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Tras haber terminado la jornada universitaria, Brian corrió hacia el hospital, seguido por Roger. Su madre la había dado las indicaciones necesarias, así que solamente debía preguntar por la ubicación de la sala que le habían dicho.

Estaba nervioso y había estado llorando todo el camino. Sabía lo que podía significar aquello, sabía que todo podía irse cuesta abajo y que la relación que tanto le había costado forjar con su padre, podría venirse abajo y que no sería culpa de ninguno de los dos.

Roger sostenía su mano para transmitirle tranquilidad. Lo lograba parcialmente, y Brian pensó que quizás sin él ya hubiera entrado en una crisis nerviosa. No podía creer lo que estaba ocurriendo y así era. Siquiera había podido concentrarse en el resto de sus clases.

Finalmente llegaron y se dirigieron a la sala, al entrar, Brian notó a su padre en una camilla con un mal aspecto. A su lado estaba su madre, y en unos sofás, Melanie, Billy y unos adultos que Roger desconocía y que supuso correctamente que eran los tíos de Brian. Todos tenían la misma expresión preocupada del rizado.

— Hijo... —logró articular su padre sonriendo levemente, Brian rápidamente se acercó y se puso de rodillas para poder hablarle de forma más cercana.

— Perdón por haber venido tan tarde... debí haber salido antes de la universidad, yo...

— No te preocupes —volvió a sonreír el hombre—. Estoy orgulloso de ti.

— ¿Te sientes muy mal? —preguntó.

— Sí —admitió—. Pero ya pasará. No estoy tan viejo.

Sin embargo, aquellas palabras hacían a Brian dudar. Su padre siempre había sido enfermizo, no solo tenía problemas al corazón, si no que también a los pulmones, esto en consecuencia de haber fumado mucho en su juventud.

— Papá... ¿no te duele?

— Sí —volvió a admitir—. Pero ya pasará, tranquilo hijo.

Brian asintió lentamente poco, convencido y se dedicó a intentar distraer a su padre, quien había saludado a Roger e intentaba mostrarse animado.

Cuando el horario de visitas terminó, Brian caminaba con las manos en los bolsillos y la vista gacha a la universidad nuevamente, Roger iba a su lado, mirándolo con preocupación.

— ¿Bri? —preguntó y el nombrado lo miró por un segundo para luego volver a su posición original—. ¿Estás bien?

— Sí —respondió simplemente. Luego volvió a mirarlo y tomó su mano—. Gracias, Roggie.

— Hey... créeme que me doy cuenta que estás preocupado... y... siempre me apoyaste, ahora es mi turno.

Brian sonrió y besó su mano.

— Eres el mejor, mi amor —dijo con sinceridad.

— Claro que no, solamente intento que estés feliz —dijo.

Siguieron caminando a la universidad hasta que llegaron y subieron a las habitaciones en silencio. Brian entró a la suya y Roger le siguió por instinto. William no estaba por algún motivo desconocido, así que ambos se sentaron en la cama en del mayor.

— Bri —llamó Roger para llamar su atención mientras acariciaba su mejilla—. Saldrá adelante.

Brian le dedicó una media sonrisa.

— Eso quiero creer —admitió colocando su mano sobre la del rubio y acariciándola suavemente con el pulgar.

— Ten fe.

— ¿En qué?

— En lo que quieras —dijo—. Llámalo como tú quieras, universo, suerte, Dios, destino... ¿Krishna?

Grown Up [Maylor]Where stories live. Discover now