Capitulo 31: Futuro.

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Ronald se despidió días después.

La noticia de su marcha no la sorprendió, Megan sabía que aquellas semanas tan hermosas acabarían en algún momento, sin embargo. ¿Por qué se sentía tan desolada? ¿Era el hecho de que Ronald no volvería nunca?

Semanas antes, la joven de ojos verdes le había hecho prometer que no lo haría. Estaba agradecida por el apoyo, el mayor no la dejó sola en ningún momento siendo espectador de cada uno de sus bajones emocionales, pero en el fondo sentía que algo no andaba bien. El amor no era el problema, se amaban, Megan cada vez estaba más loca por el soldado tanto que aveces le dolía, el contratiempo estaba en la distancia y sus vidas opuestas.

Megan comenzaría la universidad dentro de unos meses, su padre deseaba que se formase en la música y ella no le puso ningún obstáculo a aquella idea, es más, no le desagradaba. Ronald, en cambio, seguiría combatiendo contra los rebeldes en un distrito distinto, lejos. Debían separarse otra vez, aceptar que eran lo suficientemente jóvenes para buscar nuevas experiencias y no cerrarse en banda por algo que tal vez no tenía futuro.

La muchacha lloró en sus brazos, el sargento estaba de acuerdo, no podía impedirle que estuviera con otros chicos y que disfrutase de su juventud. La besó con pasión y volvieron a consumir su amor por última vez, desnudándose física y mentalmente bajo la luz de una vieja lámpara.

A la mañana siguiente Ronald ya no se encontraba más en el distrito 6.

Pat no preguntó porque las lágrimas de su hija se lo dijeron todo.

Bryton la visitó varios días, como amigos. Megan siempre parecía perdida en sus propios pensamientos, triste pero con una pequeña sonrisa entre sus labios. Quería ser fuerte y deseaba haber tomado la decisión correcta.

A menudo hablaba con Holly y Neil por teléfono, aún así, nunca mencionaron el nombre de su primogénito. Tras su llegada, Ronald no era el mismo, se enfocaba más en el trabajo, hasta el punto de dormir en la oficina para seguir con las tareas en la mañana. Su padre sabía porqué lo hacía, necesitaba olvidarla de alguna forma.

Megan acabó mudándose a un pequeño departamento en la ciudad del distrito 9, muy lejos de su padre o cualquier conocido. Iba a empezar una nueva vida, una donde se convertiría en la mujer libre e independiente que deseaba ser.

Por primera vez en mucho tiempo sintió que su vida realmente le pertenecía. Quería mucho a Pat, pero era demasiado controlador y sobre protector, ahora era solo ella y la vida. Se cortó la larga melena hasta sus hombros y comenzó a maquillarse, a los veinte años ya era famosa en el conservatorio.

Todo el mundo le tenia cariño, Megan poseía una personalidad dulce y bondadosa, algo inocentona pero capaz de hacer emocionar con su propia música.

El amor volvió a golpear su vida, Nolan Harrison era su profesor de solfeo por aquel entonces. El hombre, no demasiado viejo para su gusto, presentaba unos enormes ojos azules y un recortado bigote que caracterizaba sus delicados rasgos faciales. La joven se sintió atraída por él y comenzaron una breve relación. La ayudó a experimentar, el sexo era increíblemente bueno y Megan disfrutaba. No obstante, eso era en lo único que coincidían.

Ella no sentía lo mismo, no lo quería, al principio habían conectado y se ilusionó engañándose a si misma. Lo intentó, era una gran persona y le estaba proporcionando todo lo que necesitaba, pasión, lujos y cariño. Megan deseaba quererlo, aunque no funcionó.

Era muy diferente a Ronald.

Acabaron dejándolo, aún así, quedaron como buenos amigos. Algunas veces se acostaban juntos, pero, ella le dejó claro que solo tenían una buena amistad.

Hasta que llegue la paz Where stories live. Discover now