Capítulo 23

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Abbey

El miedo que sentí cuando Evan golpeó el suelo como si fuera un costal de papa no se comparó a nada. Es decir, realmente se veía muy mal, pero los médicos me aseguraron que solamente era debilitamiento por ingesta de humo o algo por el estilo. Al atenderlo se dieron cuenta de la lesión en su tobillo, el de él es más severo que lo mío. Ellos me dieron un analgésico y ya casi quedé como nueva, sin embargo a Evan le tuvieron que vendar e inmovilizar.
Hace ya dos horas que se desmayó y ahora estoy a su lado esperando a que despierte. El humo sigue saliendo de la mansión que se ve a lo lejos, ya que estamos en la parte trasera de la ambulancia. Según ellos no iban a utilizarlo porque fueron a atender a los demás heridos en la mansión.
Evan se empieza a remover.
-Maldición. - su voz es ronca. - siento como si una máquina aplanadora hubiera pasado por mi cabeza.
-Bueno, no fue exactamente una máquina aplanadora..
Él parpadea unas cuantas veces y parece que sale de su letargo.
-Ángel estás bien?. - se sienta rápidamente y al instante se queja.
-No debes moverte Evan.
-Necesito salir de esta ambulancia, estar aquí me hace sentir enfermo.
Antes de que se levante le paso las muletas que los médicos dijeron que debía usar durante su recuperación.
Él instantáneamente arruga el ceño, pero un segundo después para mi sorpresa, lo acepta.
Va de forma lenta pero segura al banco que está cerca y se sienta, yo lo acompaño de forma silenciosa.
-Así que quisiste alejarme porque él te besó no?. - suelta una risa Amarga y coloca su antebrazo cubriendo sus ojos,mientras echa la cabeza hacia atrás y lo descansa en el banco.
-En realidad...
Él gruñe
-No me digas que hay más, dioses, tiene suerte de que esté en este estado porque de otro modo le hubiera ya echado todos sus dientes.
-Evan..
-Déjame decirte mi pequeña ángel. - me sonrojo por su apodo tan cariñoso. - que no te voy a dejar ir, pase lo que pase. No me importa que te haya dicho ese cavernícola estúpido, eres mía y punto.
Lo miro y puedo ver todo el amor que me tiene, sus ojos con esperanza y brillo, me reflejo en ellos, trato de que comprenda de que le devuelvo y correspondo a sus sentimientos.
Carraspeo para seguir con mi relato.
-Después de ese incidente desafortunado para mí, decidí que te lo iba a contar pero después de que pasara lo de la sucesión. Evan, te habías esforzado tan duro para que eso funcionara que yo no me atrevía a sacarte eso, no te iba a poner más presión de lo que ya tenías en tus hombros.
-Pequeña ángel, no debías..
Me mira con completa ternura.
-El día del ensayo te estaba esperando, es decir, no te veía por ningún lado y Stephen me dijo que debías aparecer en cualquier momento, pero no lo hiciste
Él mira hacia otro lado no sé si culpable o incómodo?
-Con Ean debía coordinar lo de hablar y todo eso así que fui junto a él. Pero antes le hablé sobre nosotros, le dije que debía de respetar mi decisión, que estaba enamorada de ti Evan. - lo miro directamente a ojos para que se dé cuenta de estoy diciendo la verdad. - pero de pronto ya no era más el "amable" Ean, de pronto me agarró muy fuerte del brazo y me arrastró hasta el escenario en medio de todo el ensayo. Yo estaba super asustada pero no fue ahí donde sentí realmente miedo, sino cuando dijo que se volvía a candidatar para ser el heredero y todo el mundo lo apoyó. Jesús Evan, en serio, todo el mundo lo apoyó! Decían que era mucho mejor, que tenía más años, más experiencia, más conocimientos y demás. Yo le dije que parara que no te quitara algo por el cual trabajaste con tanto esfuerzo por dos años, pero él me amenazó, me dijo que si yo no te hacía creer que estaba enamorada de él y que me quería casar con él, te quitaría toda la herencia, y yo Evan.. No podía ser así de egoísta. Así que acepté.
-Ese Imbécil... - Evan gruñe. - sabes por qué no nos llevamos bien?
Niego con la cabeza.
-Él es mi medio hermano. - dice estoicamente y a mí se me desencaja la mandíbula. - Es hijo de otra madre, pero sí del mismo padre. Aunque no era el hijo de mi madre siempre se le daba lecciones primero a él, no importa cuánto yo me hubiera esforzado, siempre él recibía las atenciones y de mi con suerte se acordaban de que existía. Mis padres le daban toda atención, se la pasaban horas al día con él mientras que yo ni los veía cinco minutos al día. Anhelaba que por lo menos me dedicaran tres minutos de su vida pero nunca tenían tiempo por su "trabajo". Mis nanas siempre comentaban por el pasillo "Ean es alegre, Ean es muy inteligente, Ean se esfuerza mucho, Ean seguirá el camino de su padre, Ean esto y aquello. ¿Y yo qué?. Lo envidiaba tanto..
-Tú no sabes lo mucho que yo te envidiaba
Estaba tan absorta en el relato de Evan que no vi cuando Ean se acercó a nosotros y por lo visto a Evan le pasó lo mismo porque un segundo puso cara de sorpresa pero luego se recuperó rápidamente y cambió a un rostro pétreo.
-Te envidiaba colosalmente, porque mientras tú hacías lo que querías yo pasaba horas y horas confinado estudiando para algo que ni siquiera me gustaba.
-Tenías a nuestros padres siempre para ti!. - Evan gritó y se levantó en segundos con ayuda de sus muletas.
-Ellos me tomaban las lecciones hasta que me desmayaba!. - le contestó su hermano mayor.
Evan abrió y cerró la boca, como un pez fuera del agua, eso sí lo tomó por sorpresa porque tardó más de un segundo en recomponerse pero se nota a leguas que él no tenía ni idea de lo que le sucedió a su hermano. En sus ojos hay confusión y dolor.
-Siempre eras el responsable, inmejorable, mejor que tú no había nadie, ni siquiera el hijo legal. Eras un ejemplo a seguir para todos...
-Y qué más me quedaba por hacer Evan? Eh? Dímelo, era un pequeño bastardo que no tenía ni idea de como enfrentar toda la presión, era un bastardo, hijo de una campesina que tuvo un rollo de una noche con James, que ni siquiera recuerda el rostro de su propia madre. No era bien visto en la mansión, tenía que pasar a hurtadillas por los lugares porque susurraban lo bajo que había caído James Jones por meterse con una "cualquiera", que más me quedaba por hacer? Yo solo quería ser aceptado, y no ser visto como un cualquiera o una basura. Te envidiaba tanto porque mientras yo era una basura, tú eras el hijo legal, el hijo que no seguía órdenes de nadie, el hijo que era totalmente independiente mientras yo quería tanto me aceptaran que lo intenté con todas mis fuerzas, aguanté hasta casi quebrarme. Un buen día me quebré, ya no pude aguantar más, ya estaba a punto de volverme loco, entonces agarré mis cosas y desaparecí casi literalmente. Hice mis estudios en poco tiempo y rehice un poco de mi vida en el extranjero sin nada de presiones, estrés y demás. Tarde me di cuenta, que todo lo que yo sufría, todo lo empuje sobre tus hombros, tú tenías tan corta edad para la preparación pero ya era tarde. Me enteré de que la prometida alcanzó la edad que se debía y por experiencia sabía que la mayoría de las mujeres, sin ofender. - me mira, yo solo asiento sin quitar mi atención de él. - sólo querían el dinero de la familia por eso volví, para asegurarme de que ella quien quiera que sea tu prometida no sea una amenaza. Por eso quería tenerla a mi lado para evitar que te rompan el corazón. Es uno de mis deberes como hermano mayor de todos modos.
Calló un segundo y sólo se oía la brisa azotando las ramas de los árboles.
-Pero vi en tus ojos que de verdad la querías..-Evan que tenía la vista en el horizonte escuchando la historia, arruga el entrecejo y coloca su atención en su hermano mayor con ojos calculadores. - esa mirada era anhelante.
Ean carraspea incómodo.
-Bueno.. - mira a todos lados menos a Evan. - me di cuenta que ella no es interesada, es amable, es buena, inteligente y demás. Y ya la quería para mí.
-No la tendrás!. - Evan gruñe y lo aleja con una de sus muletas. - Le hiciste daño, maldita sea.
-No presté atención a cuanta presión puse en mis manos..
-No me importa!. - Evan grita y se acerca para golpearlo con la muleta que usó para alejarlo. - Ella no es ningún objeto, ni cosa, pero una cosa te voy a dejar en claro Ean. Abbey me pertenece, es mi prometida, te guste o no.
Evan lo desafía en la postura, en sus palabras y hasta con la mirada. Mientras yo me sonrojo hasta en el cabello por su autoritario pero tierno sentido de posesión.
-Uau. - Ean retrocede unos pasos con las manos en alto. - Tranquilo hermanito yo sé retirarme cuando estoy perdiendo.
Da media vuelta para retirarse y camina dos pasos antes de detenerse por completo.
-Además. - suelta una carcajada, mira astuta y decididamente por encima del hombro. - Todavía te faltan dos años para casarte hermanito. Has ganado la batalla, pero no la guerra.
Camina de nuevo pero antes de que vaya lejos lo llamo
-Ean!. - él se detiene y mira de nuevo sobre su hombro. - Qué te pasó en el ojo?
Realmente tiene un ojo completamente morado, y hasta puedo decir que está un poco hinchado.
-Estoy guapo no?. - me da su mejor sonrisa. - Ha sido un recordatorio de que debo cuidar lo que quiero.- Mira a Evan y luego posa su mirada en mí. Me guiña un ojo y camina de nuevo, ésta vez nadie lo detuvo.
¿Recordatorio de que debe cuidar lo que quiere? ¿A qué diablos se refiere?
-¿Qué quiere decir?. - miro a Evan confusa, pero él simplemente alza los hombros restándole importancia con aire aburrido.
-Quién sabe. - responde y se vuelve a sentar en el banco.
Hay un silencio abismal, cuando Evan lo rompe
-Qué es eso? - tiene la mirada fija en la caja de madera toda negra y con hollín.
-Es mi caja más importante. - contesto y lo acerco a mi pecho acunandolo. - Por eso volví a mi habitación cuando se estaba incendiando.
-No puede ser tan importante como para arriesgar tu vida tonta. - Evan me riñe y bufa molesto. - No sabes lo preocupado que me tuviste.
-Pero..
-Déjame ver. - antes de que pueda protestar, me lo quita de los brazos y lo abre. Al instante se sorprende y deja que vea lo afectado que está. - Pero si son todas las cosas que te regalé, la flor, el brazalete y hasta la cinta de tu vestido! Es imposible, yo lo tenía en el desayuno...
-Se te cayó cuando te levantaste y lo recogí mientras Ean no estaba mirando. - contesto un poco cohibida. - No podía perderlos, a ninguno de estos objetos, Evan, son mis recuerdos más preciados.
A él se le llenan los ojos de lágrimas y antes de que pueda mirarlo mejor, gira bruscamente la cabeza y me abraza con fuerza.
-Eres tan tonta pequeña ángel. - me besa la cima del cabello y suspira. - Y eso es lo que me deja completamente loco por ti.
No sé porqué, pero ahora sí, indudable e indiscutiblemente puedo verme caminando hacia el altar, con Evan esperándome al final del pasillo.
Me embriaga una sensación de plenitud y paz, en sus brazos encuentro mi hogar. Exactamente así, sería un cuento con mi final feliz.

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