Capítulo 52

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Evan

Yo no suelo ponerme de los nervios fácilmente, pero esto me está sobrepasando.

Camino en el dormitorio de un lado a otro y fijo de nuevo la mirada en mí muñeca. Faltan cinco minutos y Abbey no ha llegado.

Y lo más raro es que mi madre Tampico ha aparecido. Cuando la imagen de Abbey aparece en mi cabeza, olvido completamente a esa mujer que me dió a luz.

Hago a un lado la cortina y miro por la ventana, fuera hay muchos periodistas, y personas normales que quieren curiosear pero no está Abbey.

Una sensación desagradable invade mi pecho y paso la mano por mi esternón. No me gusta sentir ésto.

Sin darme cuenta e inconscientemente, salgo por la puerta de atrás y voy directo frente a las puertas de cristal, en la entrada.

El traje se me hace muy molesto ya que estoy sudando. Escudriño el horizonte y toda la entrada pero no hay señales de Abbey.

¿Me habrá…? No, ni se me ocurre terminar ese pensamiento, ella no sería capaz. No, me niego a pensar eso.

Me fijo en los zapatos brillosos y hago una mueca al ver que ya se ensuciaron. ¿Qué es esa cosa naranja…?

Una piedra de color naranja me llama la atención. No tengo idea de dónde lo había visto antes…

Me pongo de rodillas y lo alcanzo, al hacerlo un recuerdo me sobresalta.

Es Abbey y yo estando en un coche, ella trata de alcanzar algo que tengo en la mano pero se lo niego. En cambio saco de una pequeña caja una cadena y se lo coloco. El corazón naranja es frío al tacto pero lo que sentí en ese momento era tan cálido y placentero. No cambiaría por nada ese recuerdo y mucho menos la sonrisa hermosa de Abbey recostada sobre mi pecho…

Vuelvo al presente y el corazón naranja palpita en mi mano.  ¿Que fue eso? ¿Recuerdo del pasado, justo ahora?. Miro con más atención el corazón, esto es de Abbey. Por Dios, ¿Qué pasó Abbey?

Saco mi celular y empiezo a tocar la pantalla de un lado a otro. Entorno los ojos hacia el aparato y una sonrisa se posa en mis labios.

Te encontré Abbey.

Abbey

El líder totalmente cabreado me sujetó del cuello y dijo. —Me hiciste perder el tiempo y mucho dinero. —Me empotró contra la pared del lado contrario a la puerta y siguió hablando.—¡Te voy a castigar con todas mis fuerzas!

Me despegó de la pared y volvió a empujarme contra ella, pero ésta vez con mucha más fuerza. Fue inevitable el quejido doloroso que salió de mi garganta. Le pidió la navaja que usó uno de sus hombres conmigo y justo cuando iba a usarlo.…

En ese momento pasó algo raro, mi vista se tornó completamente negra si no fuera porque escuché que los demás también se sorprendían, yo ya me iba a asustar mal.

—¿Qué fue eso? ¿Quién cortó la corriente…?

El líder quien todavía me tenía agarrada contra la pared, no pudo terminar su pregunta. Se escucharon golpes sordos, cosas que se rompían y exclamaciones sorprendidas.

—¿Qué demonios?

Yo estaba en silencio, alerta para cualquier cosa. Estaba preparándome para correr y hacer mi escapada pero escuché una voz, no,no sólo una voz, sino ÉSA voz.

—Tú realmente eres un imán para los problemas ¿no?

Si no fuera porque estoy en una situación de emergencia, podría desfallecer del alivio de tan solo escuchar su melodiosa voz.

El ContratoWhere stories live. Discover now