Capítulo 42

1K 85 2
                                    

Evan.

Algunos cabecean en forma de saludo, mientras que otros simplemente levantan la mano. Una cosa importante en un estudio de fotografías o grabación: El silencio.

Ya no les sorprende que esté aquí, de todas formas, fui mucho tiempo novio de Darleen y la acompañé desde que empezó a los 3 años de edad.

El estudio es exageradamente espacioso, las paredes eran de un color verde opaco, habían luces blancas por todos lados, personas con trajes extravagantes, algunas en bikini, otras con maquillaje exótico, están muchos fotógrafos, y hay cámaras de filmación.

Me coloco en la esquina más alejada de Enoch. Ese tío no me cae bien. Da repelús. Con su ojos lo que hace es analizarte, con encanto atraparte y calcular cuántos dólares vas a hacerle ganar, dependiendo del potencial que ve en ti. Lo sé, porque lo vi en acción y no es una persona que quiero cerca de Abbey.

Darleen le sonríe al señor, sentado en la silla, frente al escenario de su nueva película. Posiblemente estén en el descanso.

Empiezan a hablar y me maldigo internamente. No puedo escuchar casi nada, estoy muy alejado.

Enoch empieza a coquetear con Abbey y algo amargo empieza a nacer en mi pecho. Paso la mano por mi esternón mientras entorno los ojos. Esto me molesta entre bastante y demasiado.

Sé que está usando el truco barato de sus ojos. Maldito.

Lo sé porque Abbey se ve totalmente perdida mirándolo. Como si no fuera de este planeta.

Chasqueo la lengua y un actor me mira extrañado. Le devuelvo la mirada lo más amenazante posible. Él se aleja en dirección contraria. Eso es, sigue caminando lejos de mí, que no estoy de humor, para jugar a ser amable.

Abbey vuelve en sí, y parpadea unas cuantas veces. ¡Já! Ya salió de ese truco estúpido, mago de pacotilla. Empiezan a hablar, mira a su alrededor, rápidamente me escondo detrás de un panel y luego de un minuto escucho el grito agudo y molesto de Darleen.

- Necesita arreglo para la siguiente toma ¡producción!

Con suma velocidad salgo de mi escondite, solo para ver como la muchacha de cabellos de oro, es arrasada por ayudantes de camerino. Quizá en veinte minutos o menos, ella ya está peinada, vestida y maquillada.

En el proceso tuve que contener mi risa o disimularla con una pequeña tos. Se ve tan mona así, como si no estuviera acostumbrada a que otros la traten o la prepararen.

Arrugo el ceño al notar como baja nerviosamente ese vestido color cielo. Sus piernas se notan mucho, sus caderas se delinean perfectamente por lo ajustado que es y no crean que no veo como los actores y quizás algunas actrices, babean ante su belleza.

Ella mira nerviosa a Darleen, pero la susodicha se hace la tonta. ¿Qué tramas, odiosa? Con cada paso de los segundos, voy aguantando menos a mi "supuesta" nueva prometida. Me niego rotundamente a casarme con semejante loca.

Una chica de camerino lleva a Abbey ante un escenario, un escenario que por cierto me parece muy conocido.

Abro mucho los ojos al recordarlo. ¡Es la escena de ésta tarde! El recuerdo que vino a mi cabeza cuando estaba en el instituto.

Miro a Abbey y a su aura angelical, y también al atardecer artificial. Ahora el recuerdo es nítido y lo retengo en mi memoria.

Flash back

Somos los dos, ella ríe por algo, se ve totalmente feliz, mientras que yo la miro con adoración, sentimientos flotan a mi alrededor. La acorralo debajo de mi, encima de la arena blanca de la playa. La arena es tan suave pero apuesto a que su cabello lo es más. Ahora la mano me pica de tanto que quiero tocarla.

El ContratoWhere stories live. Discover now