Capítulo 45

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Gaara se encontraba en graves aprietos, pudo notar de reojo como Sai se libraba de su enemigo particular y con una mirada ambos se despidieron. Kisame intentó detener al pelinegro en ese momento, pero Gaara colocó sus palmas en el suelo y dijo:

-tu pelea es conmigo, MAREA DEL DESIERTO.

Una ola de arena intervino el ataque de agua que Kisame le había lanzado a Sai para detener su salida del lugar y obligó al portador de Samehada a defenderse con su espada. La arena lo aplastó, y antes que Gaara terminara de enterrarlo Kisame surgió de un agujero en un gran salto.

-¡SUITON, JUTSU BALA DE AGUA! –escupiendo disparos elementales.

Gaara desvió la técnica con su escudo de arena y se movió de lado para evitar un tiburón saliendo a sus pies. Era habitual de su enemigo usar ataques por debajo del terreno. El Kazekage ya había tomado nota de ello y no le sorprendería nunca. Gracias a su control de la arena podía sentir las vibraciones de un jutsu viajando por debajo.

-Nada que venga por debajo mío, me sorprenderá –anuncio el pelirrojo cruzándose de brazos

-Tal vez, -admitió Kisame- pero este combate será definitivamente mi victoria.

Ambos caminaron en círculo, enfrentándose cara a cara. Gaara sabía a qué se refería el Akatsuki cuando predecía su victoria. El combate se alargaba y cada vez el suelo estaba más mojado. Eso dificultaba las técnicas de Gaara, mientras favorecía las de Kisame. Además, Kisame ya había sido herido en varias oportunidades y Samehada lo curaba. Cargada con el chakra de Hachibi era como combatir a dos Biju, en lugar de uno. El pelirrojo en tanto, intentaba guardar las apariencias. Intentaba no mostrarse fatigado. Pero menos de mitad de su poder era lo único que le restaba. Tenía que acabarlo y solo lo lograría, apartándolo de su espada. Sin Samehada en la pelea, Gaara sabía que tenía una oportunidad cierta de ganar. Tenía que derrotar a la espada antes que a su usuario para vencer.

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¿Y bien Naruto? –Dijo Madara sin moverse-¿empezamos?

-Como desees, ¡JUTSU MULTICLONES DE SOMBRAS!

Unos 100 clones de Naruto rodearon al Shinobi original. El rubio extrajo dos pergaminos verdes, dos dragones dorados destacaban en la cubierta. Naruto no pudo evitar sonreír.

-Goro-sama, Tenten-chan… -susurró para sí mismo- gracias por todo.

De pronto al extenderlos, un sin número de kunai de tres puntas surgieron en pequeñas explosiones y los clones los agarraron del aire mismo para avanzaban y atacar a Madara.

-¿Clones? –Se preguntó el Uchiha- es inútil contra mí.

Los Naruto se lanzaron rodeando al Uchiha y este solo dijo:

-SUNSANOO

El guerrero cadavérico surgió rodeando a Madara, con espada y escudo. Los clones explotaban si hacer el mínimo daño, el guerrero espiritual intentaba golpearlos con su arma para meter en Genjutsu a Naruto por intermedio de sus copias. Pero el rubio conocía el efecto de la espada por sus entrenamientos contra Sasuke. Así que deshacía a los clones que estaban por ser golpeados. Las copias lanzaban su kunai real a determinados puntos del campo, y luego continuaban intentando dañar la defensa a puñetazos o con sus creaciones de Rasengan. Cuando todos los clones fueron eliminados Madara gritó:

-¡¿Eso es todo?! ¡¿Clones contra un Dios?! Vamos Naruto, sé que no es lo mejor que tienes.

Naruto estaba haciendo tiempo en realidad, le daba distracción a Madara para que Akamaru se alejara lo más posible. Era su primera intensión, y además…..

Mundos ParalelosWhere stories live. Discover now