sillas de madera.

Estella nos mandó tomar asiento.

Había cerca de ocho mayordomos atrás de nosotras, cada una contaba con uno situado detrás de la silla, hasta la propia Estella.

- Hoy aprenderemos algo fundamental, los modales en la mesa. Son princesas, deducimos que ya tienen conocimientos básicos sobre este tópico, pero queremos profundizar, para que a la hora de ser reina no sufran de papelones.

- Tomen con delicadeza el tenedor de plata que servirá para la entrada del día de hoy.

No sería una tarea difícil si no hubiese dos tenedores a mi izquierda. ¿Cuál debería usar?

Seguí a la princesa de pelo negro, que estaba a mi lado. Parecía que ella sabía perfectamente lo que hacia, así que lo tomé. Al hacerlo Estella me sonrió, confirmando que la decisión había sido correcta.

- Muy bien Allison. Las demás, sigan el ejemplo.

Poco tiempo después llegó la entrada, ¿Debería dar un bocado? No es que se vea muy apetitosa la comida, pero desde la mañana que mi estómago anhela probar algo, aunque sea esto, una ensalada de color únicamente verde.

Justo cuando iba a probar el almuerzo el mayordomo retiró mi plato, al parecer no fui la única que se sorprendió ante este acto, ya que la princesa del frente, de la cual desconozco el nombre, miró con confusión al igual que yo, seguramente pronto servirían el plato principal, de todas maneras la chica no se apenó de demostrar su disconformidad.

- ¿No comeremos? - Preguntó ella, de pelo castaño claro, facciones definidas y ojos color esmeralda.

- Princesa Doreen, vinimos a aprender, no a comer - Por ahora entonces solo conozco el nombre de tres princesas, Clara, Celeste y Doreen. Me faltan otras tres.

- Mire señora, yo no vine desde muy lejos para que me mataran de hambre, además soy una visitante recurrente de este sitio, jamás había sido tratada de esta manera.

Otro dato, muchas princesas vuelven a participar, aunque esta es mi primera vez, pero puedo notar cómo algunas ya vienen desde hace tiempo.

Es que cada vez que un príncipe llega a la edad de dieciocho años ya las princesas se preparan, muchas veces quedan las mismas seleccionadas, por la cercanía de las elecciones, al ser una al año no es cómo si la edad entre el príncipe y la princesa sea de una diferencia muy grande.

Además es difícil que una princesa distinta quede seleccionada, hay muchos factores que intervienen.

En mí, sospecho que es mi descendencia, bastantes mujeres de mi familia fueron esposas de algún príncipe. Pero este año es diferente, no se nos prepara para ser princesa, no, esta vez es para ser reina, porque el príncipe es el heredero al trono.

¿No es emocionante? Reírse a espaldas del príncipe y estar con las chicas que en un futuro podrían quedar como reinas.

- Doreen, ya lo hemos discutido, no se eleva el tono en la mesa, eso no es propio de una dama.

- ¿Qué es una dama para usted señora Estella? - La chica de cabello negro corto, demostró su valentía una vez más, volviendo a desafiar la palabra de Estella, y no es porque la conozca mucho a Estella, sino que familiares me contaron acerca de la señora, es terca e irrespetuosa.

- No de nuevo Soraya, cada año usted está con lo mismo, si tiene diferentes ideales a los míos es tema exclusivamente suyo, y no sigo discutiendo solo por el hecho de que si el señor elige condenarme podría quedar usted reina y vaya a saber que me podría hacer.

- ¿Podemos seguir con la lección? Sinceramente me ponen nerviosa con su debate...

- Lo siento princesa Tiana, no quise molestarla, sé que no suele relacionarse mucho... Ya me avisaron de eso. Continuemos entonces.

Entonces un breve repaso mental, en este lugar estamos Tiana, Soraya, Clara, Celeste, Doreen y yo. Aunque somos siete, solo me falta el nombre de una. La de mi derecha.

- Disculpa - Susurré, no quería ser atrapada en medio de la lección del postre - ¿Cuál es tu nombre?

- Eva, linda, a tus servicios.

Aún teniendo mayordomos rondando Eva no tuvo pudor alguno para posar su mano en la falda de mi vestido.

- Oops lo siento, a veces mis manos hacen cosas por su cuenta, espero que no te moleste.

Efectivamente serán unos días interesantes.

♔ Casa De Princesas ♔Where stories live. Discover now