Capítulo 48: Soledad

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Abby.

Frío.

Eso describe todo lo que siento ahora, me importa poco lo que pasó con Eitan hoy, duele mucho, bastante, pero al menos el frío me hace ocultar mi dolor y pensar menos en aquella desgracia.

Dereck me ha llamado varias veces al celular, incluso más que Eitan, pero decidí rechazar las llamadas, sé que Dereck puede estar muy preocupado, por lo que le mandé un mensaje de texto aclarando que estaba bien, pero que no quiero hablar con nadie ahora mismo.

Ni siquiera Thea o Darla, ellas están muy felices ahora, Thea y mi hermano comenzaron a salir, y a Darla le propusieron matrimonio, no quiero preocuparlas en este momento.

Desde que le mandé ese mensaje a Dereck, nadie más ha insistido en llamarme, y sé que si Eitan estuvo insistente, Dereck le tranquilizaría.

Pero aunque haya rechazado todas las llamadas, no estoy bien. He estado caminando por las calles con los brazos cruzados y el frío emanando mi cuerpo, se podría decir que no sé en dónde estoy o a dónde voy, estoy perdida. Y no sólo físicamente, mi mente y mi alma también lo están.

Me quedo sentada en el tronco de un árbol que está en una plaza no tan lejos de la quinta, quizá esperaré a que sea más tarde para que los invitados de Darla se vayan y entonces yo vaya en busca de la quinta para quedarme ahí durante esta noche.

Un coche negro y lujoso se acerca a mí, temo que sea alguien malo que me ha estado observando mientras vago por las colonias, pero me tranquilizo al ver que una de las mejores personas que conozco baja de ese auto.

Layla.

—¿Q-qué haces aquí? ¿Cómo sabes que yo... —ella corre a abrazarme y me anima a levantarme del suelo.

—No puedes estar aquí, Abby —me levanto y ella me indica que me suba al auto lujoso, no entiendo muy bien qué está sucediendo o porqué ella está aquí, pero tengo tanto frío que ya no soportaría una hora más ahí.

Me subo al auto y mis ojos se abren de par en par, al ver que ahí se encuentra Thomas —¿Qué? ¿Pero cómo?

—Eitan me llamó —responde Thomas a todas mis preguntas con sólo esas tres palabras.

Me hundo en el asiento. Genial, el chismoso fue y le contó todo a él ¿Por qué a él? —¿Qué te dijo?

—Nada —frunzo el ceño —No necesito saber nada, recibí indicaciones y estoy dispuesto a cumplirlas —sé que Eitan le dijo aunque sea algo y él lo oculta, pero no estoy de ganas para discutir ahora.

—¿Te encuentras bien, Abby? —cuestiona Layla desde el asiento de en frente.

Asiento mientras paso mi mano por mi brazo. Thomas me extiende una sábana —Estás helada.

La tomo y me la pongo, satisfacción siente mi cuerpo al sentir algo caliente después de varias horas de frío y tristeza.

-

Llegamos a la mansión Harper y dudo mucho en bajarme, los dos hermanos Harper no tienen mucho de diferente, quizá se aliaron para que Eitan aparezca ahí de repente y nos reconciliemos.

Pero no es así de fácil.

Layla se acerca a mí y me indica que todo está bien, ella me da más confianza a decir verdad, es una mujer tranquila, amable y honesta. Me bajo del auto y todos entramos a la mansión, Layla me muestra una habitación donde puedo pasar la noche hoy, me dice que dejó una pijama en el baño y me sentí más que satisfecha.

Entro al baño de la habitación y me doy una ducha caliente, salgo rápido y aplico crema en mi cuerpo, me siento más tranquila cuando me coloco la cómoda pijama.

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