4. ¿Hija?

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Al sentir movimiento en la habitación que compartía con las enfermeras, Yara comprendió a duras penas que era hora de levantarse.
Salió de la cama saludando amablemente a las chicas que se encontraban allí. Eran 7 si sus cálculos no le fallaban.

Siguió las instrucciones que las mujeres le dieron para ir al baño y darse una ducha. Luego de vestirse y prepararse, salió junto con el resto de enfermeras rumbo a la habitación de Barbablanca.

Avanzaron por un rato hasta encontrarse con una gran puerta y un paciente Marco apoyado a un lado de ésta.

-Vaya, llegaron -comenzó a hablar- Buenos días chicas, buenos días Yara.

-Buenos días Marco -respondieron al unísono.

-¿Como está su capitán? -preguntó Yara.

-¡Está mejor que nunca! No puedo creer lo rápido que ha avanzado su recuperación con tu medicamento, no sé cómo agradecértelo -dijo Marco muy emocionado.

-Me alegra mucho escuchar eso, ¿Puedo verlo?

-¡Claro! Ven, pasemos. -dijo mientras se disponía a abrir la puerta.

Al entrar, el viejo estaba sentado en su cama. Se notaba más recuperado y enérgico que la noche anterior.

-Guarara, que alegría estar bien para ver a tan bellas muchachas -dijo sonriendo.

-Me alegra más a mi verlo bien, señor. -respondió Yara de la misma manera.

Luego de eso, continuaron conversando. Yara le contaba animosamente de su vida como doctora, sobre su trabajo en el hospital y en la posada. Barbablanca también tuvo tiempo de contarle un par de sus aventuras, que tenían a la chica desbordante de emoción y alegría que se evidenciaban en sus ojos.
Pasaron horas y horas y parecía que su conversación no acabaría jamás, y eso no les molestaba, al contrario, se sentían muy cómodos con la compañía del otro e interesados en cada tema que salía en la conversación.

-¿Cómo es eso de que tu padre era pirata y no sabes quién es? -preguntó Barbablanca intrigado.

-Bueno, eso. El era un pirata y me dejó en un pueblo cerca de aquí, supongo que por precaución. Yo era muy pequeña y no recuerdo su nombre o su cara. -contó Yara.

-¿Y no has pensado en buscarlo? ¿Sabes siquiera si está vivo?

-No tengo idea si murió. He pensado en buscarlo pero es algo casi imposible. Quizás lo haría sólo por navegar. -declaró.

-¿Te gustaría navegar? -se intrigó el viejo.

-Si, siempre me ha llamado mucho la atención el mar. Después de todo nací en él.

Barbablanca era una persona muy inteligente, y sabía que todo lo que la chica le contaba, era sólo la punta del iceberg. Tenía claro que había mucho más de ella por conocer y no dejaría tan fácil tal exploración.

Finalmente, Yara comprendió que ya era hora de irse. Le había dejado al viejo unas dosis de medicamento y mucho mineral con instrucciones para preparar más si fuese necesario.
Cuando llegó la hora de despedirse, tuvo que reprimir las profundas ganas que tenía de quedarse conversando con él.

-Ha sido un placer conocerlo y ayudarle -comenzó a decir Yara a despedirse.

-El placer es mío, niña. Me ha encantado conocerte y estoy eternamente agradecido contigo por salvar mi vida -declaró él.

Se estrecharon la mano, gesto que finalmente terminó en un abrazo. La chica no podía creer que estaba abrazando al hombre más fuerte del mundo.

ENCONTRÉ MI ONE PIECE (AcexLectora)Where stories live. Discover now