Capítulo 9: Orgullo

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Debo admitir que nunca me había sentido tan emocionada por los lunes, siempre los he odiado y más ahora en la universidad. Sin embargo, esta semana lo esperé con ansias.

Cuando entro al aula, veo a la mismísima Thea sentada en su pupitre mientras observa su celular con cautela, su dedo se desliza por la pantalla y su mirada se torna frustrada. Me acerco a ella y me siento a su lado —Hola —le saludo.

Ella me ve y deja su celular de inmediato volteándolo boca abajo, yo frunzo el ceño ante su acto y ella me muestra sus dientes —Abby ¿Cómo estás?

Niego con la cabeza despejando mis pensamientos —Muy bien —respondo —No sabía que compartimos clases.

—Entré semanas después de que comenzaron las clases —menciona.

—Oh, seguro es eso —y también lo distraída que soy, la verdad es que ni siquiera pongo atención en cómo se llaman mis compañeros y no me tomo la molestia de ser social con ellos.

—Supongo —me volteo para preparar mis materiales de esta clase, cuando de repente Thea decide hablar —Oye Abby... de pura casualidad ¿eres de Nueva York?

Me sorprendo ante su pregunta, pero más ante su suposición —¿Cómo lo sabes?

Ella rasca su cabellera rubia —Ah, lo supuse. Tu acento del noreste dice mucho.

Arrugo mis cejas —¿Se nota mi acento?

—Bueno, al menos yo lo noté.

La profesora llega en ese momento y el día transcurre normal, estudios y apuntes. Después de unas horas, es la hora de mi salida, camino por el pasillo de la universidad y llego a mi casillero, lo abro y deposito mis libros dentro, lo cierro y cuando me volteo me encuentro con los lindos ojos grises de Drake —¿Qué tal te fue? —me pregunta respecto a mis clases.

—Bien ¿y a ti?

—Agotador —menciona —El sábado noté que te fuiste temprano.

—Ah, si —respondo mientras bajamos las escaleras hasta el primer piso del campus —Me sentía frustrada y quería despejar mi mente.

—Lo entiendo —él guarda una pausa y vuelve a hablar —¿Es por lo de Darla? Porque si es por eso, sabes que tú no tienes la culpa de nada, eres asombrosa e hiciste lo correcto para ella, quizás ella no piense lo mismo, pero estoy seguro de que algún día te lo agradecerá. Nunca dudes de ti ¿quieres?

Sonrío ante sus palabras —Ya estoy mejor, enserio —le tranquilizo —Pero gracias por tus palabras.

Él asiente con la cabeza convencido, me paro de puntillas para alcanzar su rostro e impacto mis labios en su mejilla con delicadeza, él se queda perplejo ante mi acto y comienzo a pensar que fue una mala idea, después de unos segundo él me sonríe con sus mejillas ruborizadas. Estoy por salir del campus cuando él me detiene —¿Tienes algo que hacer hoy? —me pregunta.

Me giro sobre mis tobillos —¿Por qué?

—Quería ver si quisieras salir a comer algo conmigo —propone rascando su nuca.

Doy un paso hacia él y muerdo mi labio inferior —No lo sé... tengo cosas que hacer.

—Puede ser otro día si deseas, cuando quieras...

—Quizá en otro momento ¿sí?

Él asiente con su cabeza —Claro.

Le doy una última sonrisa y salgo del campus con cautela mientras mi mirada busca a la persona que he deseado ver desde el sábado. Paso por el estacionamiento, frunzo el ceño al no verlo por ningún lado y cuando decido rendirme e irme a casa, escucho una voz conocida —Tu y ese imbécil sí que empalagan.

También Eres Mi PrioridadWhere stories live. Discover now