Capítulo 29

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Solté una risa estrangulada y nerviosa.
-No juegues así conmigo Evan, tengo los nervios destrozados.
Traté de acercarme de nuevo, pero en su rostro se mostraba fría distancia y dureza. Me quedé clavada en mi lugar.
-¿Evan?. - pregunté indecisa.
-¿Porqué me hablas con tanta familiaridad?. - su voz sonaba plana, como si no tuviese ningún sentimiento.
-Evan. - mi garganta amenazó con cerrarse. - soy tu novia, y también tu prometida...
Arrugó el ceño, era la primera expresión que veía en su rostro desde que ingresé al dormitorio.
-Tú no eres mi prometida. - dijo indiferente. - Mi prometida es..
Un doctor entró al lugar y mostró sorpresa ante mi presencia. Antes de que pueda decir nada lo agarré de la muñeca y lo llevé fuera mientras la puerta se cerraba sola.
-Doctor. - dije con la voz casi rota. - Él no me reconoce, yo soy su novia...su prometida...
La expresión que tenía el doctor en el rostro casi hizo que patalee en el suelo, como una niña. ¡Dios! ¡Odio la lástima!
-Señorita Howland, pase a mi oficina por favor. - el doctor tenia un acento un tanto extraño y lo ubique como un italiano o francés.
Pasamos y me hizo sentar del otro lado de la mesa.
-Señorita Howland. - el doctor colocó los brazos encima de la mesa, mientras se sentaba. - el señorito Evan ha tenido una gran resistencia durante su recuperación y lo demás pero..
-¿Pero?. - empecé a mover mi pie a un ritmo frenético por debajo de la mesa. - doctor por favor.
La ansiedad me estaba dando un puñetazo y una gran paliza por dentro.
-El señorito Jones se golpeó la cabeza contra un árbol muy grande, fuerte, antiguo y tuvo conmoción cerebral, entró unas horas en coma y..
-¡¿Estuvo en coma?!.- alzo la voz sin poder evitarlo. - ¿Porqué no me han dicho nada?
El doctor tenía una pequeña sonrisa de disculpa en su rostro.
-Usted señorita estuvo un día completo inconsciente, en este mismo hospital y en ese tiempo fue que el señorito Jones entró en coma. Las enfermeras creyeron conveniente no decir nada para no alterar su estado de recuperación y que su proceso sea con mayor rapidez.
Gemí de dolor y frustración. Esto está muy mal. Tan mal que ni siquiera es divertido. Sí siempre soy optimista, pero el optimismo se me acabó hace tres días atrás.
-Después logramos que salga del estado de coma pero todo ese accidente tuvo repercusiones. - el doctor esperó pacientemente un segundo a que yo lo comprendiera completamente. - él ha perdido la memoria.
Me desplome en la silla con algodón en la que estaba sentada. Mal, todo está jodidamente mal. Varias cosas pasaron por mi mente, pero ninguna era relevante o incluso coherente.
Una esperanza inusualmente ridícula ha resurgido en mi corazón.
-¿Pero se va a recuperar verdad? La memoria no se pierde por completo, sólo se esconde por el trauma del accidente, he visto en películas que...
-Señorita. - ésta vez su acento fue más marcado y tenía el rostro serio, envejeció tal vez unos 10 años de golpe. Eso me asustó como la mierda. - ésto no es una película y no sabría decirle con exactitud si se va a recuperar o no. El cerebro y la mente humana son muy complicadas y complejas, puede ser que recupere la memoria hoy, mañana, pasado o hasta incluso en una semana. Como también puede ser que lo haga en dos, tres o cuatros años, y en el peor de los casos, nunca.
No me había dado cuenta que estaba llorando hasta que el doctor me pasó un pañuelo desechable. Maldije para mis adentros, el rimel y el maquillaje de ojos ya se ha esfumado de mi rostro quedando el pañuelo desechable con una mezcla que va desde el negro hasta el púrpura, rosado y rojo. Los colores de mi maquillaje y rubor.
-¿Cuántos años ha perdido?. - pregunto con un hilo de voz
-Tampoco podría decirlo con exactitud pero tal vez dos o tres años. - responde el doctor con el rostro de nuevo bañado en lástima. - ¿hace cuánto que es su prometida?. - pregunta cordialmente
-Nueve meses. - respondo de forma automática. - Me olvidó totalmente, ¿no es así?
El doctor se aclara la garganta y busca algo en los cajones inferiores de la mesa.
-Puedo anotar aquí unos consejos para ayudarlo con su memoria, pero como dije, no puedo afirmar nada con exactitud. - empezó a escribir rápidamente sobre un bloc de notas. - Puede ayudarlo con pequeños detalles que sean de su pasado, ya sean situaciones, lugares o hasta incluso objetos. Pero jamás, jamás fuerce su mente a recordar, puede causarle un daño eterno.
Asentí mientras me concentraba para no llorar, mi vida se está cayendo a pedazos y no hay nadie quien pueda ayudarme a reconstruirlo.
-¿Cuándo lo dan de alta?.
-Tal vez mañana. - dice el doctor ojeando algunos papeles en una carpeta muy grande. - además del grave golpe de su cabeza, se ha roto algunas costillas, si su cuerpo ha respondido correctamente a la medicina quizá mañana ya pueda irse a casa.
Me incorporé lentamente, agarrando con fuerza el papel celeste en la mano. El doctor me acompañó hasta la puerta y le di las gracias por todo.
Caminaba, pero mi mente estaba vagando de un lado a otro con mucha rapidez, si ha perdido tres años de memoria, ¿pensaría que su padre está vivo? Quise llorar ante la perspectiva de tener que explicarle lo sucedido. Me negué a darle rienda suelta a mis lágrimas, probablemente ya he llorado las lágrimas equivalentes a veinte años. También está el hecho de tener que contarle la causa de la muerte de su padre, lo que hizo Ean y el tiempo que estuvo hospedado en la mansión, las cosas que hizo y la coronación de Evan. Uff, son demasiada cosas en las que pensar y no tengo ni ganas ni mucho menos la mitad siquiera de mi cerebro funcionando.
Creo que todo el camino lo hice en piloto automático, llegué junto a mis doncellas que estaban esperando en la limusina con Robert.
Mis doncellas empezaron a desesperarse por mi tez anormalmente blanca y mi rostro enfermizo. Pensaron que había contraído alguna enfermedad en aquel hospital tan enorme.
Les comenté a grandes rasgos lo que pasó y lo que el doctor me dijo, mostrándoles el papel que todavía cargaba en mis manos y con una tranquilidad que no tenía le  dije a Robert que nos llevara a la mansión.
No tengo ni idea de qué iba a pasar conmigo ni con Evan desde ahora

El ContratoUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum