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Los días posteriores a la partida de Shanks fueron caóticos, no solo por el vacío que dejó en Yara y Luffy, si no también porque un furioso Garp apareció dándoles un buen golpe a ambos.

Se llevó a Luffy a vivir permanentemente al Monte Corvo con Dadan, y hubiese hecho lo mismo con Yara de no ser por sus clases de Medicina.

Fue bastante exigente con Makino, dejándole claro que cada vez que un barco apareciera en la orilla, Yara debía irse de inmediato a la montaña, además de los fines de semana que si o si también debía ir.

Ahora, Yara se encontraba llegando a la casa de Dadan, y sabía que estaba cerca no precisamente porque divisara la casa, si no por los gritos y escándalos típicos dentro de ella.

-Llegué -dijo al entrar.

-¡Oh, Yara! -dijo Dadán acercándose a ella y abrazándola- La única niña que me gusta cuidar, no como esos bastardos buenos para nada.

-Sí, también me alegra verte -dijo confundida- ¿Dónde está Luffy? ¿Se ha portado bien?

Y un silencio abundó el lugar.

-¿Dije algo malo? -preguntó la chica aún más confundida.

-Bueno, verás...-comenzó a decir Dogra.

-Se perdió -dijo Dadan seca.

-¡¿Qué?! -gritó Yara.

-Jefa, no sea tan directa -le dijo uno de los bandidos.

-¡Pero si solo llegó hace una semana!

-Se perdió el primer día -volvió a decir Dadan.

-¡¿Qué?! ¡¿Y no lo han buscado?! -exclamó la niña.

-No es algo que nos importe del todo...

-Yo iré a buscarlo -dijo Yara decidida, para luego volver a salir de la casa.

Al salir, vio una pequeña figura sentada bajo un árbol.

-¿Por qué siento que esto tiene que ver contigo? -preguntó molesta.

-Tch -chasqueó la lengua y miró a otro sitio.

-Ace, si tuviste que ver en esto, te voy a matar -lo amenazó.

Emanó un aura de furia tan grande que el mismo Ace se sorprendió, no sintió miedo, pero si lo tomó por sorpresa tal amenaza.

Porque fue tan clara que era posible.

Pasaron las horas y ya había anochecido, Yara era consciente de los peligros que significaban seguir en el bosque a tales horas, por lo que regresó rendida a casa de Dadan.

Sentía mucha preocupación y pena, solo esperaba que Luffy estuviese bien.

Llegó a casa sin mirar ni dirigir palabra a nadie, directo a su futón (que se encontraba en una especie de pequeño segundo piso) para dormir.

Pero fue imposible, pensaba una y otra vez en las nulas posibilidades de encontrar a Luffy con vida.

Cubrió su rostro con sus pequeñas manos y se dejó llorar. Sollozaba en silencio creyendo estar sola, mientras rogaba a todo Dios encontrarlo vivo.

Porque Luffy se había vuelto parte de su vida, y no soportaría perderlo.

Finalmente, y luego de estar tan sumida en sus pensamientos que ni escuchó la puerta abrirse, se quedó dormida.

Sin saber que a una corta distancia, Ace (que compartía habitación con ella) la observaba atento.

A mitad de la noche, Yara despertó debido a que Pochi, el perro de la familia Dadan no paraba de ladrar.

ENCONTRÉ MI ONE PIECE (AcexLectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora