«Carta para Abril»

582 89 15
                                    

Ayer soñé que era mi cumpleaños, fue una de las mentiras más hermosas que me he contado. Veía a mi padre, a mi madre, a Catrina y a Mía y todos ellos convivían con nosotros, platicábamos en la sobremesa, reíamos y hacíamos como si nunca nos hubiéramos separado.

Supongo que fue el último regalo de mi mente y también supongo que si estás leyendo esta carta, significa que estoy muerto. Quisiera pensar que nunca la leerás y que terminará en la basura cuando despierte, pero no me gustan las mentiras piadosas.

Quisiera que con esta carta escuchen mis palabras una vez más y que nunca olviden lo mucho que ustedes significaron para mí.

Mi pequeña Alba, perdóname por ser un mentiroso y no haber podido cumplir mi promesa. Tal vez llegue el día en el que dejes de recordar mi rostro y que mis recuerdos sean un espejismo para ti, pero jamás dudes de lo mucho que te amé. Me perderé de muchos momentos importantes contigo, pero espero que me lleves en tu corazón, no sé lo que haya después de esto, pero no dudes de que yo te llevaré conmigo en mi alma. Te amo.

Alicia, mi orgullo, mi niña, jamás abandones tus sueños, por mucho que te quieran hacer creer lo contrario, sé que lo lograrás. Lleva mi guitarra y mis melodías contigo, el camino del arte está lleno de agonía, así que déjame acompañarte. Aunque no lleves mi sangre, eres mi hija y te amo como tal y no me arrepiento de habernos encontrado aquella noche en la carretera. Algún día te vas a sentir vacía, mirarás a tu alrededor y en ese momento no encontrarás una razón para tu existencia. Tranquila yo ya he estado ahí, de hecho, ya muchas veces; pero siempre puedes encontrar una luz para alumbrar tu oscuridad. Si la encuentras no la dejes ir, nunca. Te amo, jamás lo olvides.

Abril, mi primer, último y único amor, desde que somos niños mi corazón te pertenece, el solo hecho de pensar en separarme de ti hace que arda en dolor. No puedo soportar la idea de que algún día olvide tu rostro, nuestra historia juntos y lo feliz que me haces.

Un te amo no es suficiente para describir lo que siento por ti. Extrañaré el sonido de tu voz, tus conciertos matutinos, tus manos sosteniéndome, nuestras pláticas nocturnas, las pequeñas caminatas que hacíamos cuando nos embriagábamos, la manera en la que se empañan tus lentes cuando tomas café, leer tus libros, escuchar tus ideas, llorar y reír contigo.

Cambiaste mi vida para siempre.

Quiero que sepas que muero feliz con lo que me convertí en el tiempo. Estoy feliz de ser padre, músico y tu compañero de aventura. Aunque estábamos rotos, juntos aprendimos a ser completos. Tú siempre comprendiste mi tristeza y mi soledad y mi oscuridad jamás te asustó, la abrazaste y la llenaste de luz.

Creo que mi padre tenía razón, para variar, todas las historias comienzan en negro y la mía comenzó en lo negro de tus ojos durante aquella noche en la azotea.

No me arrepiento de nada.

Aunque no te lo digo, tengo la esperanza de que esta pesadilla acabe, de que retomemos nuestras vidas, que tengamos más atardeceres juntos, no sé, que tal vez tengamos otro hijo, uno que se parezca a ti, que tenga un corazón amable y amorosos como el tuyo. Fantaseo con un futuro en donde los dos seamos un par de ancianitos, cuidándonos y amándonos hasta el final.

Siempre estaré contigo, en nuestros recuerdos, nuestras alegrías y nuestras tristezas. Quisiera que cuando pienses en mí, recuerdes nuestro primer beso, nuestra primera noche, nuestras pláticas en la biblioteca, la boda en mi auto y que no lo hagas con tristeza adentrándote en mi pasado y en mi final.

Si hubiera sabido que nuestro tiempo era tan corto, hubiera guardado mejor en mi mente tu voz, tus besos, tu cuerpo y tu sonrisa.

De nuevo, espero con todas mis fuerzas que nunca tengas que leer esta despedida y que solo sea yo el que está llorando. Si no es así y yo ya no estoy ahí espero que nos volvamos a ver en la siguiente vida, ahí prometo encontrarte.

Mis memorias les pertenecen, cada vez que olviden todo lo que significaron para mí regresen a ellas, yo los estaré esperando entre los párrafos.

Sé que no tengo derecho de pedírtelo, pero quisiera que volvieras a sonreír, a cantar en las mañanas y a disfrutar de la vida, aunque ya no esté ahí.

Abril, aún en la muerte te seguiré amando, mi corazón se queda contigo.

Gracias, me hiciste muy feliz.

Se despide para siempre, Martín.

El viento que trajo AbrilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora