Capitulo 26: Padre.

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La vuelta a la libertad de Pat Silver fue demasiado inesperada.

Neil, tras una larga y sangrienta batalla, había descubierto un sótano lleno de rehenes. Entre ellos, el progenitor de la chica que residía en su casa, se encontraba herido y hambriento.

Habían pasado justo diez años, una larga década desde que el destino lo separó de su familia. Emma Silver, quien era la viva imagen de su hija, recibió un disparo intentando no perder a su marido. Ahora, este se encontraba en la libertad de los distritos, sin rebeldes de por medio.

El mayor de los Newman le extendió un café en la mesa de su cocina, el ex prisionero acababa de darse una larga ducha y la barba que lo había acompañado durante su cautiverio residía en la basura del hotel, sin ella su aspecto parecía mucho más joven, no superaba los cuarenta años.

Ronald se quedó pegado en el marco de la puerta, la chica y su padre eran muy parecidos, compartían el mismo iris verde y aquellas pecas tan características. Cerró los ojos, cansado, necesitaba visitarla. Desde que habían ingresado a la joven no había dejado de pensar en ella ni un solo segundo, la visitaba hasta que el horario de visita finalizaba, allí pasaban las tardes, el soldado sujetaba su mano mientras dormía, acomodaba la almohada para que estuviera cómoda y le leía los libros que la familia traía para ella.

La paciente sonreía aún muy débil y les agradecía las molestias, pero su actitud había cambiado. Estaba más pensativa que nunca, Bettina les había comentado acerca de las pesadillas y los ataques de ansiedad. Megan no era capaz de escuchar un sonido fuerte, si algún ruido le parecía más alto de lo normal, lloraba y se congelaba. Había desarrollado un trauma.

–Quiero que venga a vivir conmigo.–Comentó el hombre con la taza entre sus manos, el calor de esta llegaba hasta las yemas de sus dedos.

Neil apretó los labios, desolado, notó como su esposa apoyaba ambos brazos en sus hombros para tranquilizarlo. Querían que se quedase pero la menor no les pertenecía. Megan estaría feliz de volver a vivir con su padre, con su verdadera familia.

–Está bien señor Silver.–Holly habló y le regaló una sonrisa triste aunque agradable.–Pero su hija necesita tiempo, esta pasándolo realmente mal y no está en las mejores condiciones para un cambio tan grande como es marchase. Espero que pueda comprenderlo...

Los fieros ojos del adulto que tenía enfrente la enmudecieron, estaba enfadado y parecía no querer seguir escuchando.

–Sé perfectamente lo que tengo que hacer con mi niña.–Era testarudo y no quería perder más el tiempo, suficiente lo había hecho todos aquellos años.–Soy capaz de cuidarla, ahora mismo es lo único que me queda.

Ronald pasó la mirada por su sorprendida madre y se entristeció, entendía a ambas partes. Él tampoco deseaba que se la llevara, sin embargo, el egoísmo no era lo correcto.

–Siento mucho su pérdida .–Neil pegó un trago de vino y suspiró soportando el dolor de su pecho.–Prepararemos las maletas.–Aseguró destrozando a la familia.

Ya no había marcha atrás.

Dos días más tarde , le dieron el alta a Megan. Ronald fue a recogerla con una sonrisa en el rostro, en el momento que cruzó la puerta para entrar en el establecimiento, volvió a recordar su primer reencuentro, la muchacha, destrozada, luchó por hacerse la dura.

Esta vez, Megan estaba sentada en la sala de espera, el cabello lo tenía recogido en una cola de caballo y llevaba un vestido suelto para que no rozase contra las vendas. Hicieron contacto visual y la ayudó a levantarse.

–Ron.–Lo llamó mientras caminaban hasta su vehículo. El corazón del sargento se detuvo inmediatamente, muy pocas veces había pronunciado aquel apodo cariñoso. Se giró para prestarle atención y abrió la puerta del coche negro.–No me lleves a casa aún.–Pidió con lágrimas en los ojos.–Escapémonos solo por hoy.

Hasta que llegue la paz Where stories live. Discover now