«9»

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— Hey... Roger...

— Déjame solo.

— Vamos, Rog... por favor... perdón...

— Eso fue hiriente, Brian.

— Lo sé, y por eso te pido que por favor me perdones.

— Te perdoné la primera vez, prometiste no volver a decirlo y aquí estamos —sentenció con el ceño fruncido.

— Mi amor...

— No, déjame solo, tengo clases de biología.

Dicho esto se fue y Brian pegó un suspiro. Lo siguió.

— Roger, por favor, hablemos.

— ¿Y por qué debemos hablar? —preguntó—. Ya dijiste todo lo que tenías que decir.

— Porque eres mi novio.

— Sí, y tú también eres el mío, y aún así me dejaste preocupado hasta las tres de la mañana y tuve que más encima dormir en el suelo.

— Yo no te pedí eso...

— ¿Ves? Y sigues y sigues echándole leña al fuego —dijo—. Déjame solo, ¿quieres?

— Mi amor...

— Y no me llames así ahora —entró a su salón y a Brian no le quedó otra que pasarse las manos por el rostro y aceptar que Roger estaba molesto con él.

Se fue a su salón. No prestó atención a nada, no pudo, simplemente, se distraía, pensaba en Roger, en su padre, en todo y nada al mismo tiempo. Se sintió tonto.

Y lo eres.

Señor May, me gustaría que por favor prestara atención —dijo el maestro interrumpiendo sus pensamientos. Varios alumnos se mofaron.

— Lo... lo siento —respondió él.

El profesor suspiró y siguió enseñando.

¿Qué podría hacer? Roger claramente estaba molesto y dolido, su madre estaba desecha, su prima estaba en otra ciudad y su padre... estaba muerto.

Se sintió solo por primera vez en mucho tiempo. Sintió tristeza acumulada, mas no lloró. Lo que importaba era arreglar las cosas con Roger.

Y sus calificaciones, claramente.

(...)

El rubio estaba estudiando arduamente en su habitación. Michael había salido, aquello no le sorprendió, era de los que jamás estudiaban para nada y se la pasaban copiando. De todas formas, era agradable.

Su próximo examen sería en dos días. Era complicado, por lo que llevaba más de una semana estudiando. Por lo menos ya sabía todas las definiciones y comprendía todo a la perfección. No tendría problemas.

Escuchó que tocaban su puerta. Se levantó y abrió. Brian estaba tras ella, y el rubio no pudo evitar soltar un bufido al verlo. Aún estaba molesto.

— ¿Qué quieres?

— Que hablemos.

— ¿Y de qué? ¿De que era más agradable cuando parecía un niño pequeño y hablaba estupideces siempre?

— No... no es eso...

— Dijiste que preferías "cuando estaba pensando todo el día en perritos" —hizo comillas con los dedos.

— Tenía resaca y me porté como idiota —explicó —Rog, por favor...

Roger lo miró molesto.

Grown Up [Maylor]Where stories live. Discover now