Capítulo 30
"Blue Eyes"
La costra que Ameliia tenia en su mejilla había sido remplazada por una fina línea rosada de un poco mas de dos centímetros que a distancia no se lograría diferenciar, la chica la había visto pero no le tomo importancia, todos tenían cicatrices y esa era muy pequeña.
Habían pasado tres días de la llegada de Ameliia a la mansión Mikaelson, aun no se había acostumbrado y pensaba que nunca lo haría (el tiempo que estuviera ahí) y algo le decía que estaría mas tiempo del que creía. No había visto a Klaus mas que solo una vez y no fue por mucho tiempo su presencia la hacia sentir nerviosa e incomoda.
Tampoco veía mucho a los demás hermanos, los pequeños encuentros con Kol y dedicar sonrisas a Rebekah era lo único que pasaba.
Con Elijah todo estaba bien, el era el que estaba presente cuando ella practicaba magia. Sus pesadillas seguían siendo las mismas, Elijah se había ofrecido a ayudarla pero pensó que se convertiría en algo molesto para el vampiro, pero era lo contrario Elijah quería ayudarla pero ella no lo permitía.
Era de madrugada y Ameliia había sido despertada por su pesadilla, paso su mano por su frente y notó que tenía una ligera capa de sudor y su respiración era inestable. La única luz que había era la de la luna, que se filtraba a través de las cortinas, cuando su respiración volvió a la normalidad se sentó en la cama, sus pies tocando el frío piso, al ver la oscuridad supuso que aun era muy noche y quedaban horas de oscuridad, paso saliva y sintió como su saliva raspaba su garganta, estaba extremadamente seca.
Decidió ir por un poco de agua y después regresar a dormir, se levantó lentamente para no conseguir marearse y con cuidado abrió la puerta tratando de no hacer mucho ruido y salió.
Hizo el recorrido hasta las escaleras pasando por el cuarto de Elijah, antes de bajar las escaleras sintió algo; una sensación que la sacudió y tuvo que agarrarse de la baranda.
Sintió el aire denso y pesado, se extrañó aún más al no sentir (no llevaba nada en los pies) el frío piso, en realidad a su exterior no pasaba nada, pero en su interior había una sensación que no podría decifrar, sólo tenía una palabra que la describía; abrumadora. Soltándose de la baranda empezó a descender lentamente mientras miraba de un lado a otro tratando (pero no esperando) de encontrar algo que no encajara ahí, pero con la oscuridad se le dificultaba.
Se acercó a la cocina sus pies tocando el suelo sin hacer ningún ruido, su cabeza se asomó por la entrada de la cocina y no había nada ni nadie fuera de lo usual. En la oscuridad logró divisar una pila de vasos de cristal que brillaban por la luz de la luna, caminó hacia ellos y tomó uno de los que estaban arriba, extendió su brazo para tomar la jarra con agua, también de cristal y vacío un poco del líquido en su vaso.
Dejo la jarra en su lugar y tomó un largo trago refrescando su garganta, se sirvió un poco más y estaba por emprender su viaje de regreso pero escucho un ruido.
Eso solo la alarmó más y la sensación de las escaleras regresó sostuvo el vaso con más fuerza, el sonido había provenido del pasillo y ella lo había asimilado con la madera crujiendo, salió de la cocina tratando de sostener su respiración para escuchar algo mas pero todo estaba nuevamente en silencio, soltó un suspiro y pensó que probablemente era uno de los Originales y el ruido había sido fuerte que llego hasta ahí, estaba pasando por el estudio y las puertas estaban cerradas, la sensación abrumadora había regresado y sentía como si le aplastara la cabeza y se detuvo un momento y con su mano libre masajeo su sien. Las puerta de su lado brillaban por la nítida luz.
Miró de soslayo al vidrio pues le pareció ver algo diferente y se sorprendió de no soltar el vaso, en aquel cristal, no solo había un leve reflejo de ella si no de un rostro que nunca había visto, era un hombre y lo que logró notar es que tenia unos ojos azules tan claros que pensó que brillaban mas que la pila de vasos y la jarra juntas.
