3. Barbablanca

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Yara llegó al Moby Dick, bajo la atenta mirada de la tripulación de Barbablanca. Algunos la miraban con sospecha y otros con admiración, no solían subir mujeres a ese barco a excepción de las enfermeras.

A paso lento, Marco la guió a la habitación del viejo, donde él yacía moribundo. Entraron y Yara se sorprendió al ver el estado en el que se encontraba el hombre más poderoso del mundo.

-Padre -llamó su atención con suavidad- Traje a una enfermera del pueblo, es muy talentosa. Ella te ayudará. No te preocupes por nada, es buena chica.

Barbablanca sonrió débilmente y cerró sus ojos en señal de aprobación.

-Hola -habló Yara suavemente- mi nombre es Yara, haré todo a mi alcance para ayudarlo, señor.

El viejo mantuvo su sonrisa y miró a la chica fijamente, analizándola. El era muy inteligente y perspicaz, supo que esta chica era de buen corazón y que además tenía una historia interesante que contar. Sin pensarlo, se confió en ella.

-Gracias -logró decir con dificultad.

Yara comenzó a chequear el estado de salud de Barbablanca, analizando minuciosamente cada detalle. Entre momentos conversaba con Marco, quien complementaba cierta información que ella pudiese necesitar. Asimismo, hablaban con el viejo, quien no hacía nada más que asentir y negar ante las interrogativas que la chica le hacía, y no dejaba de observar un segundo a la mujer.

Luego de un rato, Yara supo que debía hacer. Por suerte, había traído todo lo necesario para poder hacer el medicamento y, en una pequeña mesa de noche que el viejo tenía, comenzó a trabajar para hacerlo.

Al cabo de una media hora, estaba listo. Marco estaba impresionado por su habilidad, el probablemente hubiese tardado días, y no era como que tuviesen tanto tiempo para esperar.

Yara dividió la dosis en dos, para inyectarla directamente y otra para hacerla llegar al cuerpo con suero, de una manera más lenta.

-Bien, voy a inyectarte esto. -Le dijo al viejo mientras sostenía una jeringa en su mano- Sentirás un pinchazo pequeño, aunque con lo fuerte que eres dudo que te cause alguna molestia. -rió levemente, provocando una pequeña risa de él también.

Marco no podía creer lo mucho que Yara le estaba agradando a su capitán, por lo general el solía ser más frío y desconfiado con quienes no conocía.
La chica procedió a poner la inyección en su brazo y posteriormente mezcló el medicamento con el suero, para ponerlo también por vía venosa.

-Con esto debiese estar mucho mejor mañana, este mineral es un medicamento muy fuerte que avanzará mucho la cura de su enfermedad -le explicó- Ha sido un placer conocerlo, luego de tantas historias que crecí escuchando de usted- sonrió, un tanto emocionada- Nos vemos, señor.

Luego de eso, procedía a salir de la habitación con Marco.

-Yara -escuchó que el viejo la llamaba.

-¿Si? -preguntó ella, extrañada.

-Quédate.

-¿Como dice? -volvió a preguntar.

-Quédate, quiero curar mi enfermedad -explicó Barbablanca.

Yara no entendía a qué se refería, ni mucho menos de dónde había sacado fuerzas para hablar. Tanto ella como Marco asumieron que el medicamento podía haber sido el causante.

-Yara, puedes quedarte aquí esta noche, si así lo quieres -dijo Marco- Así podrás monitorear mejor a Padre.

-No quiero molestar -respondió Yara, mirándolos a ambos. -Puedo volver mañana a primera hora si lo desean.

ENCONTRÉ MI ONE PIECE (AcexLectora)Where stories live. Discover now