7

2.4K 218 117
                                    

AGATHA

-7-

Estoy caminando por el alborotado pasillo. Esta vez me tengo que dirigir a la sala de laboratorios para diseccionar un pobre animalito. Solo de pensarlo se me ponen los pelos de punta, pero para eso me apunte en la universidad. Por eso estoy cursando la carrera de medicina; para poder convertirme en un médico y poder salvar vidas en cualquier momento, como hace mi padre.

Llevo tan solo dos semana de clases. Sin embargo, hay ciertas maniobras que me hubiesen sido de gran utilidad hace años atrás. Podría por lo menos haber sabido que era lo que tenía hacer, en vez de temblar del miedo y bloquearme, quedándome en blanco como lo hice. Noto como mis ojos se llenan de lágrimas por el recuerdo.

«No recuerdes eso ahora. Estas en la universidad. No puedes hacer nada para cambiarlo»

Repito las frases, intentando tranquilizarme. Tomo aire un par de veces hasta sosegarme. Antes de que me dé cuenta estoy en frente de la puerta del laboratorio. Casi me doy de bruces con ella. Menos mal que alguien la ha abierto antes y me he chocado con él en su lugar.

Un chico pelirrojo, con el pelo apuntando en todas direcciones, me mira de arriba abajo hasta volver a posar sus salvajes ojos color hierba en mí. Me retiro un mechón y lo engancho en mi oreja. Carraspeo, incómoda. Él me mira confundido. Sigue sin moverse del marco de la puerta. No sé por qué lo hago, pero acabo hablando:

—¿Me dejas pasar? —pregunto de la forma más simpática que puedo.

El chico se sonroja en respuesta. Intento mantener mi rostro serio. Aunque por mucho que lo intente soy incapaz de disimular la mueca divertida que se abre paso por mi cara al ver su reacción. Él vuelve a mirarme y una sonrisa reluciente se forma en su pecoso rostro.

—Eh, sí, sí, perdona —dice enrojeciendo de nuevo.

Me percato de cómo se mesa su pelo en un acto de nerviosismo. Ahora me siento mal por el tono que he usado antes. Está avergonzado por mi culpa. Nunca me había sucedido. Solía transmitir respeto y miedo. Ahora transmitía lástima, alguien de quién burlarse —por sus prendas o qué sé yo-—. Pero nunca se habían sonrojado por mí. No puedo evitar que una sonrisa inocente se forme en mis comisuras.

—No te preocupes —respondo de forma dulce y paciente.

Poso mi mano en su hombro de forma amistosa consiguiendo que él se tense por el sutil contacto y su mirada danza entre el punto de unión de ambos y mis ojos. Se sonroja un poco más, si aquello es posible.

Pero antes de poder decir nada, su mirada se desvía a alguien que tengo detrás de mí. El sonrojo desaparece de inmediato y se endereza en un rápido movimiento. Yo no puedo dejar de observar aquel cambio de actitud.

«¿Quién tiene tal poder sobre una persona?»

Pero el karma se encarga de darme una respuesta.

—Hola, chica misteriosa.

Su grave y aterciopelada voz llega a mis oídos. La colonia que usa me rodea por completo. Es dulce, pero a la vez no, tiene un toque amargo. Totalmente contrario a él. Noto como sus pesados pasos se escuchan cada vez más cerca y yo decido encararlo.

—Sander —saludo seca, perdiendo totalmente la actitud desenfadada de antes.

El chico pelirrojo ahora me mira a mí y a él, respectivamente. Esta sorprendido porque nos conozcamos. «Yo también», me gustaría decirle. El pelirrojo se separa de mí y se acerca a Etham para saludarlo.

—Etham —saluda él, con voz rota. Algo en mí se revuelve por escuchar aquella voz.

—Derek — le devuelve el saludo Etham con el mismo entusiasmo que... ¿su amigo?

Opuestos Positivosजहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें