Luego de que Moda hirviera la leche, salieron al prado a beberla y conversar.
Ace le contó a la chica sobre sus vidas.
-¿-S-son piratas? -preguntó Moda nerviosa.
-Sí, somos parte de los Piratas de Barbablanca -respondió Ace orgulloso.
-Oh, no podré pedirles el favor que tenía pensado -dijo.
-¿Cuál favor? -preguntó Yara- ¿Qué necesitas?
-Q-quería saber si podían llevar esta carta al cuartel de la marina que está en la isla siguiente...
-¡¿La marina?! -dijo Ace sorprendido, el y su esposa se miraron- ¿Qué dice esa carta?
-Es algo...-suspiró- No se preocupen, yo veré la forma de hacerla llegar.
-No -respondió el chico tajantemente- La llevaremos.
-¿En serio?
-Es lo mínimo que podemos hacer por salvarnos la vida -dijo Yara sonriendo.
A Moda se le llenaron los ojos de lágrimas y los abrazó.
-¡Gracias! -lloró- ¡Muchas gracias en serio!
Yara acarició el cabello de Moda, se preguntaba por qué era tan importante para ella que se entregara esa carta.
-¡Bien! -dijo la chica separándose de ellos y secándose las lágrimas- Prepararé pan y cosas para que lleven en el camino...
-Te acompaño -le dijo Yara.
Entraron a la casa mientras Ace se quedó afuera jugando con las vaquitas.
Moda inmediatamente alistó todo lo necesario para hacer pan, Yara solo la observaba hasta que rompió el silencio.
-Moda...
-Dime -le respondió.
-¿Para quién es la carta? -preguntó.
La chica se quedó seria y la miró, supo que lo mejor era contarle la verdad.
Al terminar de contarle todo, el pan ya estaba horneándose y Yara se había decidido que esa carta llegaría a su destino.
Asimismo, entrar a la base podría servir para conseguir información de Barbanegra.
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-...A una velocidad normal, deberían llegar a la base mañana por la mañana -les terminó de explicar Moda.
Podían haber zarpado varias horas antes, pero olvidaron que su bote estaba a bastantes metros de ahí, en la bahía de la ciudad. Ace fue a buscarlo con cuidado de que nadie lo viera, ya veía que el chef enojado volvía a aparecer para cobrarles la comida. Mientras, Moda y Yara preparaban las cosas y ahora estaban listos para zarpar.
-Entendido -respondió Yara- Muchas gracias por todo Moda -le sonrió.
-Haremos este encargo cueste lo que cueste -sonrió Ace- ¡Cuídate mucho!
-¡Gracias a ustedes! -sonrió Moda- ¡Buen viaje!
Y luego de despedirse, se fueron.
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