·•El error que sale bien•·

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- Todo salió mal, ¡Todo! No me toques - Esas fueron las palabras que me despertaron. Ni siquiera recuerdo cómo me dormí. Vi a mi lado mientras me refregaba intensamente los ojos. Me encontré con un Agustín despeinado y sin camiseta, y recordé que ayer en la noche nos habíamos "reconciliado" y todo fue porque sin querer lo golpeé con la almohada e iniciamos una guerra. Luego me contó que su comportamiento incierto era debido a que él no quería que lo odiara por todo esto, lo que encontré bastante tonto, porque jamás podría odiar a un amigo, bueno, exceptuando el caso de Cynthia.

- ¿Podrías posar para una foto? - Pregunté mientras me tapaba avergonzada por mi pijama de conejo.

- Se me hace muy raro que quieras una foto mía semi desnudo - Aproveché que sonrió para sacarle la foto.

- Listo... y... enviar - Me reí al ver la cara confundida del príncipe, y próximamente corrí hacia la puerta cuando quiso ver a quién se la había enviado - Teodoro estará encantado, ¿O debería enviársela a Grayson también? Sigo sin superar que te besaste con mi hermano - Dije con cara de desagrado, no es lindo encontrar así a un familiar.

- Agradecería que olvidaras eso - Luego rió mientras se ponía una camisa.

- Aún me atormenta por las noches - Él intentó ignorar el tema, y mientras me colocaba una bata, porque sí, me niego a seguir usando estas prendas, me llegó la respuesta de Teodoro.

- Dice que quiere tener una videollamada contigo - Meneé el celular y le mostré el número en pantalla, pero él prefirió encerrarse en el baño.

Me miré al espejo, hace mucho que no lo hago tan detenidamente. Me veo tan... triste. Por más de que ria, parece que no puedo ocultarlo.

Aproveché que Agustín se había metido al baño a terminar de cambiarse e intenté revisar si tenían algún par de pantalones para mi. Claramente no. Aunque anteriormente había descartado la posibilidad de usar un vestido, pensar en bajar en bata frente a la reina no es algo que me de un gusto.

Me cambié, y me volví a ver en el espejo, ahora soy una persona triste pero arreglada.

Iba a esperar a Agustín, en serio que lo iba a hacer, pero me ganó la curiosidad de lo que escuché minutos atrás, no sé si lo había dicho la reina, pero parecía una pelea, y no hace mal meterse.

Cuando salí de la habitación me fui a la cocina, creyendo que los ruidos habían provenido de allí, solo por intuición. Y mientras caminaba por el pasillo veía que me hacia juego, también se veía sombrío, con su alfombra roja y sus cuadros antiguos de retratos oscuros.

Me encontré con muchas piezas de Vincent Van Gogh, pero eran de colores fríos y no me hicieron sentir cálida, irónico.

- Quiero que la saquen rápido del castillo, ya bastante ha causado - Casi lloro de la emoción pensando que la reina hablaba de mí, así que me acerqué por si acaso.

- Hablando del Rey de Roma - No sabía que aplicaba en mujeres, de igual manera supe que me hablaba a mi. Pude ver a Belle intentando calmar a su tía y a Cynthia siendo la tercera rueda que simplemente me observaba.

Iba a preguntar por qué hablaban de mi a mis espaldas, pero se me adelantó la reina.

- Toma tus pertenencias, te vuelves con esas cosas - Sabía que la gente así trataba de cosas a las personas, pero no que eran capaces de decirlo en voz alta.

Me pregunté a mi misma ¿Debo aprovechar la oportunidad y huir sin preguntar nada o cuestionar mi liberación? No hizo falta responderme ya que Belle se me adelantó.

- Se filtró un vídeo, lo cual de por si es extraño porque pocas personas en el pueblo cuentan con celulares, y tienen tiempo de uso restringido, pero de igual manera pasó, y en el mismo se te ve a ti diciéndole a mi primo que estás enamorada de alguien llamada Tiana.

Pensándolo bien ¿Esto significa que mi plan de mejorar el pueblo destruyendo estereotipos ha muerto? Es decir, vine aquí por nada...

- ¿No pensaron desmentirlo? - Inquerí mirando a los ojos, que prometo se tornaron rojos de rabia, de la reina.

- Ya está, salió en los periódicos y el vídeo circula por fuera del pueblo, esto es un desastre, por más que quisiera, creo que es una señal de dios - Siendo yo una atea me limité a asentir con la cabeza como si estuviera de acuerdo.

No sé qué hacer. Claro que puedo irme con mi familia, pero, ¿hice todo esto en vano?

- No fuiste a la única que se le arruinó el plan - Dijo Cynthia.

La observé extrañada, pero no dio respuesta. La reina se acomodó la ropa y me dedicó na mirada de odio puro. Supe que me tenía que ir.

Al darme la vuelta localicé a Agustín, parecía que había escuchado todo. Y él se encontraba como yo, no sabía si sonreír o pensar en los problemas que tendría yo al salir dando la cara por esto. Literalmente corrió y me abrazó, aún teniendo la mirada de desaprobación de su madre. No hay nada comparado a un abrazo de Agustín, es como si te llenara el alma con su cariño.

- Puedes luchar desde otro lados, y tú tranquila, yo te ayudaré - Me sentí mal, por Agustín que tiene que vivir esto todos los días, esta realidad que para mi solo fue una actuación, es algo que ve todo el tiempo, su madre y su padre exigiéndole más de lo que abarca, me siento mal por dejarlo solo, pero espero que todo esté bien.

No lo pensé demasiado y luego de una agria despedida, tomé las pocas cosas que tenía y me fui en el primer barco que me cedieron.

Pensé en las palabras de Agustín, ahora que ya saben mi sexualidad, supongo que será más fácil, no tendré que fingir más, y como él dijo, aunque no sé cómo intentaré ayudar a todas las personas que una vez se encontraron en mi posición.

Todo esto es tan repentino, ver la puesta de sol mientras embarco hacia mi hogar. Pesando en cómo les diré que no duré ni dos días siguiendo mi propia decisión.

Mientras me acercaba pude ver un grupo de personas saltando en la orilla, pensé que necesitaban ayuda y le indiqué al señor que dirigía el bote que se acercara. Parecían desquiciados gritando y agitando sus brazos.

Cuando nos comenzamos a acercar mis ojos conectaron con una persona, era Tiana, y estaba Clara junto con mi madre y hermano.

Se habían enterado rápido.

Los veía festejando. El conductor del bote no quiso acercarse, creyendo que estaban locos por los ruidos que hacían, así que salté del bote, pensando que habría un metro o menos de agua. Pero olvidé que no todas las orillas son llanas, y que algunas tienen pozos. Y un pequeño detalle, no sé nadar.

¿Qué se puede esperar de una escena donde la princesa se ahoga y necesita ayuda? Un príncipe que la salve, pero estamos hablando de la realidad, yo necesito a una princesa.

Intenté flotar con dificultad, y poca era el agua que me entraba por las narinas . Mi madre pareció desvanecerse del miedo mientras Tiana sintió de alguna manera que estaba esperando particularmente su ayuda. Y por suerte no venía con un gran vestido. Se lanzó al agua también, y luego de unos pasos en tierra firme llegó al pozo. Yo agité los brazos con tal de no hundirme, el pozo seguro superaba los dos metros y mi altura promedio se encontró indignada.

Quise decir su nombre pero terminé metiendo más agua a mi boca de la esperada. Ella casi se ahoga de la risa por verme así en un pozo no tan profundo intentando hablar. Pero se metió en el papel de heroína y se me acercó nadando.

- ¿Cómo te encuentras? - Me abracé a su espalda para pegarme a ella, y no sé de dónde sacó la fuerza, pero mientras yo me sostenía a su cuello ella con sus brazos nos empujaba a la orilla.

- Me encuentro enamorada - Dije de manera cursi salpicando su cara con agua.

- Espera a que te baje y me repites tu declaración de amor que salió en el vídeo - Dijo mientras me acomodaba en su espalda.

- Ya quisiera usted princesa.

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