Capitulo 9: Batallas.

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Mientras que Megan Silver tenía una batalla interna, Ronald Newman combatía con la suya propia.

Los rebeldes bombardeaban los pequeños distritos de los alrededores y por mucho que deseara no ver las catástrofes que las bombas provocaban, debía ir a los lugares afectados y sacar a las víctimas. Cuando esto ocurría, el soldado solía recordar los ojos verdes de la joven meses atrás, agonizantes y desesperados. Se llevaba las manos a la cabeza cada vez que era informado de un nuevo ataque aéreo y sin pensarlo dos veces subía en la camioneta de soldados.

Una vez en los oscuros y grises escenarios buscaba cuerpos, vivos o muertos, la mayoría pertenecían a la última categoría, aunque siempre tenía la esperanza de poder ayudar en todo lo que pudiera.

Los bombardeos no era lo único que tenía en la cabeza. La existencia de un delincuente como Jackson le hacía la vida más complicada. Era sanguinario y increíblemente listo. La única vez que lo había visto delante suya, el rebelde lo había apuntado con su rifle mientras que sus compañeros se lanzaban a por el grupo de soldados.  No fue capaz de moverse, amenazado por el arma. Más tarde, junto a una risa acompañada, el delincuente le enseñaba que no tenía balas dentro.

La ira golpeó el musculoso cuerpo de Ronald, siendo demasiado tarde para detenerlo. Jackson tenía a su ejército cuidándole las espaldas.  Había sido una gran equivocación no haber tomado las armas del almacén, Bale se las había negado. Quería negociar. Cuando Neil  se enteró de su propósito puso el grito en el cielo.

¿Negociar? ¿Con asesinos?

Sykes no estaba pensando con claridad. Los negocios no eran bienvenidos en aquella guerra de poderes.

Tras la gran crisis mundial económica y la contaminación global, el planeta tierra había llegado a un punto donde no se podía volver atrás. La delincuencia fue un problema de alto riesgo, los pobres robaban y mataban a sus propios vecinos para poder dar de comer a sus familias. Los países rurales no tenían los recursos suficientes para cultivar en los campos de cultivo, contaminados por los residuos radioactivos que la tercera guerra mundial había creado, por lo que la gente comenzó a emigrar a otros países centrales. Europa quedó consumida en tan solo cinco: Reino Unido, Holanda, Francia, Italia y Alemania. Sin embargo por culpa de una enorme pandemia, Patrox, dejó el mundo reducido en tres. La gente superviviente de Reino Unido y Holanda volvieron a emigrar hacia los últimos países. Dejando una población de menos de veinte millones de personas.

Los gobiernos decidieron hacer un gran referéndum, donde las personas votarían unir o no los tres territorios. Fue un gran revuelo, aún así, la mayoría de ciudadanos votaron que sí. Más tarde, se organizaron los distritos.

El movimiento rebelde se creó después de aquello, los inadaptados de la sociedad querían tener el poder absoluto de cada uno de ellos. Para su gran ego significaría tener el mundo entero en sus manos.

Los militares, después de una larga temporada de actos terroristas, decidieron cerrar las fronteras. Vigilar a los dirigentes de cerca y detenerlos. No fue suficiente. Declararon la guerra y decidieron pelear con todas sus fuerzas. La mayoría del ejército enemigo e inmoral, eran agentes militares que querían hacer las cosas a su manera, por lo que tenían bastantes recursos para el frente.

Ronald creció viendo a Neil Newman y Holly Blanc luchar por la seguridad de las personas. Decidió unirse al trabajo, emocionado y deseoso de ver a sus padres orgullosos. Era un niño soñador, pero, con el tiempo y varios golpes duros comprendió que aquel oficio era mucho más importante de lo que pensaba. Ahora, se había convertido en todo un profesional. Serio y aplicado. Aceptaba las órdenes y le sacaba la máxima información a los sospechosos.

Hasta que llegue la paz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora