·•El ramo de flores•·

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El príncipe entró en pijamas de ovejas a la habitación. Contuve la risa, él pareció notarlo.

- ¿Qué? ¿Demasiado infantil?

- No no, es perfecto.

- Vamos Allison, entre nosotros, creo que podemos cultivar una amistad, puedes decirme lo que quieras.

- Está bien, es un poco infantil pero tierno.

- ¡Bien! Exprésate, eso es bueno. ¿Algo más?

- Sí, que dormirás en el piso.

Al príncipe se le cayó la cara, yo intenté reír, pero lo decía en serio.

- ¿Es una broma? ¿No?

Respondí que sí, simplemente no lo quería escuchar más.

Coloqué de las quince almohadas que había en mi cama al menos la mitad entre nosotros.

Yo me cambié a un pijama largo, que tapaba completamente mi cuerpo, no quería sentirme incómoda ante el príncipe.

Debo de admitir que se portó muy bien, se acostó, me contó sobre que tenía pensado hacer unas actividades mañana y luego se despidió, se durmió casi en seguida de que dijo "Adiós"

Yo en cambio tardé un poco más, me quedé mirando el techo, pensando y pensando.

"Todas están enojadas conmigo" repetí esa frase una y otra vez en mi cabeza "Y todo es mi culpa" es la frase que venía después de la primera.

Siara es un lugar difícil de vivir, porque no te prepara para estas situaciones, como no hay muchas personas y los colegios son estrictos, la comunicación es bastante escasa entre los habitantes. Yo no sé cómo relacionarme con las personas, tan solo tengo una amiga, que se mudó, y que cada tanto llama, si es que se acuerda.

También un amigo, va, "amigo", eso creí, hasta que le dije que era lesbiana y escupió en mi zapato... Tres años de amistad a la basura.

Me pone realmente mal que estas chicas me rechacen, pensé que podían ser mis amigas.

Sobre todo Clara, con quién pensé que podíamos tener una sólida amistad, ya que hemos estado mucho tiempo aquí juntas, hablando de nuestra vida y de la falta de adrenalina que hay en la misma. Me dolería perderla. Pero a su vez no entiendo por qué se enojó conmigo.

- Allison, ¿En qué piensas?

Giré mi cabeza y pude ver la cara del príncipe por sobre las almohadas.

- Nada, príncipe.

- ¿No me quieres decir eh?

De la nada mi brazo dejó de reposarse sobre una de las almohadas, ya que Agustín la tomó y comenzó a atacar mis piernas con ella. En defensa de esta pelea de almohadas tomé una con cada mano y fui directo a la cabeza.

No tardó en gritar "tregua"

Es difícil de creer, en estos momentos parece que mi único amigo podría ser el príncipe.

- ¿Quieres hablar? Si no puedes dormir, entonces hablemos.

- Usted debe dormir príncipe, sé que es de buen corazón e intenta ayudarme, y lo agradezco de verdad, pero tiene que descansar.

- Sé que el protocolo es duro, pero no tienes que tratarme como si fuera un rey, y ni aunque lo fuera, porque ¿Quién soy? Soy un chico con una corona encima, eso es todo. Trátame como a cualquiera Allison.

- Está bien Agustín.

- Así está mucho mejor, ahora, dime en qué piensas.

- Todas me detestan Agustín, las princesas.

- ¿Qué pudiste haber hecho? - Me negaba a revelar la información de que estuve con Eva, así que elevé mis hombros, haciéndole entender que no sabía - Bueno, no es necesariamente tu culpa, quizás estén teniendo un mal día. Mírame a mí, todas ustedes me detestan, y no creo haber hecho nada malo, hay cosas que no tienen explicación.

- No te detestamos - Contesté.

- Quizás tú no tanto, pero sé que las otras sí. ¿Acaso viste como me miran? Ni siquiera me responden... - Por un segundo vi al príncipe hacer una mueca, llena de tristeza, pero luego me miró y volvió a sonreír -Pero ese no es el problema, volvamos a ti. Yo creo que mañana deberías hablar con ellas, ¿No?

- Yo creo que tú deberías hacer lo mismo. Debe ser duro querer casarte con una de nosotras y que ninguna parezca dispuesta - Lo dije casi sin pensar, no quería decir que ninguna tenía interés en él, pero sin querer lo insinué.

- Es exacto lo que pienso, aunque ¿Sabes? Creo que hay una que... Mejor no hablemos de esto hoy. Descansa Allison, suerte mañana.

- Igual para ti Agustín.





Desperté de buen humor, algo confundida porque el príncipe no se encontraba en mi habitación, pero entendí que quizás estaba en el baño o algo por el estilo.

Tomé un vestido que encontré entre toda mi ropa mezclada y mientras me cambiaba Estella entró dando un portazo.

El miedo que tuve fue de terror. Porque fue completamente inesperado, ¿Quién se espera que esa señora entre a la habitación de una?

Yo la miré mientras estaba inmóvil, ella cerró la puerta con más tranquilidad.

Cuando se dio vuelta arrojó unas hermosas rosas blancas al piso, justo en frente de mis pies.

- Princesa, lamento mucho lo que voy a hacer.

Dicho eso puso su taco aguja de color beige sobre las flores, las aplastó, se esparcieron sus pétalos por el piso.

- Tenía esperanza en usted ¿Sabe? Pero me equivoqué, a mí no me van a ver la cara de tonta. Puedo tolerar que sean malcriadas, malhumoradas, que no tengan modales, pero no tolero esto.

- No entiendo de qué habla Estella.

- No se olvide de que aunque sea una princesa, quién pone las reglas aquí soy yo. Si la vuelvo a ver a usted y a la señorita que le envió estas flores juntas no dudaré en hacer pública su sexualidad, y prepárese para las opiniones que tendrá el pueblo de Siara al respecto.

Sin pensarlo comencé a llorar al tiempo que Estella abandonaba la habitación. Me abrumó. No entender la situación me puso nerviosa, con impotencia, las palabras que dijo, aunque no les encontré el sentido, me dolieron. Pero las entendí al momento de leer la carta que venía con las flores.

“Querida Allison, sé lo que hiciste con la princesa Eva, no obstante eres una mujer libre.
Discúlpame si no puedo compartir tu estilo de vida, yo solo comparto corazón con una mujer, no con varias al mismo tiempo.
Si te arrepientes te estaré esperando, sin rencor. Porque en verdad te quiero, y no pienso perderte. Solo te pido que me lo dejes claro.
Atentamente, tu princesa"

Sonreí como la tonta que soy, porque entre tantas malas noticias, la chica que me gusta al menos me perdonó, de algo que ni sabía que ella estaba enterada.

Pero me perdonó, eso es lo que importa.

No importa lo que diga Estella, no dejaré de verla.



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