Capítulo 63

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Hay una competencia improvisada de fútbol en todo el instituto. Uno de los alumnos, compañero de Evan se tropezó en las escaleras y se rompió el tobillo, por lo que están haciendo la competencia como una forma de recaudar fondos. Todo aquel que quería participar de la competencia o ser público debe abonar una suma mínima para ayudar a la causa.

Él prefirió jugar, me muerdo con fuerza el labio inferior. Ambos equipos van empatados, Evan lleva la delantera, faltan pocos minutos para que termine el partido y necesita si o si anotar ese gol.

—Ey—. Se sorprende Camille—. No sabía que eras tan competitiva.

Hasta ahora no me había dado cuenta lo rígida que estaba y la fuerza que ponía en mis manos contra la baranda tratando de ver con claridad el partido. Me sonrojé.

—N-N-No soy...

—¿No lo ves, Cami?—. Ya yo me estaba sorprendiendo de que Lucie no abriera la boca—. A ella no le interesa el fútbol, lo que más bien le interesa es el chico de la camiseta número 10...

Codeo a Lucie y entorno los ojos hacia ella. Ríe con fuerza y sube ambas manos en símbolo de paz.

Rugidos, chillidos y silbidos hacen que gire con rapidez la cabeza, justo a tiempo para ver cómo Evan anota el tan preciado gol que los hace ganadores.

Salto de la emoción y también grito imitando a las fans. —¡Lo hizo!

Lucie y Cami también saltan conmigo emocionadas y me apresuro para llegar lo mas cerca que puedo de Evan. Hace como 10 minutos se me ocurrió la idea de comprar agua fría para que pueda refrescarse al terminar el partido. Simplemente imaginé que se sentiría exhausto y sediento.

Dejo atrás a mis amigas al avisarles mi plan—. ¡Evan, toma...!

Empujones, tirones de ropa, codazos hicieron que caiga al suelo con fuerza. Ay mierda, esas chicas son salvajes.

—¡Evan, eres grandioso!

—¡Estuviste genial!

—¡Esa jugada fue maravillosa!

Las imito siendo infantil y les saco la lengua a sus espaldas. Esas fans me avasallaron y tiraron al piso. Maldita sea, mi ropa ya la he ensuciado. Evan está ganado mucha más popularidad que antes. Me deja un mal sabor de boca, aunque ya tenga prometida no le molesta en lo absoluto ser tan codiciado..

Con un suspiro de resignación busco la botella de agua y la veo en una esquina. Está toda sucia y por el impacto se ha roto. Hago un mohin.

Mis amigas llegan para ayudarme a levantarme. Las dos maldicen a las chicas salvajes que me echaron y se ofrecen a comprar más agua. Antes de que pueda decir que no, ya que a él lo que me menos le faltará es agua, ya están corriendo hacia la cantina.

Me limpió la tierra de la falda cuando siento la mirada de alguien puesta en mí. Giro los ojos y Evan me está observando desde lo lejos. Muchas fans están pululando y revoloteando a su alrededor pero él tiene su mirada completamente en mí.

Abre la boca para decir algo pero soy interceptada por al menos cinco o seis chicos.

—¡Disculpa!— un chico de tez pálida y con el sonrojo delator me observa con admiración. Arrugo la frente al no entender—. ¿Tú eres Abbey Howland?

Los chicos de este instituto jamás me dirigieron la palabra desde que llegué aquí y ahora saben mi nombre?

Otro, a su lado se adelanta un paso y me mira desde arriba. Wow, es increíblemente alto. ¿Qué consume? ¿Hormonas de gallina? —. ¿Puedo darte un apretón de manos?

El ContratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora