Capítulo 40: Más problemas

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⚠Lean la nota final, es IMPORTANTE⚠

Abby

¿Cómo es que llegué aquí? 

Un día estaba contenta por el rumbo que mi vida estaba dando y al otro me encuentro fuera de la casa del chico que me abandonó hace cuatro años y se fue como el maldito cobarde que es.

Tengo que ser sincera, me aterra verlo y mucho más me aterra hablarle, pero quiero que las cosas queden claras y no meterme en más problemas, esa necesidad de decirle todo lo que me guardé por años me llena el alma.

Ayer Darla fue a mi casa para invitarme a acompañarla al ginecólogo la próxima semana, por fin le dirán el sexo de su bebé y quiere que sea sorpresa para los demás. Acepté y aproveché para contarle lo que sucedió en la casa de la familia Harper.

Mencionaría todas las horribles cosas que Darla dijo acerca de Thomas, pero jamás terminaría.

Sin embargo, ella se ofreció a cuidar a Chloe mientras mis padres no se encontraban en casa, ahora lo único que espero es que esa pequeña pitufina no le cause muchos problemas.

—Es un gusto volverlos a ver —la misma sirvienta que nos habló amablemente la vez pasada nos abre la puerta de la mansión. 

Ambos sonreímos, ella nos abre paso. Benjamín se asoma por el pasillo y al observarnos alza sus cejas incrédulo, se ve más extraño de lo normal, parece derrotado o algo por el estilo. Le hace falta una afeitada, su barba comienza a crecer más de lo normal, tiene unas ojeras enormes colgando debajo de sus ojos y ni hablar del perfecto peinado que solía usar.

—No creí volverlos a ver por aquí —dice extrañado al vernos.

—¿Se encuentra bien? —pregunto de inmediato.

—Sí —sonríe por lo bajo intentando ocultar su mirada.

—No pareces estar bien —acota Eitan. Benjamín suspira y sin quedarle otra opción, opta por hablar.

—Tuve una horrible discusión con Scarlett —afirma con la cabeza baja.

Antes de que podamos responder, el vuelve a alzar su mirada decidido a cambiar de tema —Pero eso no importa ahora. ¿A qué se debe su visita?

—Vine a hablar con Thomas.

A el no parece sorprenderle mucho —Claro, está en el segundo piso, en la sala de billar.

Asiento y me dirijo a las escaleras, pero Eitan me toma del brazo, sus lindos ojos pueden hablar por sí solos, está preocupado —Estaré bien —lo convenzo.

Él asiente sin estar tan seguro y es cuando subo las escaleras. Mis manos comienzan a sudar de una manera exagerada, encuentro la sala de billar y me seco las manos con mis jeans, acto seguido tomo la perilla de la puerta temerosamente, lamo mis labios y doy un suspiro.

Aquí voy...

Abro la puerta y lo primero que observo es su silueta, está de espaldas golpeando la bola de billar con el taco. Sé que ya ha notado mi presencia, sin embargo usa su 'concentración' como excusa.

Aclaro mi garganta y es cuando él voltea, una sonrisa arrogante se forma en su rostro al  verme —Creí que no te volvería a ver por aquí.

—Creíste mal.

—¿Qué es lo que quieres? —va directo al grano.

—¿Qué no es obvio?

Muerde su lengua y lanza una sonrisa —Sigues evadiéndome con otras preguntas, al igual que hace años, no has cambiado mucho.

También Eres Mi PrioridadWhere stories live. Discover now