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Jungkook estaba atando los cordones de sus zapatos, inclinado en el suelo, a un lado de la acera para que la gente no chocara con el y cayera, o lo tiraran a el.

Ninguna de las dos sonaba bien.

Se había despertado demasiado tarde esa mañana, de no haber sido por los gritos de su madre el habría seguido durmiendo plácidamente y no habría ido al instituto.

No tuvo tiempo de desayunar, ni tampoco se había duchado, aunque eso último no le molestaba mucho ya que se había duchado el día anterior, pero su tripa gruñía por el hambre, estaba acostumbrado a desayunar.

Ni siquiera había podido peinarse correctamente, su cabello estaba desordenado, a penas había tenido tiempo de agarrar algo de ropa y colocársela rápidamente, siendo un pantaloncillo corto blanco y una camiseta de manga corta roja, en la puerta de su casa se había colocado sus convers blancas y metió los cordones en las zapatillas sin atarlos.

Dando como resultado que se salieran de ellas y que casi se golpeara contra el suelo por haberlos pisado, por ello había decidido detenerse y atarlos correctamente.

Cuando terminó y se colocó de pie, una rosa roja fue puesta frente a su rostro, tomándolo por sorpresa, siguiendo el brazo extendido hacia el y llegando a su dueño.

—Jimin Hyung.—le sonrió.

—Buenos días, fresa.—le devolvió la sonrisa.

—¿Esa flor es para mi?.—Jungkook la señaló, recibiendo un asentimiento por parte del mayor—.Gracias, Hyung.—la agarró.

—Me dijiste que te gustaban mucho las flores, ¿No es así?.—elevó una ceja.

Jungkook asintió, moviéndola frente a sus ojos—.Si, y es muy linda.

—Como tú.—pinchó su nariz.

Jungkook rió—.¿La compraste para mi, Hyung?.—se agarró del brazo del mayor, comenzando a caminar.

—Algo así.—alzó las cejas.

Había estado caminando al otro lado de la acera cuando vio a Jungkook, no lo pensó dos veces cuando decidió arrancar la rosa del bonito jardín que poseía la casa frente a el, dándose prisa para no ser atrapado y regañado.

Después había cruzado la carretera con rapidez y se había parado frente al chico.

—¿Sabes, Hyung?.—Jungkook lo miró de reojo—.También me gustan los perritos, me gustan los cachorritos tiernos.

Jimin alzó una ceja, soltando una carcajada—.¿Estás tratando de que te consiga un perro?.

Jungkook chasqueó la lengua, mirándolo—.Puede—se encogió de hombros—.¿Me lo darás?.

Jimin negó con la cabeza—.Por supuesto que no.

—Oh.—Jungkook hizo un puchero, mirando la rosa—.¿Ni siquiera por que soy tan lindo como esta rosa?.

Jimin rió, Jungkook estaba comenzando a aprender a usar sus encantos y eso no era nada bueno.

—Eres más lindo que esa rosa, pero no, no te conseguiré un perro.—tiró de el cuando llegaron a la entrada del instituto.

—¿Por que no?.—Jungkook insistió.

—¿Que piensan tus padres acerca de tener una mascota?.—preguntó en cambio.

—Papá dice que no estoy preparado para cuidar a alguien mas, incluso si es un perro, y Mamá simplemente no me deja.—hizo un mohín.

Jimin alzó las cejas—.Por eso no puedo conseguirte un perro.

Strawberry Milk.  ❤Jikook❤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora