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Brian iba de mal en peor.

El juicio no estaba funcionando, allí estaba, el juez seguía escuchando las quejas del abogado del hospital que decía que los May querían sacar dinero de la muerte de su padre y esposo.

- ¡Objeción, yo no estoy pidiendo dinero! -exclamó Ruth molesta.

- ¿¡Y entonces qué!?

- ¡Que cambien los sistemas de salud!

- ¡Orden, por favor orden!

- ¡Mi esposo murió por negligencia médica! ¡Dejó a mi hijo, Brian sin padre y a mí sin marido! ¡Dejó a mis futuros nietos sin abuelo!

- Objeción, último argumento no es válido debido a la orientación sexual de su hijo -interrumpió el abogado del hospital.

- Objeción denegada por discriminación -sentenció el juez.

- Lo que mi cliente quiere es justicia por su esposo, no dinero -dijo el abogado suyo-. Es más, nuestra demanda no pide nada de dinero.

- ¡Y no tiene derecho a hablar de mi hijo! -soltó Ruth que cada vez estaba más enfadada.

- ¡Orden, orden! -exclamó el juez-. Llamo a testificar. Primer testigo, Roger Taylor, pareja del hijo.

Roger subió algo atontado, se había quitado la tintura para ir más formal, así que nuevamente llevaba su rubia cabellera, la que estaba amarrada en una cola de caballo baja. Le dolió un poco el "pareja", pero no podía hacer nada. Subió al estrado y se centró esperando a que le preguntaran. Tras jurar que decía la verdad, comenzaron a interrogarlo.

- Señor Taylor, usted era pareja del señor May hijo, el tiempo que Harold May estuvo hospitalizado.

- Sí, señor -respondió sin más.

- ¿Usted tenía conocimiento de la alergia del paciente?

- Sí -respondió-. Se lo escuché decir a la señora May a una enfermera.

- Que en ese tiempo era su suegra.

- Sí -respondió y miró hacia abajo.

- ¿Sigue siendo pareja del señor May o ya no?

- Objeción, pregunta no adecuada al el tema -habló el abogado.

- Si siguen siendo pareja puede que hayan conspirado en contra de mi cliente -explicó el abogado del hospital.

- ¿Cuántas películas ha visto? -preguntó el abogado.

- No, ya no somos pareja -murmuró, Brian suspiró.

- Bien -habló en abogado-. Señor Taylor, ¿alguna vez leyó la ficha médica o los medicamentos suministrados al paciente?

- No, señor, yo estaba en la sala de espera.

- Correcto, otros testigos han afirmado lo mismo... -dijo-. Bueno, según su testimonio anterior, de hace unos meses, usted estaba allí cuando Ruth May habló con el médico.

- Sí -asintió-. Pero en la sala de espera con Brian.

- Bueno, el testimonio es el mismo, solo que por lo visto ahora terminaron...

- ¡Señor Lighthart le aconsejo que deje de decir cosas indiscretas! -habló el juez molesto al abogado del hospital.

- Disculpe, su señoría.

- Bueno, señor Taylor, puede retirarse, gracias por su testimonio.

Roger bajó del estrado y Brian le dedicó un ligero «gracias», él le hizo una media sonrisa y volvió a sentarse.

Grown Up [Maylor]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora