Capítulo 51

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14 años después:

Las 5 en punto en la mansión Uzumaki. El hombre de dorados cabellos le dio el biberón a su pequeño retoño entre sus brazos, sentado junto a la mesa del comedor. Presente también en esa zona de la casa, Kushina Uzumaki que padecía de insomnio. Así que madre e hijo, solían encontrarse en el comedor en el horario de madrugada mientras el pequeño Minato comía a gusto. Naruto no necesita alarmas para despertar por su hijo. 15 minutos antes que Minato comenzara a reclamar atención desde su cunita, el padre ya tenía listo el botellón con leche para evitar el llanto demandante. Entonces dio de comer al niño, y acto seguido lo llevo a dormir. Dejando en ese comedor a Kushina enfrascada en lectura de pergaminos ninja antiguos, que estudiaba para enseñar a sus nietos nuevas técnicas.

Al volver a su habitación Naruto minutos después, su vista quedó plasmada en la escultural figura durmiendo boca abajo en su cama. El largo y lacio cabello rosado cubría su rostro y casi toda la espalda. La blanca sabana solo cubría la desnudes en la mujer de la cintura para abajo. El resto, era la gloria misma. Naruto fantaseó brevemente sobre comenzar a dar besos en esa piel blanca y hacer mañana un gran comienzo. Pero tenía trabajo en las horas y que lo quería y quería en la actividad de oficina. Rodeó la gran cama caminando despacio, y saliendo al balcón respiró el aire fresco de Konoha. Aún no amanecía, tocaba aprovechar las horas regaladas por el niño ya no despertaría hasta la entrada la mañana.

-Hola -susurró la pelirosa abriendo un ojo.

-Buen día -respondió el hombre con sonrisa incluida.

Ella se correspondió con la sonrisa y estirando su brazo hacia la cama con una señal. Naruto se acercó a aceptar el llamado silencioso, se recostó y su esposa no tardó en aferrarse a él; descansando el bello rostro contra el pecho del rubio.

-¿El bebé? -Consultó ella.

-Lo dejó dormido, -respondió el cerrando los ojos- le di el biberón hace 15 minutos.

-Era mi turno -suspiró con culpa la mujer- ¿Cierto?

-No quise despertarte Sakura-chan ... -respondió sin drama

Sakura Uzumaki sonrió ampliamente, los años pasaban y su marido era igual de atento con ella. Jamás en la vida agradeció tanto una decisión personal, como haber elegido un Naruto Uzumaki. De pronto grabaron algo en el medio de su felicidad, un asunto pendiente que llevaban algunos días abusando. Se montó una hojarasca sobre él, y se desnudó como se recorrió con sus palmas sobre el pecho de su esposo. Sentada en el lugar apropiado, y solo con los interiores de su marido impidiendo el contacto deseado.

-Naru ...-Susurró sensual- ¿Naru? ...- volvió a intentarlo- ¡Naruto! -Le dio una bofetada en la cara.

-¿Qué pasa amor? -Preguntó entre dormido.

-Tengo ... siento "ganitas" -ronroneó sexi la mujer.

-Debo dormir un poco más amor -respondió el, sin abrir los ojos.

-Pero yo tengo "ganitas" -reafirmó Sakura deuscándose poco a poco.

El no respondió a las intenciones de su mujer, sonrisa suave y país de los sueños sin retorno.

-¿Naru? ...- insistió Sakura- ¡Naruto! -Golpe en la cara.

-¿Eh? ... ¿Porque me golpeas Sakura-chan? Haber levantando el cuello y abriendo los ojos con esfuerzo.

-Te he dicho que tengo "ganitas" -señaló rotunda.

-Pero cariño ... estuvimos casi toda la noche con ...

Ella gruñó con mirada penetrante, y el rubio cortó el parlamento inmediatamente. Era mala idea hacerla enfurecer, los años no modificaban ese pequeño detalle de la relación.

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