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AGATHA
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La luz se cuela a través de las cortinas y me da directamente en el rostro. Frunzo el ceño, molesta. Remoloneo en la cama y me vuelvo a arropar con las sabanas hasta ocultarme por completo. Suspiro de cansancio. Voy a levantarme, pero un peso encima de mi estómago me lo impide. Me giro cautelosamente en busca del dueño del brazo que me tiene agarrada.

Antes de poder apreciar el rostro dormido de Etham, este me acerca aún más a su cuerpo. Inhalo su aroma.

Podría acostumbrarme a despertar así.

Escondo el rostro en el hueco de su cuello. Él se remueve al notar mi nariz contra su piel y sonrío por ello. Murmura algo somnoliento y mi sonrisa se ensancha divertida. Vuelvo a hacer un camino en su cuello con mi nariz y dejo un beso debajo de su oreja. Cuela su  mano bajo mi —su— camiseta trazando círculos en la piel de mi espalda.

—Buenos días —susurra con la voz adormilada.

—Hola...

—Me podría acostumbrar a despertarme contigo —dice antes de abrazarme y esconder su rostro en el hueco de mi cuello. Besa mi frente antes de que nos separemos escasos centímetros.

—¿Y quién dice que yo quiera despertar contigo? —pregunto en medio de la broma y la seriedad.

—Eso no decías ayer. —Acorta de nuevo l- distancia que había entre nosotros logrando que nuestros labios se rocen sutilmente y susurra: —Siempre puedo convencerte.

Se me ponen todos los pelos de punta. Suelto todo el aire que no sé qué estoy conteniendo en un jadeo sorprendido. Él me guiña un ojo.

—Ni en mis peores pesadillas.

—Será en tus mejores sueños —alega él antes de besarme.

Al contrario que los besos de ayer, este es más lento. Más tierno. Más perezoso. Enlazo mis manos en su cuello con toda la intención de profundizarlo, pero él se separa abruptamente riendo.

—En tus peores pesadillas, ¿eh?

—Idiota.

Pero antes de poder rebatirme nada más vuelvo a tener su boca invadiendo la mía. Ahora soy yo la que se separa.

—Tengo que irme a casa.

—¿Ya?

Asiento. Etham bufa algo en voz baja y se restriega la mano por encima de los ojos. Mientras tanto yo me levanto y retiro las sábanas para encontrarme que estoy en ropa interior. Rápidamente vuelvo a enrollar las sábanas alrededor de mi cuerpo. Y con toda la dignidad que puedo juntar me levanto y voy en busca de mi vestido y mis tacones.

—¿Es de nueva colección? —grita él al ver cómo me escabullo con las sábanas arrastrando.

"Capullo".

Encuentro mi vestido negro tirado por el salón y cada tacón en una punta. Aprovechando que Etham está en su cuarto me cambio con rapidez en la sala. Intentó desenredarme el pelo, pero al ver que va a resultar ser misión imposible me lo ato en un moño.

Busco mi teléfono por los alrededores hasta que doy con él que se encuentra al lado de mi bolso. Me encamino hacia la puerta con toda la intención de marcharme cuándo su voz me detiene a punto de hacer girar el pomo.

—¿Ni llevarte me vas a dejar? —pregunta.

Niego con la cabeza antes de atreverme a mirarle.

—¿Quieres llevarme a mi casa? —cuestiono de vuelta sin disimular la sorpresa que aquello despierta.

Hace un ruidito de asentamiento. Besa mis labios castamente y tintinea las llaves del vehículo. Parpadeo, sorprendida por el beso.

Opuestos PositivosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora