· somos lo que soñamos ser ·

Parte sin título 39

Hola de nuevo!!! La verdad es que no sabía si seguir o no porque ando muy liada y tampoco veo que la historia interese mucho. Pero no quería dejarlos así. Quería darles el final que se merecen y que tenía escrito desde hace muuuucho tiempo. Solo espero que os guste al menos un poco jajajaja

Muchas gracias a todos por seguir aquí, por vuestros mensajes de ánimo que han hecho que yo hoy este aquí.

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

C A P I T U LO 37

- Papá – con una vocecilla escondida entre las sábanas – vuélvemelo a contar papá, porfi.

- Blanca, es tarde. Tienes que dormir, mañana hay colegio.

- Pero solo una vez. Papi porfi – poniendo morritos.

- Haces de mi lo que quieres. ¿Qué quieres que te cuente?

- Quiero el cuento de mamá – dijo con voz de ilusión incorporándose sobre la almohada. Yo solo pude sonreír.

- Hace muchísimo tiempo – empecé a hablar.

- Hace muchisisimo tiempo – me repitió Blanca.

- En las lejanas tierras del norte – proseguí sonriendo.

- En las lejanas tierras del norte – repitió ella de nuevo.

- Existía un pequeño pueblo...

- Sobre una montaña junto al mar – cortándome.

- Allí nació una princesa.

- Las más bella de todo el reino – dijo sonriendo

- Si lo era, -acariciando su cabeza – Aquella princesa amaba la música y se encargaba de hacer sonreír a la gente de su alrededor todo el tiempo.

- Un día – continuó Blanca –un horrible mago sorprendió a la princesa en alta mar. Desde su casa en el acantilado, la princesa observaba como aquel mago que odiaba la música, hipnotizaba a los habitantes.

- Pero la princesa tuvo una idea – continué yo – la pequeña villa no podía seguir sin música y accedió a hacer un trato con él.

- Aceptó irse a vivir con él y así dejar a los habitantes vivir felices – concluyó acariciando mi mejilla. – pero no estés triste papá.

- No estoy triste.

- Ella nos cuida desde el cielo.

- Duérmete – le dije limpiando una lagrima antes de dejarla correr – papá se queda aquí hasta que te duermas.

-------------------------------------------------

- ¿Quieres hablar de cómo te encuentras ahora? – preguntó Ricardo – ¿De cómo es vuestra vida aquí?

- Dos semanas después de todo aquello sentí que la casa se me caía encima. Que habían demasiados recuerdos en ella para seguir viviendo como si no pasara nada. Mis padres tenían una casa aquí en potes. Un pueblo de mil habitantes, ¿perfecto para nosotros dos, no?

- ¿Para romper con todo? – preguntó de nuevo.

- Para escapar de todo.

-------------------------------------------------