Capitulo 8: Vida.

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Después de la conversación con Neil, su relación mejoró notablemente. Él la llamaba después de cenar y Megan lo acompañaba unas horas en las solitarias y oscuras noches. Aveces estudiaba en la mesa mientras que el hombre hacía su trabajo, otras, se contaban pequeñas y nostálgicas anécdotas.

El señor Newman pensaba que estar con ella era agradable y hacía que sus preocupaciones desapareciesen en esos momentos. Megan pensaba igual, en la oscuridad de su dormitorio, la soledad y los recuerdos siempre la invadían, un poco de compañía era lo que necesitaba para despejarse.

Por otra parte, la vida en el instituto era algo difícil. Las clases eran mucho más avanzadas que las de su antiguo centro educativo , así que estudiaba el doble que sus compañeros. No se permitía fallar, quería que su nueva familia estuviera orgullosa de sus resultados y que no se arrepintieran de haberle pagado una formación tan cara.

Sus nuevas amigas eran muy listas y aplicadas por lo que no tuvieron ningún problema en ayudarla. Ágata, siempre le sonreía con amabilidad y le explicaba los problemas de matemáticas como si fueran la cosa más fácil y simple del mundo.

Aunque la asignatura que más le costaba era gimnasia, casi todo se la daba bien, sin embargo, cuando llegaba el día que tocaba natación, Megan se quedaba mirando el agua como si fuera algo de otro mundo.

No sabía nadar.

La profesora pasó por alto su explicación de porqué no podía meterse en el agua, pensando que tan solo era una excusa para no hacer el deporte. A si que Megan colocó sus pies en el pequeño trampolín con inseguridad y aguantó la respiración. Dejando que su cuerpo cayera en la piscina.

La monitora tuvo que saltar detrás de ella al notar que se ahogaba. La sacó entre gritos mientras que la muchacha tosía el agua que había tragado. Más tarde se disculpó por no prestarle atención.

El suceso dio que hablar entre sus compañeros de clase, quienes pensaba que la joven estaba mal de la cabeza. Megan, avergonzada, se quedaba a un lado de sus tres amigas y estas trataban de encontrar una solución al problema. Concluyeron en que debían ir a la piscina de la rubia para practicar. Además de ser una excusa para reunirse, la ayudarían a que pudiera aprobar la asignatura sin ningún contratiempo. Ella aceptó.

Ronald la llevó a la mansión de Ágata el sábado por la tarde. Megan se quedó impresionada al conocer donde vivía, no había sabido hasta ese momento que era hija de Bale Sykes, el estratega más importante del distrito 0.

Newman trabajaba allí los fines de semana por lo que no tuvo ningún problema en acompañarla.

Caminaron por un largo jardín lleno de flores blancas hasta que llegaron a las puertas de cristal de la lujosa casa. Las paredes eran de un tono granate y estaban decoradas por unas enredaderas que llegaban hasta los balcones de la planta superior. La muchacha se fascinó, jamás había estado en un lugar así, la vivienda parecía un hermoso monumento.

La puerta se abrió y de ella salió un señor robusto. Megan cayó enseguida en que era el padre de su compañera de clase. Tenía el mismo tono cabello. Además, poseía unos ojos castaños  profundos y achinados. Se percató de que era bastante joven. Ronald hizo una pequeña inclinación de respeto y el hombre sonrió dejando ver sus pronunciados colmillos.

–Soldado Newman.–Saludó y volvió la mirada hacia la jovencita.–Tú debes ser la señorita Silver.–Pronunció. El hombre le extendió una mano y ella se la dio,estrechándola.

–Encantada, señor Sykes.–Contestó con cortesía.

–Mi hija la espera en la piscina.–Informó y dejó que pasasen al interior. Le indicó a la muchacha donde se encontraba la puerta trasera y esta se marchó para reunirse con las jóvenes. Ronald la observó hasta que desapareció de su vista y justo después siguió a Bale hacia el despacho.

Hasta que llegue la paz Where stories live. Discover now