«10»

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¿Qué?

No escucho las conversaciones ajenas, imbécil, solo hablan muy fuerte.

— Sí, seguro, ¿así lograste que te pagaran la fianza en la cárcel?

— Ese fue mi papá —declaró—. Terminé la escuela ahí y me hizo un cupo aquí.

— El dinero hace milagros por lo que veo, Marty... ¿por qué te habían arrestado?

— Por una broma a un debilucho que tomó como un intento de asesinato —se encogió de hombros—. Era una estupidez.

— Claro que lo era —rió el contrario—. ¿Qué le hiciste? ¿Le hundiste la cabeza en una piscina acaso?

— Le provoqué una anafilaxia.

El contrario quedó en silencio mirándolo con extrañeza.

— Estás enfermo, Marty —dijo y se cambió de puesto. El nombrado rodó los ojos y siguió escribiendo.

Entonces ¿Marty Larsen estaba en su universidad? ¿El mismo tipo que acosaba a Roger en la escuela y le hacía la vida un infierno? ¿Ese mismo bastardo?

Tenía que proteger a Roger. Tenía que alejarlo de ese imbécil. Lo tenía claro.

¿De verdad era Marty? Comenzó a mirar. Por la historia que mencionó estaba claro que lo era, pero no le cuadraba no haberse dado cuenta antes. Notó que los cabellos rubio ceniza o castaño claro, no estaba seguro, del tipo ya no eran de aquella tonalidad, si no que negros, y que además eran más cortos. Quizás lo hizo para pasar desapercibido. ¿Por qué justamente iba a ir en Oxford? ¿Le haría algo más a Roger? Sabía lo peligroso que era, había intentado hacerle algo al rubio en varias ocaciones. Y no solo bromas. Había pasado el límite que cualquiera tenía. Lo había toqueteado y besado sin el permiso del de ojos azules, mientras él estaba ausente.

¿Cómo podía ser Marty? ¿De verdad todo era tan injusto como para que le pagaran una fianza? Parecía una película cliché. El malo volvía. Predecible.

Marty se di vuelta y Brian desvió la mirada, sin embargo, era tarde, el chico se había dado cuenta que Brian lo miraba con molestia. Emitió una leve carcajada.

— No le haré nada a tu noviecito, si eso es lo que temes —dijo.

— ¿Debo creerte?

— Honestamente, no me importa, es tan insignificante que no merece que yo esté detrás de él —siguió Marty ignorando a Brian quien cada vez se molestaba más—. Así que no tienes que preocuparte por su cara bonita, déjatela, me importa un comino.

No supo cómo tomarse aquello. Claramente podía estar mintiendo. Y sí, Brian muchas veces, era paranoico, se pasaba más cuentos de los que eran posibles y terminaba asustándose y poniéndose nervioso por cosas insensatas.

— Cállate.

— ¿Crees que me das miedo? —preguntó Marty divertido—. Por supuesto que no, ¿alguna vez has defendido a Roger?

Brian abrió la boca, pero la cerró al instante. Jamás lo había hecho, al menos con Marty.

— Es lo que pensé —dijo este burlón y se dio la vuelta para seguir prestando atención.

Brian ardía en cólera, pero sabía que si algo así volvería a pasar, esta vez sería el primero en defender a Roger.

Y prometió que si no lo hacía, se castigaría por siempre.

(...)

— ¡Rog! Abre por favor, necesito decirte algo...

Roger abrió curioso la puerta y lo miró inclinando ligeramente un lado de la cabeza.

Grown Up [Maylor]Where stories live. Discover now