Me llamo Abbey Howland, provengo de una familia muy humilde pero honrada. Voy a un colegio normal y soy la típica chica que tiene su duo de amigas. Estudiante de secundaria que le encanta comer y jugar
Me veo en aprietos, cuando mi vida gira 180 gr...
Estuve escribiendo este capítulo una y otra vez pero aún así no me ha agradado para nada. Adelante, linchenme, lo merezco, solo pido perdón, pero quería hacer este capítulo final perfecto. De todas formas, lean la nota al final y disfruten la lectura ❤
Aquí les dejo el booktrailer (lo amé y espero que ustedes tambien) Muchas gracias @Candyg_editorial son los mejores (vayan y pidan sus pedidos, lo hacen excelente, genios)
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Ha pasado una semana ya, una semana en donde Evan no me ha dirigido una sola palabra, ni siquiera los buenos días, y evita mirarme a toda costa.
Él prefirió caminar en vez de subirse al automóvil conmigo, entonces Robert me llevaba sola al instituto, hasta que pasamos a recoger a mis amigas.
—Pienso que no deberías deprimirte tanto por ese imbecil—Lucie se puso en modo "mamá osa" y desde que me encontró en tan mal estado no deja que esté callada mucho tiempo. Y mucho menos sola—. Nadie debe hacerte llorar a menos que sea de la alegría.
Camille sin embargo se siente culpable por no haber "estado ahí para mi" pero ¿cómo ella iba a saberlo? Lucie solo me encontró de pura casualidad cuando salió de clases para ir al baño. Sin embargo no puedo quitarle esa culpa innecesaria que carga. Que buena amiga, Abbey.
Es la décimo quinta vez que suspiro en dos horas. Es hora de la salida, mis amigas fueron recogidas por los padres de Camille, me negué a irme con ellas. Necesito pensar.
Voy yendo hacia la salida cuando encuentro una mata de cabello verde sobre la mesa central. Un chico está durmiendo allí plácidamente. Miro la hora en mi celular, es súper tarde, debo despertarlo, de seguro se le pasó la hora y va a quedar encerrado dentro del instituto. Me acerco de forma silenciosa.
—Oye chico —ni siquiera da signos de vida—. Ya es tarde, van a cerrar el instituto —una vez más no recibo respuesta, me muerdo la mejilla interna pensando ¿es correcto tocar a alguien que está durmiendo? ¿No me va a acusar de acosadora o algo? Toco su cabeza suavemente para que despierte —. Necesitas ir a casa..
Mi boca se abre y cae al suelo. Tiene bolsas bajo sus ojos, los párpados caídos y está demasiado pálido, incluso para alguien que no sale a la luz del sol. Se balancea suavemente como alguien que no tiene control sobre su cuerpo al estar exhausto.
—¿Porqué estas así? ¿Qué ha pasado? me detuve un segundo y admiré su cabello —. ¿Te pintaste el cabello?
Me miró debajo de sus pestañas y bostezó—. No, tengo el poder de cambiar el color de mi cabello a voluntad —se balanceó de nuevo y solo por eso no replique su sarcasmo, estaba más preocupada en ver si se caía o no del banco—. Estuve sin dormir una semana—bostezó y su cabeza daba pequeños tumbos—. Estoy corriendo de las fans.
