A ROBERTO CÉSAR CRISPO

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Evóquese ahora precisa como un sueño cierto,

que bien sentida de Calabria, la latina tierra

que agotó los ojos de tus mayores en la guerra,

al legado blasón que aún en el bronce no ha muerto,


fundió duras letras que son los símbolos cabales

para urdir inmediatos destinos de sangre y gloria;

así nuestros dos comunes nombres en la memoria

sobrevivirán, del Cielo, al color de sus metales.


Las sucesivas márgenes del Leteo al olvido,

que sus dones por siempre ocurren siempre en su postrero

caudal, no borrarán razón ni amor aquí sentido.


Si aquí cada punto es Ninguna parte, lo primero

eterno es para el eterno Tiempo en que se es vivido:

veremos del paraíso su alto ocaso ligero.

La anochecida nocheWhere stories live. Discover now