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Brian tosió varias veces y se dejó caer en la cama exhausto. Sentía la nariz llena de mucosidad y le dolía la garganta y el pecho. Nuevamente había caído enfermo.

¿Habría sido por haberse ido mojado desde esa piscina hasta la universidad? Bueno, daba lo mismo, siempre había sido muy enfermizo, incluso había sufrido de hepatitis durante su infancia, y aquello no había sido nada lindo.

Roger había ido a repasar con Michael para un examen, mientras que William estaba en una cita con Lainey. Estaba solo, enfermo, probablemente con fiebre, y con frío.

Sin saber qué hacer, intentó dormir sin dar un buen resultado. Estaba muy incómodo por lo que parecía ser un resfriado.

Terminó viendo sus redes sociales para no aburrirse. Las horas pasaban lentas y seguía sintiéndose mal. No quiso comentarle a Roger cómo se sentía para que pudiese estudiar tranquilo, a fin de cuentas podía arreglárselas solo.

El rubio llegó cuando ya oscurecía. Venía conversando con Michael y con los libros en la mano, entró a dejar sus cosas y fue a ver a Brian.

Cuando abrió la puerta, lo encontró dormido, muy pálido y con una manta entre los pies. Se le encogió el corazón y se inclinó a su lado para darle un beso en la frente. Notó cómo esta estaba hirviendo y vio el termómetro que descansaba sobre la mesita de noche. Marcaba treinta y nueve grados.

Dio un pequeño suspiro y tomó la manta para luego taparlo y acariciarle la zona lateral de la cabeza. Volvió a besar su frente.

— Hola, Roggie... —habló Brian despertando. Roger siguió acariciando su cabeza.

— Hola, Bri —dijo—. ¿Te sientes muy mal?

— Sí —tosió un poco—. Me tomé la temperatura y tengo treinta y nueve...

— Sí... lo vi —dijo—. Estás hirviendo.

— Tengo frío...

— Si quieres, puedo llevarte a la enfermería.

— Tranquilo, estoy bien —aseguró.

— No lo estás...

— Bueno, no —rió un poco lo que provocó que tosiera—. Pero no como para ir a la enfermería.

— ¿Estás seguro? —preguntó Roger—. Llevas un tiempo ya enfermándote con esas fiebres fuertes...

— Claro —dijo—. Siempre que me resfrío me da fiebre.

— Pero me tiene algo preocupado...

— Tranquilo, mi amor, estoy bien —aseguró y le dio un beso débil en los labios.

— Bueno... pero descansa, ¿sí? Te hará bien.

— ¿Podrías quedarte conmigo, por favor? —pidió.

— No quiero que estés incómodo...

— No lo estaré. De verdad

— Está bien —sonrió, Brian se hizo lentamente a un lado y Roger se acostó a su lado—. ¿Mejor?

— Definitivamente —respondió y lo rodeó en sus brazos.

Brian se durmió rápidamente, sin embargo, Roger seguía despierto, abrazado a él, preocupado por la salud de su novio que parecía ir empeorando. Eran solo resfriados, pero las fiebres eran bastante fuertes. Pensó que quizás pedirle una hora al médico sería buena idea, así sabrían bien qué era lo que tenía.

A la mañana siguiente, Brian seguía en el mismo estado deplorable, así que Roger avisó que no iría.

— Bri... voy a dar mi examen, pero a penas salga iré a verte, ¿sí? —dijo acomodando un poco las mantas que lo cubrían.

Grown Up [Maylor]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora