Capitulo 61

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Evan

Descanso mi cuerpo tenso en la cálida agua de la bañera. Siseo de satisfacción cuando estoy casi completamente dentro y mi cuello descansa en el borde.

Cuando los minutos pasan mi mente no puede evitar ir hasta los acontecimientos de esta mañana.

El recital especial. Cuando señalé el morado que provocaron mis succiones cerca de la clavícula de mi Diosa, ella casi hace combustión. Amé ese momento, tuve que disimular mi carcajada con una tos para nada creíble. Ella me hace tan feliz y mucho más feliz al ser el receptor de todas sus muecas y reacciones, como su adorable rubor.

Por eso estoy aquí, castigandome por ser un capullo. Prometí que estaría todo el tiempo a su lado, sin embargo estoy a una semana de ir al extranjero.

Maldita responsabilidad...

Me sumergía un buen rato y luego salía de nuevo sacudiendo mi cabeza con fuerza para ver si mis neuronas por una vez quisiesen funcionar, mojando casi todo el piso del cuarto de baño al paso.

Idiota idiota idiota idiota.

¿Qué puedo hacer para no ir?

"Está bien, yo te apoyaré, es una gran oportunidad "

Ella siempre me apoya aunque no le guste la idea, sus ojos me transmitieron todo lo que tenía que saber.

No quiero dejarla, no después de todo lo que pasó. No quiero que vuelva a perder su brillo, no se lo merece, no ella que es ingenuamente adorable...

La puerta abriéndose es lo que saca las cavilaciones de mi cabeza a la velocidad del sonido porque la velocidad de la luz lo gané con mis ojos.

Mi boca se abre en incredulidad y estoy seguro de que mis cejas tocan la base de mi cabello.

—¿Diosa?—Mi boca está seca por lo que tengo que pasar la lengua por mis labios en un intento vano de recuperar la normalidad. Mi voz salió evidentemente afectada, claro ¿quién puede culparme? Abbey en una toalla color cian mirándome bajo sus pestañas es otro tipo de nivel —. ¿Qué estás...?

Ella no pronuncia palabra alguna, simplemente entra con lentitud y cierra la puerta suavemente, como si temiera que el ruido estuviese prohibido.

Está visiblemente cohibida, pero trata de que sus pasos sean seguros. Jesucristo, ¿trata de matarme?

Sus piernas moldeadas se burlan en mi jodido rostro, porque esa toalla minúscula solo la cubre lo necesario y que me condenen pero apuesto mi brazo izquierdo a que no trae nada debajo.

Exactamente no estoy entendiendo qué está haciendo, pero no es como que me queje de la excelente vista. Aún así estoy seguro de que está muy avergonzada y debe parar.

—¿Porqué estás aquí?

—Vale, veras—empieza con nerviosismo y baja unas cuantas cosas a un costado de la bañera, encima de la pequeña mesilla de utensilios. Vaya, estuve tan distraído que no me había dado cuenta de que traía también en sus manos una esponja, una mini toalla y un jabón —. Estuve pensando y me apetece lavarte la espalda de vez en cuando.

Jesucristo...

Abbey

Vale ya estoy aquí, no hay marcha atrás, si ya estás en el escenario a bailar se ha dicho.

Giro hacia él y lo veo completamente pasmado. Oh si, bellezas morenas y rubias extranjeras ¡las derrotaré!

Le dedico una sonrisa tímida, tomo mi jabón favorito y lo mojo en la ducha mientras aprovecho para mojarme a mí también. Un cosquilleo involuntario sube por mi cuerpo al escuchar la inhalación brusca de Evan.

El ContratoWhere stories live. Discover now