Capitulo 34: Marcharse.

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Ronald sacó el cuerpo de Bale cuando todos los invitados se marcharon, Megan se había quedado allí con los soldados, preocupada por las acciones desesperadas del mayor. Nolan también estaba en el recinto, a un lado de su alumna y Bryton, quien los custodiaba, quería llevarla a casa, sin embargo, no era un buen momento para hacerlo.

La violinista no era consciente de la actitud de su ex pareja hasta que el combatiente de ojos grises volvió y la abrazó tembloroso. Nolan apretó los labios ante la atenta mirada de Bryton, quien conocía todo el asunto.

–Te llevaré a mi casa, Ron. No es buena idea que cojas el coche.–Habló la muchacha, cuidándolo como él había hecho con ella todo ese tiempo.

El nombrado asintió, tratando de no romperse y llorar.

Bale nunca fue una persona mala, tenían puntos en los que no coincidían, aún así, confiaban plenamente en ambos. El estratega le había dado una oportunidad cuando sólo era un crio soñador, protegiéndolo hasta que consiguió ser lo suficientemente fuerte para valerse por sí mismo.

Megan lo guió hasta su nuevo coche y el adulto entró, ocultando el rostro entre las palmas de sus manos y culpándose.

La menor les hizo un gesto de despedida al ex rebelde y el profesor, este último se acercó a ella con una expresión seria.

–¿Vas a dejar que se quede en tu departamento, Megan?–Preguntó incrédulo y lleno de unos celos que no podía controlar.

La nombrada levantó una ceja confusa, no sabía como actuar, para ella, Nolan seguía siendo muy importante, no obstante, no lo deseaba de aquella forma y debía comprenderlo.

–Soy lo suficientemente madura para saber lo que quiero.–Contestó abrumada, necesitaba escapar de ahí y consolar a Ronald.

El soldado levantó la mirada, fijándose en como la violinista discutía con el profesor.

–No creo que lo seas.–Gruñó con molestia.–Solo tomas decisiones que te hacen daño, más tarde vas a venir a mí y querrás que te consuele.–Rió con amargura, mientras la joven aguantaba las lágrimas que se habían agolpado en sus pupilas verdes.

No iba a llorar, era más fuerte que todas aquellas palabras.

–Lo hago porque eres mi amigo.–El dolor de aquella frase golpeó el tórax del hombre.–Lo siento pero yo no puedo amarte de la forma en la que tú lo haces.–Terminó la conversación y rodeó el coche para subirse en él.

Nolan tenía los puños cerrados y observó como Ronald le tomaba la mano intranquilo por como se estaba sintiendo. La violinista hizo el último contacto visual con su ex pareja y encendió el motor, abandonando el lugar.

Llegaron al departamento de la menor tras unas largas horas. Subieron silenciosos por las innumerables escaleras del piso y entraron en un pequeño y colorido estudio.

El militar pasó los ojos por todo el salón, asombrado por lo bonita que era la vivienda de su compañera. Las paredes eran de tonos azules y estaban cubiertas por muchas fotografías, se acercó para apreciar una de ellas y se sorprendió al ver a Neil y Holly abrazados.

–¿La tomaste tú?–Preguntó mientras Megan recogía unas partituras que habían caído a causa de Regaliz.

–Sí, vinieron a visitarme este verano.–Contestó orgullosa, Ronald se sintió un poco mejor, aún así, notaba un gran vacío dentro de su pecho.–Puedes ducharte primero, tu padre se dejó ropa aquí, póntela mientras que te lavo el traje.

El mayor no pudo evitar sonreír y asentir. Megan estaba tan sucia como él, su cabello castaño tenía polvo y el vestido ya no se caracterizaba por el color rojo, ahora, este se mezclaba con tonalidades blancas y grises.

Hasta que llegue la paz जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें