Capítulo 51

1K 77 12
                                    

-¿Quién eres tú?.—Miraba fijamente entrar al hombre vestido de negro con la máscara. Se pavoneó por todo el lugar para luego sentarse frente a mí en otra silla.—¿Eres..?

—¡Silencio!.—Espetó duramente, pero su voz salió distorsionada por el aparato en su máscara.—Eres muy ruidosa.

Yo sentía el miedo en cada uno de mis poros ¿Quiénes eran éstos hombres y qué querían?

—¿Qué queréis?.—Pregunto en general pero solo recibí sonrisas macabras de los tres hombres, mientras que el que estaba sentado frente a mí solo escuchaba su respiración a través de la horrible máscara.

—Yo ya estoy consiguiendo lo que quiero.—Su voz distorsionada me pone los pelos de punta.—Pero ella no lo sé…

—¿Ella?.—Al terminar la pregunta la puerta se abrió y apareció la quinta persona. La verdad que no me sorprendió en lo más mínimo, sentí alivio al reconocer una cara.— ¿Darleen?

Asco y odio aparecieron en su rostro cuando posó su mirada en mí. Moví mis brazos con impaciencia.— Sácame Darleen, por favor, tú no eres así…

El bofetón que recibí me hizo escupir sangre.—¡Te dije que te callaras!

Miré a Darleen y ella tenía una sonrisa divertida en el rostro. El sentimiento de rencor se filtró en mi ser, por más que no quise.

—¿Tú lo planteaste todo, verdad?.—mi voz destilaba rencor.—Tú me…

—¿Ella?.—El hombre frente a mí empezó a desternillarse de risa mientras zapateaba con sus botas militares ¿Dónde había visto unas botas similares?.—Esa niña estúpida no tiene la capacidad para pensar como yo. Ésta es mí idea.

Se levanta y cuando está a punto de salir le pregunto. —¿Porqué?

Ignora colosalmente mi pregunta y se detiene a lado de Darleen. Entrecierro los ojos ante la escena frente a mí. La altura entre Darleen y el hombre casi no varía. Es más, Darleen es unos centímetros más alta. ¿No se supone que los hombres deberían ser más altos que las mujeres? ¿y más aún cuando son adultos?

—Es el último encargo que te doy, si lo arruinas, estás fuera.—Abre la puerta y se gira de nuevo.—Encárgate.

—¡No me hables como si yo trabajara para ti!.—la vos indignada de Darleen hizo eco en todo el lugar mohoso y olor desagradable. Los hombres que miraban de espectadores soltaron risas divertidas y para nada contenidas ante el show

El hombre paró en seco y lentamente se giró hacia ella.—Por tu bien, espero que no hayas dicho lo que creí que dijiste.

Darleen pisó dos veces con sus tacones el suelo y trató de hacerse más alta.—Yo no trabajo para ti

Lo dijo lentamente, casi deletreando la oración, pero al terminarla, el hombre en un movimiento rápido pateó con fuerza la mesa haciendo que pedazos de madera volaran por todo el lugar y la arrinconó por la pared y colocó su mano en su cuello.

Darleen empezó a hacer ruiditos de asfixia por lo que el hombre colocó su otra mano enguantada de cuero en su cuello y apretó con más fuerza. Los sonidos al instante cesaron pero Darleen empezó a ponerse morada.

Yo me quedé en shock, no sabía cómo reaccionar ante eso.

El hombre suspiró con la respiración irregular y habló de nuevo con la voz distorsionada.—No me gusta la gente ruidosa. No me hagas hacer algo de lo cual te arrepentirás luego.

La soltó con brusquedad y salió dando un portazo, mientras Darleen estaba de rodillas tosiendo y tomando grandes bocanadas de aire.

Los tres hombres fijaron su mirada en las piernas bien moldeadas de Darleen, aprovechando que ella estaba recuperando aire y lo intercalaban entre su escote pronunciado de su top y sus piernas.

El ContratoWhere stories live. Discover now