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La ambulancia llegó e ingresaron a Brian a esta. Roger rogaba que lo dejaran ir con él, pero no lo dejaron, así que le pidió el auto prestado a Michael, quien se lo prestó al instante. William fue con él.

Iban en un camino silencioso. A Roger le caían las lágrimas por las mejillas mientras conducía. William sentía como le temblaban las manos.

— Fue mi culpa, ¿verdad? —preguntó Roger al volante.

— ¿Qué? —William lo miró sorprendido—. Por supuesto que no, Rog, ¿por qué dices eso?

— P-Porque me enojé con él —respondió—. P-Porque no le rogué cuando terminó conmigo. P-Porque lo dejé solo cuando estaba viviendo un momento difícil.

— No, Roger, no es tu culpa —dijo William—. Las cosas pasaron así, tenías derecho a estar dolido, tenías derecho a no rogarle.

— ¡Pero ahora va a morir! —exclamó con los ojos inundados.

— No va a morir —intentó tranquilizarlo—. Va a estar bien.

— ¡Q-Quizás cuánto tiempo estuvo en el agua!

— Actuaste bien, lo sacaste, intentaste reanimarlo...

— ¡P-Pero pude evitarlo!

— Quizás no —dijo—. Estaciona, voy a conducir yo.

— No hay tiempo...

— Estás muy nervioso, no puedes manejar así, podemos chocar.

— B-Bien —dijo y se orilló. Salió del auto, William también y le dio un abrazo para proporcionarle mayor tranquilidad. Roger correspondió y agradeció el gesto. Volvieron a cambiarse de asiento, William conducía.

Siguieron en camino y llegaron al hospital. Corrieron a verlo, el médico les indicó que les diera los nombres de los padres y Roger aseguró que ya había llamado a la madre de Brian, esta ya iría en camino.

— Aún lo estamos atendiendo —dijo el médico—. Así que tiene que esperar un poco para verlo.

— Está bien... ¿no tiene ninguna otra lesión?

— Bueno, se golpeó la cabeza, pero además de eso, no tiene nada. Ninguna fractura, ningún corte, ningún esguince...

Roger suspiró aliviado, luego notó como el resto del equipo médico salía de verlo y les indicaban que estaba estable.

— ¿Puedo entrar a verlo? —preguntó Roger.

— Lo siento, solo familiares.

— Yo... eh... soy su novio —mintió.

— Está bien, pase —accedió y Roger agradeció.

(...)

Brian comenzó a abrir los ojos poco a poco. Le dolía la cabeza y notó que estaba conectado a un respirador por las fosas nasales. Escuchó a su madre exclamar “¡está despertando!” y un leve sollozo del cual no supo el dueño. Cuando abrió los ojos vio a su madre y a Roger al lado. El último sonreía con lágrimas acumuladas en los ojos y apenas Brian preguntó qué había pasado, lo abrazó con fuerza.

El rizado se sorprendió y correspondió mientras se le humedecían los ojos. Roger seguía abrazándolo, escondiendo el rostro entre su hombro y su cuello.

— Gracias a Dios que estás bien... —murmuró y Brian no evitó sonreír levemente.

Roger se separó algo avergonzado.

— Lo siento —murmuró en una sonrisa tímida. Brian comprendió, pero no le dio más vueltas.

Su madre pronto también lo abrazó y le besó la cabeza numerosas veces diciéndole que por favor no le volviese a hacer eso y que había tenido suerte de haberse salvado.

Grown Up [Maylor]Where stories live. Discover now