ENCONTRÉ MI ONE PIECE (AcexLectora)

57. Sabo

Yara pasó toda la noche en vela pensando en Ace y Dadan, sobretodo en ese pequeño que tanto le ocupaba los pensamientos hace ya bastante tiempo.

Y más aún luego de que los bandidos le relataran el por qué no salieron de Gray Terminal junto a ellos.

"No huiré"

Luffy se encontraba en un futón, al fin durmiendo luego de llorar extensas horas. La chica le había curado y vendado todas sus heridas. Luego, se quedó acariciando su cabello con cuidado y ternura.

-Parece que volvimos a ser los dos -susurró para luego volver a llorar amargamente.

Lo único que anhelaba en ese momento, era poder tener a Ace de vuelta a salvo.

No notó en qué momento se quedó dormida.

-Calma, calma, Luffy -una voz la despertó de a poco, pero sin abrir los ojos- ¿A dónde quieres ir en ese estado?

-¡Iré a buscar a Ace y Dadan! -exclamó con dificultad el pequeño Luffy.

-¡No digas locuras! -le dijo Magra.

Y un sonido de la puerta abriéndose y un cuerpo cayendo la sobresaltó. Casi por inercia, corrió hacia la puerta encontrándose con Luffy en el suelo.

-¡Luffy! -le gritó- ¡¿Qué estás haciendo?!

Pero no obtuvo respuesta, solo quejidos y lágrimas por parte del menor.

Sin pedirle ayuda a nadie, subió a Luffy a su espalda y lo volvió a llevar dentro bajo la angustiada mirada de los bandidos.

Lo acostó en el futón y se dispuso a revisar sus heridas.

-Está muy malherido -comentó Magra- Tienes que descansar.

-Hay muchos militares en Gray Terminal encargándose de lo que dejó el fuego -contó Dogra- No solo están deshaciéndose de la basura quemada, si no también de los sobrevivientes. Te van a matar si vas ahora.

Al escuchar eso, Yara sintió un nudo en su estómago.

-Pero...-habló Luffy sollozando- ¡Quiero ver a Ace! ¡Y seguro que Sabo también está preocupado!

Dicho eso, rompió a llorar escandalosamente.

Cada grito que salía de la boca del chico eran como puñales para Yara, que quería llorar igual que él, pero evitaba hacerlo. Quería hacerse la fuerte para poder mantener a Luffy más tranquilo.

Pero una vez terminó de tratar las heridas de Luffy, salió de la casa para llorar.

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-¡Ace no está muerto! -gritó otra vez Luffy.

-Calma, calma -intentó tranquilizarlo Magra- Lo sé, comprendo como te sientes. Pero es un riesgo que vayas a Gray Terminal con todas las tropas que hay.

-¡Pero...! -intentó responder.

-¡Fue un incendio enorme! -lo interrumpió- Todos queremos creer que la Jefa y Ace siguen vivos aunque sea muy poco probable. Dogra fue a echar un vistazo, confiemos en él.

-Tiene razón, Luffy -intervino Yara, que durante todo el día se había mantenido en silencio, sentada apoyada en una pared- Es peligroso que vayas. Entiendo que estés preocupado, ya pasaron dos días, pero es importante que no cometas una locura -dijo mirándolo seriamente, pero luego sonrió con la dulzura que la caracterizaba y le estiró su mano- Ven aquí.

Luffy le obedeció, reteniendo el llanto.

Se sentó junto a Yara y ambos se abrazaron.

Pasaron muchas horas, igual de angustiantes que las anteriores, pero cada vez con menos esperanza.